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Durante seis semanas, la avenida Yucatán en su intersección con Insurgentes se convirtió en una zona de escombros. Los restos del edificio que colapsó el 19 de septiembre en Álvaro Obregón 286 se concentraban en esa esquina; ahí eran triturados para ser llevados a otro sitio. En 1985 esa misma esquina fue uno de los tantos escenarios trágicos del sismo de ese año, pues un edificio habitacional colapsó totalmente. De la catástrofe de hace 32 años no quedó más que un lote baldío que con el tiempo se convirtió en un estacionamiento.
Un mes después del último sismo, un grupo de jóvenes artesanos y artistas de la Roma tomó este crucero como punto de partida para una iniciativa artística que busca tomar los muros y paredes como un espacio de memoria, y para reactivar la vida cotidiana en la colonia, ya que la tragedia de septiembre pasado redujo las actividades en la zona y ha provocado el éxodo de algunos habitantes.
Va Por La Roma (#VaPorLaRoma) es una propuesta del colectivo Jóvenes Artesanos, que desde hace siete años comercializa productos artesanales y promociona las tradiciones de los pueblos indígenas en esta zona. El objetivo es crear un circuito con 68 murales, el mismo número de pueblos indígenas en el país, explica Aida Mulato, coordinadora del proyecto.
Hasta ahora, cuenta Mulato, todo ha funcionado gracias a donaciones que han hecho vecinos, artistas e instituciones educativas que comparten el mismo sentimiento: reconstruir y devolverle la vida a la colonia. “Cuando me puse a buscar y a pedir muros, los vecinos aceptaron de inmediato, algunos por la experiencia que habían vivido en 1985, pues vieron como decayó. Es urgente que la colonia se reactive, si no, pasará lo mismo”.
El circuito de murales, que se puede recorrer en visitas guiadas, propone una ruta artística para conocer el trabajo de esos jóvenes artistas, pero sobre todo una manera de acercarse a calles, esquinas y áreas marcadas por las tragedias de 1985 y 2017.
Es el caso del crucero de Yucatán, Insurgentes y Medellín, donde en el 85 se desplomó un edificio y en 2017 fue área para recolectar escombros. Ahí, en la fachada de un edificio departamental, JM (José Manuel Gómez) plasmó el perfil de una mujer mazateca con elementos de esa cultura indígena. Mirada mazateca se erige como un mural en homenaje a esa comunidad y como un recuerdo de las catástrofes. La obra también marca el inicio de este circuito artístico. “Los vecinos nos lo donaron por la historia que hay detrás. Desde ahí vieron todo el 19 de septiembre, vieron la polvareda que levantó el edificio de Medellín y San Luis Potosí, el de Álvaro Obregón”, recuerda Mulato.
Área multicultural. En la calle de Zacatecas, en un muro alto de la Universidad de la Comunicación, Gran OM y Kloer pintaron a una mujer indígena con rebozo y un sagrado corazón de lámina repujada en las manos. Roma de todos y para todos se llama esta obra que dedicó a los grupos indígenas que también habitan la colonia. Y es que, la Roma no sólo está habitada por comunidades extranjeras, también hay vecinos de pueblos originarios, sostiene Mulato: “Cuando iniciamos el proyecto, nos cuestionaron por qué hacerlo en la Roma y no en comunidades afectadas como Juchitán o Xochimilco; nos decían que por qué aquí en una colonia elitista, clasista, donde se están viviendo procesos de gentrificación fuertes, pero la realidad es que sí hay gente de pueblos indígenas con la que convivimos a diario, la gente que vende los tamales, las flores, las artesanías”.
Además, en la Roma hay varias iniciativas, como el colectivo Jóvenes Artesanos, que colaboran con artesanos y creadores indígenas.
En otro de los muros de la Universidad de la Comunicación, JM pintó otro mural con los colores de la bandera nacional, dibujó un águila de grandes dimensiones que hace referencia al país como “pueblo unido”.
En un diseño de color rojo pintó un códice dedicado al dios Xiuhtecuhtli, deidad vinculada a la vida después de la muerte. En conjunto, el mural hace referencia a la reconstrucción de la colonia, según el artista.
A unos metros, en las paredes y cortinas de un edificio habitacional de Orizaba y Querétaro, Saner trazó una obra dedicada a la comunidad seri. “Es como un diálogo entre las personas mayores que vivieron el terremoto del 85 y los que vivieron el del pasado 19 de septiembre. El aprendizaje que ha dejado esas tragedias”, relata Mulato. En este caso, uno de los personajes claves fue don Jorge, un vecino que padeció el terremoto del 85 y vio cómo entonces su colonia se quedó en ruinas y abandonada.
Mariana Gudiño, una joven artista de Morelos, le dio continuidad al muro de Saner y plasmó un campo de donde brotan hojas moradas, hongos y flores blancas. La obra está acompañada de un pequeño poema.
Sobre la otra banqueta, en la cortina de una casa, Mariana Álvarez (Pollo Bollo) dedicó una obra a los nahuas de Hueyapan, comunidad poblana que también fue afectada por el sismo de 2017. A una calle, en la esquina de Córdoba y San Luis Potosí, artistas como Felipe González, Santiago Savi y Adrián Cuevas también pintaron murales en tres espacios distintos. El primero hizo un homenaje a una niña zapoteca en el muro de vecinos que en 1985 presenciaron la caída de un edificio en ese cruce y participaron en las labores de rescate de las víctimas. El lugar donde estaba ese inmueble que se derrumbó ahora hay una arrendadora de autos. Ahí, Cuevas dedicó un mural a la comunidad purépecha y a las víctimas de 1985.
En el edificio de al lado, sede de la Universidad de Londres, Santiago Savi pintó un mural que refiere a las mujeres mixtecas de Tlaxiaco, Oaxaca.
En la esquina de Córdoba y Querétaro está la sede de Jóvenes Artesanos, espacio que funciona como galería y para talleres y actividades que promueven el arte y la cultura indígena. Este lugar también fue intervenido por artistas, como Adrián Cuevas. Esta esquina, dice Mulato, es un ejemplo de reconstrucción; relata que cuando ellos llegaron, ahí seguían las ruinas del sismo de 1985. “Había montones y montones de basura, lo que hicimos fue arreglarlo y lanzar una convocatoria a amigos, a vecinos, para recuperarlo, planteamos el proyecto al dueño del edificio y aceptó. En un año lo recuperamos y comenzamos a organizar talleres artesanales, conciertos de música tradicional, exposiciones, fue un trabajo en equipo”.
Esa misma experiencia es la que buscan replicar en el proyecto Va Por La Roma. La información sobre los recorridos y las actividades de fondeo se puede consultar en las redes sociales del colectivo Jóvenes Artesanos o del proyecto con el hashtag #VaPorLaRoma.