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A casi cinco meses del 19 de septiembre, la colección que el Museo Arqueológico de Xochimilco exhibía en sus salas sigue tirada y desordenada esperando a que peritos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) acudan a realizar los dictámenes correspondientes.
Los movimientos del sismo de ese martes no sólo hicieron caer la barda perimetral y dejaron grietas en las paredes del edificio histórico que alberga el museo, una casa de bombas construida en 1905 para canalizar el agua a la ciudad. La agitación del inmueble y el subsuelo provocó que las piezas exhibidas se desplazaran de su lugar o se cayeran una sobre otra.
Una de las vitrinas con objetos de cerámica que narraban la importancia del maguey entre el pueblo xochimilca se rompió, algunas vasijas y figurillas de piedra siguen en el suelo, entre vidrios y elementos de la museografía. “No hemos podido levantar porque necesitamos que llegue el ajustador, tiene que ser especialista en obras de arte, hará el levantamiento de piezas para que se puedan restaurar. Eso se tiene que hacer entre INAH y la delegación, el instituto nos tiene que indicar qué procede en la restauración”, aseguró en entrevista la administradora del museo, Anáhuac González.
Comentó que lo mismo pasó con parte de la colección resguardada en bodegas. “Algunos anaqueles se cayeron, se rompieron piezas de barro”. El acervo consta de 2 mil 500 piezas prehispánicas. Por ahora, González estima que hay unas 20 afectadas. La cifra total, dijo, se sabrá hasta que personal del área de Registro Público del INAH acuda a realizar los dictámenes. “Aún no nos dan aviso en qué momento vendrá el ajustador”, señaló el viernes pasado.
Consultada por este diario, la Dirección de Registro Arqueológico del INAH aseguró ayer que a la fecha no ha recibido notificación alguna de las autoridades de la delegación —responsables de la custodia y preservación del acervo—, sobre la existencia de piezas dañadas por el sismo. Por lo tanto “se desconoce la gravedad de los daños”, indicó.
La oficina aseguró que “es obligación de las autoridades delegacionales informar oportunamente a esta dependencia sobre cualquier situación que atente contra la integridad de los bienes culturales, propiedad de la nación, que se encuentran bajo su resguardo, según se establece en la Ley Federal sobre Monumentos vigente; esta evidente omisión es considerada como causal de revocación de la Concesión otorgada por este Instituto para el resguardo las piezas”. No obstante, dijo, programará en breve una visita de inspección física al museo.
En entrevista, el arquitecto Víctor Olvera Toledo, titular de la Dirección de Obras y Desarrollo Urbano de la delegación, aseguró que el inmueble catalogado por el INAH presenta grietas en sus paredes, el piso se desniveló y en algunas partes se notan cambios diferenciales en la estructura.
Por ahora, el museo sigue cerrado al público. Antes del sismo estuvo en remodelación durante 11 meses, trabajos que consistieron en impermeabilización, cambio de red eléctrica y adecuaciones en áreas exteriores. Reabrió sus puertas a finales de agosto de 2017. Unas semanas después volvió a cerrar por el terremoto.
Después de eso, una de las primeras labores de emergencia que se realizaron en el museo, explicó Olvera Toledo, fue la remoción de los escombros de la barda perimetral. En el patio del museo retiraron petrograbados y esculturas de piedra que se exhibían en una galería abierta para evitar vandalismo o cualquier robo. Esa galería se acondicionó durante los recientes trabajos de mantenimiento, pues la idea era exhibir otras piezas de la bodega. Ahí está, por ejemplo, una columna de castigo del siglo XVI que era utilizada para infligir castigos públicos en la Nueva España.
Toledo Olvera comentó que con los recursos de emergencia que otorgó el Fonden tiraron los restos dañados de la barda, que no era histórica, apuntalaron un área y levantaron una malla provisional para cercar el recinto. Actualmente se realizan trabajos en el patio, pero el arquitecto asegura que se trata de obras de mantenimiento que la delegación ya había planeado antes del sismo.
Ahora, dijo, están a la espera de que el INAH y la Secretaría de Cultura de la ciudad libere recursos para emprender los trabajos de restauración. Ramón Costa Ayube, coordinador de asesores del jefe delegacional, dijo que han trabajado en coordinación con INAH, señaló que la demarcación solicitó 20 millones de pesos para atender los daños en el museo, pero aseguró que será el dictamen del Instituto el que determinará la cantidad.
Anáhuac González confía en que el espacio reabra sus puertas pronto, pues señala que se trata de un espacio comunitario, “fundamental para la vida cultural de Xochimilco”. Su apertura en 1978 se dio gracias a la iniciativa de vecinos de la delegación que buscaban un recinto donde exponer vestigios arqueológicos que por varias generaciones habían resguardado en sus casas.