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La economía cultural es uno de los temas más complejos del sector porque existe una vasta diversidad y cada práctica creativa y sus necesidades pueden ser muy diferentes entre sí. Por ello es necesario revisar modelos de producción, apostar por una mejor distribución del presupuesto, proponer esquemas tributarios y fomentar la creación de políticas públicas de apoyo a las industrias culturales.

Estas son algunas de las conclusiones y propuestas que se plantearon en la mesa de diálogo dedicada a la economía cultural, que impulsa el equipo de transición cultural de la siguiente administración.

La mesa que fue moderada por la arquitecta y gestora María García Holley y la antropóloga y gestora Mariana Delgado, registró poca asistencia presencial, alrededor de 35 personas, e igual número de vistas en vivo vía streaming.

Una de las inquietudes que más se planteó es la inestabilidad laboral, así como las pocas o nulas prestaciones como seguro social, vacaciones y aguinaldo.

Octavio Jiménez, miembro de la Asociación Mexicana de Ilustradores, dijo: “A nosotros, y creemos que también a muchos otros, nos falta un ambiente laboral más saludable, sin trabajo especulativo, sin la certidumbre de lo que nos van a pagar, sin acceso a una pensión; se trabaja sin ningún otro derecho más que el pago que se acuerda, se hacen trabajos extraordinarios de entrega. Esto es una realidad muy puntual de mi gremio y se está normalizando, por lo que necesitamos un régimen tributario más acorde”.

En redes sociales también se manifestaron en este sentido. Durante la transmisión en vivo, la Compañía Teatral Alasartesehadicho, escribió: “Merecemos respeto y no nos pidan gratis nuestro trabajo, sí a la apertura a las convocatorias, a las capacitaciones, porque muchos también no saben cuánto cobrar y al bajar sus costos no se percatan que nos afectamos todos”.

Por su parte, Marisa Lara y Arturo Guerrero, con 34 años de trayectoria artística, indicaron que los artistas sostienen toda una estructura económica cultural. Sin embargo, no existen como unidades productivas y se cree que “viven del aire”. Por eso, dijo Marisa Lara, el artista debe pasar de ser una figura de omisión a ser una “figura de inclusión social”, con una economía sana sin una visión paternalista del Estado. “Es preciso que se fomente la venta del trabajo artístico y se creen medidas de financiamiento, en su remuneración y en su venta es donde se juega la posibilidad de producir arte, por ello es necesario brindar elementos de operatividad a los artistas”.

También se destacó que el artista no tiene que ser un administrador. “Para eso existe la figura del mediador, del gestor cultural, entre otros”, pero se reconoció que hay que fortalecer la profesionalización de los creadores para poder tener más herramientas para los procesos productivos.

Se planteó además la necesidad de impulsar más la participación de la industria privada y, como en casi todas las mesas que se han desarrollado desde hace unas semanas en el Centro de Cultura Digital, se solicitó que haya más presupuesto para el sector cultural.

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