Guillermo Sheridan y Ángel Gilberto Adame son coordinadores de Octavio Paz: Los años en San Ildefonso, un libro que está conformado por textos del propio Nobel de Literatura; así como con textos de José Alvarado, Malva Flores, Carmen Boullosa y David Huerta, entre otros.

Adame y Sheridan, ambos colabores de EL UNIVERSAL, señalaron que más que coordinadores del libro, fueron “compiladores”. Sin embargo, ¿encontraron algo sobre Paz que no estuviera registrado?, se les preguntó a los investigadores durante la presentación del libro en el Antiguo Colegio de San Ildefonso.

“Seguramente”, respondió Sheridan, pues “Octavio vivió una vida muy larga, un siglo muy largo, es decir, hay una enorme cantidad de información y por las investigaciones que se están realizando, las pesquisas, las lecturas críticas, se está generando gran cantidad de información. Los errores mismos de lectura e interpretación se convierten a su vez en objeto de investigación”, pero no sólo eso, la ceremonia notarial en la que se depositaron las cenizas de Octavio Paz y su esposa Marie-José Tramini, en el Colegio de San Ildefonso, añadió, “arrojó nuevos enigmas y misterios sofisticados. En fin, es una presencia que está viva y que actúa todo el tiempo”.

Adame agradeció a Alejandro Magallanes la ilustración para la portada del libro y resaltó que, a pesar del entorno político en México y el mundo en el que se encontraba la juventud, “Octavio Paz aterriza, temporiza, se abre a la poesía y de aquí genera, y nace el poeta”.

La presentación del libro es parte de la Cátedra Extraordinaria Octavio Paz. Otra actividad fue la conferencia “Octavio Paz en el Siglo XXI”, en la que participaron David Huerta, Guadalupe Nettel y Christopher Domínguez Michael.

En su oportunidad, Nettel indicó que en este siglo “se abre una gran oportunidad de rescatar a un escritor que es nuestro, de volverlo a conocer, de podernos apoderar de él y sus escritos, de republicarlo”. Para ello se debe implementar una estrategia para “volverlo a poner en el panorama de las letras mexicanas y de una forma atemporal, que por fin Octavio Paz se instale en el lugar en el que le pertenece, que es el de la eternidad, de lo atemporal, un lugar en el que su obra trascienda su persona, las rencillas en las que él participó, que lo rodearon y contaminaron de toda esta especie de atrocidad, de lo que verdaderamente vale la pena, que es su literatura. Está bien cuestionarlo, dialogar con él de forma crítica, es algo que nunca hay que dejar de hacerlo, pero hay que dejar de lincharlo. Eso es algo que se hizo durante muchísimo tiempo y por miles de razones distintas, y esta especie de prejuicio sucio, turbio, que lo rodeó durante muchísimo tiempo, es hora de abandonarlo. Es un enorme escritor el que tenemos, nos guste o no como se haya comportado como ser humano, en su vida privada, con sus amigos, colaboradores, con sus enemigos… Ésta, su obra literaria, nos pertenece y no tiene que ver con debates, rencillas, ideologías, es algo mucho más valioso y que vale la pena recuperar”.

Domínguez Michael señaló que en el momento del movimiento estudiantil de 1968, Paz se desempeñaba como funcionario, pero la diferencia es que fue el único que renunció a su cargo, aun así, dijo que no lo considera un ser angélico. “Tenemos el consuelo de tener un crítico poeta”, que creyó estar frente a un nuevo mundo después de 1989: “Pero no. Bajo formas distintas persiste el estalinismo y el mundo se llenó de regímenes populistas. Políticamente, el pensamiento de Paz es tristemente actual”, dijo.

Guillermo Sheridan
Escritor 

“Octavio (Paz) vivió una vida muy larga, hay investigaciones que se están realizando, pesquisas, lecturas críticas... “

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