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El robo de arte sacro en México, que afecta a alrededor de 26 iglesias cada semana, se agrava particularmente por la falta de inventarios oficiales, aseguró el experto mexicano Luis López Morton.
"El problema es que no se tienen los inventarios bien puestos; cuando se tienen, se pueden comparar", dijo López Morton, director de una casa de subastas que se dedica a la consignación de arte moderno como antigüedades, libros y documentos.
Estadísticas de la Conferencia del Episcopado Mexicano y de la Arquidiócesis de la capital mexicana señalan que existen 19.000 templos religiosos, muchos con arte sacro, denominación usada para producciones artísticas con fines de culto religioso.
El robo de arte sacro en el país ha aumentado un 600 % en este siglo y en promedio cada semana 26 iglesias mexicanas sufren robos de figuras, pinturas, de acuerdo con estas fuentes religiosas.
Entre el 2001 y el 2010 fueron robadas más de 400 obras de arte sacro de la época virreinal, las cuales pueden alcanzar precios de entre 35.000 a 150.000 dólares, señalan datos del Episcopado mexicano.
El estado de Puebla es el que registra mayor número de robo de arte sacro en iglesias y después le siguen Tlaxcala, Estado de México, Ciudad de México, San Luis Potosí, Hidalgo, Guanajuato, Zacatecas, Morelos, Jalisco, según datos del Centro Católico Multimedial de México.
Entre los artículos más robados están las pinturas, esculturas, coronas, sagrarios, crucifijos, candelabros, incensarios, campanas, cálices, señala la institución, aunque la más buscada por los ladrones es, curiosamente, la Virgen de Guadalupe.
La Virgen de Guadalupe, además una de las más pintadas por los artistas de los siglos XVIII y XIX, es la imagen más valorada entre los artículos robados.
Sus destinatarios principales son, generalmente, galerías privadas, coleccionistas, anticuarios tanto en México como en Estados Unidos.
En México, el 82,7 % se asume como católico, el 7,4 % se declaró sin religión o no dio una respuesta específica y el resto profesa otros cultos, según la encuesta nacional sobre creencias y prácticas religiosas de 2016, la más reciente.
La Casa Morton se vio involucrada en un rifirrafe con la Fiscalía Mexicana tras cotejar con ArtLoss, la base de datos de arte robado más grande del mundo, el origen de algunas piezas de arte sacro que le fueron entregadas a consignación.
La base ArtLoss muestra dudas sobre las esculturas de Santa Anna y San Joaquín a la Casa subastadora y a la Policía Internacional (Interpol) que de inmediato notificó a la Fiscalía de México para que confiscara las piezas.
El robo de estas piezas fue una excepción en la falta de inventarios ya que se tenía desde el acta ministerial hasta imágenes de las figuras, lo que facilitó su recuperación.
Estas piezas de arte sacro del siglo XVIII, fueron robadas en el 2001 de una iglesia del estado mexicano de Puebla, además de que se llevaron un par de obras más del siglo XIX y una pintura de San Francisco de Asís del siglo XVIII.
"Estamos muy en contacto con Art Lost y revisan todos los catálogos y nos avisan de piezas que son falsas", comentó López Morton.
Para evitar sorpresas, el experto en subastas recomendó a los compradores que adquieren piezas de personas conocidas o de anticuarios, hagan preguntas sobre el origen de las mismas y lleven un riguroso control de la compra.
"En una casa de subastas tiene una factura y la casa puede garantizar hasta donde sea posible que todo lo que está correcto; si compra directamente a un anticuario a una persona, debe tener cuidado y preguntar de dónde salen las piezas", indicó.
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