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Cuando los mayas se embarcaban en un proyecto lo hacían de manera monumental. Basta ver sus imponentes pirámides, templos y palacios.
¿Y cómo conectaban las ciudades de su imperio? Con un espectacular sistema de caminos a lo largo de la península de Yucatán, por supuesto.
Cada una de estas vías se conoce como sacbe (camino blanco, en lengua maya) y un reciente estudio revela detalles del más largo de ellos: una carretera de 100 km que los investigadores han llamado "la gran calzada maya".
Esta obra se considera una maravilla de la ingeniería maya, tanto como las pirámides que erigieron en el sur de México, Guatemala, Belice y Honduras.
¿Cómo eran los sacbes y cuáles son los secretos que esconde la gran calzada blanca?
Vías multipropósitos
La principal función de los sacbes era conectar los asentamientos del imperio.
Estas vías, sin embargo, también tenían un significado espiritual y mitológico, servían como rutas de peregrinación y como símbolo de poderío político y económico entre las ciudades.
Este sistema de caminos cumplía una función clave en el comercio de bienes entre ciudades remotas.
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Los sacbes estaban construidos en piedra, con un núcleo relleno de piedras grandes y grava en la superficie, según explica un artículo de la revista Arqueología Mexicana.
La superficie del camino estaba recubierta con una capa de estuco, lo que equivalía al pavimento que se utiliza en las carreteras modernas.
Tecnología láser
A la largo de la península de Yucatán había muchos sacbes pero el más largo e imponente de ellos era el Sacbe 1, una vía de 100 km de largo construida hace 13 siglos y que conectaba a las ciudades de Yaxuná y Cobá.
Aunque estaba construido sobre terreno ondulado, el Sacbe 1 era plano, gracias a que las irregularidades del terreno se rellenaban con piedra caliza.
La superficie estaba recubierta de yeso blanco blanco brillante, hecho de piedra caliza, cal y agua, la misma fórmula con que los romanos fabricaban concreto en el siglo III a.C.
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Gracias a una tecnología láser, un grupo de arqueólogos de la Universidad de Miami ahora pudo conocer mejor cómo era la apariencia y el diseño de este camino que hoy está oculto bajo la densa vegetación.
Lo que hicieron fue disparar pulsos de luz láser desde el aire hacia la superficie y medir el tiempo que tardaba el rayo en rebotar.
Así, a partir las diferencias de tiempo de rebote y las longitudes de onda de la luz, los investigadores crearon mapas digitales en 3D para revelar las construcciones escondidas bajo la vegetación.
Este estudio puso en evidencia más de 8 mil estructuras a lo largo del camino. Además mostró que no es una línea recta, como hasta ahora se creía.
Por el contrario, la carretera serpentea para conectar pueblos y ciudades que ya existían antes de su construcción.
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"Este camino no solo conectaba Cobá y Yaxuná, sino miles de personas que vivían en las regiones intermedias", dijo en un comunicado la antropóloga Traci Ardren, líder de la investigación.
Los secretos del camino
Los arqueólogos no lo tienen del todo claro, pero creen que el Sacbe 1 se construyó alrededor del año 680 a.C, por orden de K'awiil Ajaw, dirigiente de la ciudad de Cobá.
K'awiil Ajaw fue una de las líderes más poderosas y belicosas de Cobá. Existen monumentos que la muestran parada sobre enemigos capturados.
Su objetivo al construir la vía sería el de que sus tropas pudieran viajar a conquistar la ciudad de Yaxuná y de esa manera ganar dominio en el centro de la península, ante la amenaza de la emergente ciudad de Chichén Itzá.
"Personalmente pienso que el auge de Chichén Itzá y sus aliados motivaron la construcción del camino", dice Ardren.
"Cobá estaba tratando de mantener su poderío y, ante el crecimiento de Chichén Itzá, necesitaba un enclave fuerte en el centro de la península".
A esta hipótesis, sin embargo, aún le faltan piezas para ser comprobada. Por eso Ardren y sus colegas ahora adelantan una serie de excavaciones a lo largo del Sacbe 1, que les permitan develar más misterios de esta calzada milenaria.
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