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Los conflictos sociales y las revueltas contra la elite gobernante en el antiguo Egipto coinciden con fenómenos climáticos que hicieron descender el nivel de las aguas del Nilo, según un estudio que publica hoy la revista Nature Communications .
Investigadores irlandeses y estadounidenses han utilizado modelos de reconstrucción climática del pasado para evaluar el posible impacto de las variaciones ambientales en la economía y la estabilidad política de Egipto durante la dinastía ptolemaica, entre los años 305 y 30 antes de Cristo.
Los científicos analizaron una secuencia de erupciones volcánicas que se registraron en latitudes tropicales durante un periodo histórico especialmente convulso.
Durante los tres siglos estudiados, Egipto vivió las consecuencias de las grandes campañas de conquista de Alejandro Magno y alcanzó logros culturales como la construcción de la biblioteca y al faro de Alejandría.
Los historiadores cuentan con amplias y precisas anotaciones sobre los principales acontecimientos políticos y sociales de ese periodo, que se han conservado en antiguos papiros, así como con descripciones de las crecidas anuales del Nilo, fundamentales para las cosechas.
"Los antiguos egipcios dependían casi exclusivamente del incremento del volumen del Nilo durante el verano, debido a los monzones en el este de África, para que sus cultivos crecieran", indicó en un comunicado de la Universidad de Yale Joseph Manning, autor principal del trabajo.
"En los años en los que había una erupción volcánica, la crecida el Nilo generalmente era menor, lo que provocaba estrés social y podía encender revueltas", resaltó Manning.
El estallido de un volcán conlleva una inyección de gases sulfurosos en la estratosfera, unas sustancias que pueden mantenerse en el aire durante uno o dos años y que reflejan los rayos del sol de vuelta hacia el espacio.
Esas reacciones en la atmósfera pueden reducir la temperatura en la superficie y dificultar la evaporación en grandes masas de agua, lo que conlleva a su vez un descenso en el nivel de lluvias.
"Egipto y el Nilo son unos instrumentos muy sensibles para (medir) el cambio climático. Además, Egipto proporciona un laboratorio histórico único para estudiar las vulnerabilidades sociales y las respuestas a sacudidas volcánicas abruptas", señaló Manning.
"Gracias a que las erupciones volcánicas se pueden fijar de forma precisa en el tiempo, podemos observar cómo se mueve la sociedad en esos momentos", agregó el investigador.
sc