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yanet.aguilar@eluniversal.com.mx
Los 70 millones de pesos que costó la puesta en marcha, el 4 de julio de 2016, del Centro Interactivo Futura CDMX, un espacio destinado a contar la historia de la Ciudad de México, pero sobre todo a ser una herramienta para la toma de decisiones sobre planeación, infraestructura, desarrollo urbano y calidad de vida, hoy yacen en la sombra y la tecnología está resguardada en cajas.
Además, la reinstalación en el espacio donde pretenden situarlo, representará un nuevo gasto para el erario público de la ciudad, de alrededor de 10% de lo que costó el proyecto —unos 7 millones de pesos—. El proyecto, por el que se pagaron 70 millones, implicó la remodelación del Teatro de las Vizcaínas, la creación de la Gran Maqueta de la Ciudad de México que reproduce a escala la metrópoli y adquirir tecnología de punta, entre otras cosas: 60 pantallas de última generación, nueve instalaciones multimedia (de las cuales cinco eran mesas interactivas), dos participativas, una sala de consultas y un audiovisual de gran formato.
Hoy poco queda del Centro Interactivo Futura CDMX, un proyecto que costó 70 millones de pesos y que propició la rehabilitación ex profeso del Teatro de las Vizcaínas como parte del programa de rahabilitación del Centro Histórico; lo único que se puede apreciar, aunque a media luz, es la Gran Maqueta de la Ciudad de México que está en el fondo del edificio que ahora ocupa la Agencia Digital de Innovación Pública de la Ciudad de México.
Nada queda ya de los videos con la historia de México, el repaso por su vida cultural contada a través de una serie de mappings, mesas táctiles y proyectores que generaban una inmersión a la capital de México a través de 250 capas de información sobre infraestructura, centros culturales, museos, teatros, zonas arqueológicas, agua, drenaje, energía eléctrica y movilidad. Sólo queda la Gran Maqueta de la Ciudad de México en medio de dos escalinatas que podían recibir a 240 visitantes que podían vivir la Ciudad a escala y descubrir su pasado; también quedan dispuestos los proyectores y las pantallas de proyección.
Queda la memoria de tres años de arduo trabajo de un equipo que supero las 100 personas, entre ellos más de 70 arquitectos de la UNAM y la UAM, de ingenieros, geógrafos e historiadores.
Alejandro Martínez Martínez, arquitecto y maestro en urbanismo, fue el coordinador del Centro Interactivo Futura CDMX y su primer director desde que el Centro entró en operaciones. Martínez asegura a EL UNIVERSAL que ninguna ciudad del mundo tenía un centro interactivo como Futura CDMX, que sin duda fue un espacio creado para difundir la riqueza histórica de la Ciudad de México pero también era una herramienta para conocer los aciertos, los fenómenos, las dificultades de movilidad, desarrollo urbano, crecimiento de la ciudad, la sustentabilidad, pero además el intercambio con otras ciudades.
“Justamente para eso fue creado este espacio. Buscó ser una especie de laboratorio sobre el estudio y conocimiento de las ciudades, y por otro lado buscamos que la maqueta fuera una herramienta para que tanto las instancias de gobierno, como las alianzas que se pudiesen hacer con las universidades, la academia, las alcaldías o con otras ciudades, pudieran usar esta herramienta para poder territorializar sus puntos de interés y de estudio; la maqueta es una excelente herramienta para visualizarlos a nivel de escala y nos permitía vincularnos”, asegura Martínez Martínez, quien dejó al dirección un año antes de que terminará la pasada administración.
A la espera. En enero de 2019, el Centro Interactivo Futura CDMX fue desmantelado luego de dos años de operaciones; toda aquella tecnología de punta que se adquirió fue guardada por decisión de la Secretaría de Cultura del gobierno de la Ciudad de México, que desde esta administración lo tiene a su cargo, “porque había una cantidad de datos falsos, erróneos, en la información al grado tal que por ejemplo el Teatro de la Ciudad ‘Esperanza Iris’ aparecía ubicado en un lugar que correspondería más bien al Teatro Blanquita y no aparecía en la calle de Donceles donde es su lugar; y así, templos que no se corresponden a los originales”, dice Alfonso Suárez del Real.
El secretario de Cultura asegura que el equipo de Guadalupe Lozada, directora general de Patrimonio Histórico, Artístico y Cultural de la Secretaría junto con él, están realizando las correcciones a la narrativa de Futura CDMX y generando una nueva curaduría de la información histórica; además señala que el discurso de la gran maqueta también tiene que ser actualizado, pues por ejemplo no se tomó en cuenta la construcción del TEO, del Túnel Emisor Oriente que va a ser fundamental y que tiene una vinculación histórica prehispánica.
Por su parte Alejandro Martínez dice que la tecnología que se aplicó permitía la actualización de la información. “Son dos elementos primordiales: Uno. La maqueta física en la cual se tenían nueve proyectores y un sistema muy interesante para producir audiovisuales a modo de mapping sobre la maqueta, era un equipo que permitía ir generando y produciendo nuevos audiovisuales, eran audiovisuales de 12 minutos que narraban por ejemplo la historia de la Ciudad de México, el agua como uno de los recursos que debíamos preservar para las generaciones futuras. La idea era ir generando dos o tres o más audiovisuales para ir dando más información a la ciudadanía; y dos: la sala interactiva también era algo similar, tanto las pantallas táctiles como las pantallas sobre el muro también son herramientas tecnológicas que permiten su actualización”.
Alejandro Martínez señala que no fue una idea sin sentido el Centro Interactivo, que participaron expertos de la tecnología, desarrollo urbano, gestión de proyectos, incluso participaron prácticamente todas las instancias de gobierno para toda la información y acervo porque en Futura CDMX los datos estaban abiertos y en las pantallas se podían consultar planos donde aparecían, por ejemplo, cada una de las luminarias exactamente ubicadas por ejemplo en el polígono A y B del Centro Histórico, y se podían ver las redes de agua potable.
“Toda esa información estaba al alcance de todo público y para poder generar ese acervo fue una coordinación con cada una de las instancias estratégicas para que pudieran entregar toda la información que se mostraba en Futura. Ingenieros hidráulicos, ingenieros civiles, la Secretaría de Obras, Secretaría de Aguas, y obviamente todos los técnicos que estaban subiendo la información, incluso los sistemas propios que se generaron para Futura, hasta llegar a una pantalla táctil que se podían consultar. Esa era su gran virtud”, señala el arquitecto.
La promesa. Luego del cierre de Futura CDMX, la secretaría de Cultura buscó el lugar donde reinstalarlo; había dicho que lo tendría listo para Semana Santa, pero no fue así. Después, cuando pensaron en llevarlo a Iztapalapa, su intención era abrirlo el 6 de diciembre o al menos en ese mes, pero las obras en ese proyecto capitalino van retrasadas, al grado de que ahora el secretario señala que esperan tenerlo listo para julio de 2020: “Quisiéramos que coincidiera con la noche de la victoria. Es decir sobre Julio del 2020 para que coincida justo con esa histórica batalla que encabezó precisamente quién fue señor de Iztapalapa: Cuitlahuac”, explica Suárez del Real.
El secretario de Cultura ya tiene planes para el espacio donde hoy mantienen instalada la Gran Maqueta de la Ciudad de México, esa impresionante ciudad a escala que representa el tejido urbano de la Ciudad de México y que muestra las edificaciones más emblemáticas de la capital del país.
El nuevo proyecto para Vizcaínas es crear una caja negra para montar obras de teatro. “Queremos recuperar que allí estuvo el primer corral de comedias que tuvo la capital de la Nueva España, es decir, el origen del teatro moderno, del teatro occidental en nuestro país se ubicaba allí, por eso se llamaba Teatro de las Vizcaínas. Allí se llevaban a cabo propuestas concebidas para evangelizar”.