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Un incendio de grandes proporciones devoró el domingo pasado al Museo Nacional de Brasil, uno de los más grandes en Latinoamérica y que entre sus paredes resguardaba más de 200 años de historia.
Desde entonces los bomberos y especialistas han ido tras el rescate de las piezas que se salvaron de tal desastre. Lamentablemente muchas obras científicas e historicas se redujeron a cenizas.
Las llamas arrasaron el interior del museo el domingo por la noche, y las autoridades dicen que buena parte de la mayor colección de tesoros en América Latina posiblemente se perdió. Fotos aéreas del inmueble mostraron montones de escombros y cenizas en las salas donde se derrumbó el techo.
Los bomberos hallaron el martes fragmentos de huesos de una colección entre los escombros aún humeantes en el interior del Museo Nacional de Brasil, lo que despertó esperanzas de que un célebre cráneo haya sobrevivido al incendio que redujo a cenizas a miles de piezas científicas e históricas.
Los bomberos “hallaron fragmentos de huesos en una sala donde se guardaban muchos objetos, incluso cráneos”, dijo la vicedirectora del museo, Cristiana Serejo. “Falta reunirlos y llevarlos al laboratorio para saber exactamente qué son”.
En su colección de unos 20 millones de objetos, uno de los más preciados es el cráneo llamado Luzia, uno de los fósiles más antiguos hallados en América.
El vocero del museo, Marcio Martins, dijo que hay cientos de cráneos en la colección y que el material debía ser examinado por la policía federal, que investiga la causa del siniestro. Después, los expertos los estudiarán para determinar su identidad.
La policía pudo entrar al edificio principal el lunes, no así los investigadores. Algunos científicos se concentraban en un anexo donde se conservaban especímenes de vertebrados . Las llamas no alcanzaron ese lugar, pero sí se cortó la luz, lo que puso en peligro algunos artefactos
“Tenemos animales que deben permanecer congelados, y sin electricidad se estaban pudriendo”, dijo Marcelo Wexler, un investigador del departamento de vertebrados.
En una señal de la magnitud de la tarea que les aguarda, un guardia de seguridad del museo llegó al lugar con un documento que aparentemente pertenece a la institución y que dijo haber recogido en la acera de enfrente.
“Vine a devolverlo. Estoy seguro de que debe haber muchos más que salieron volando”, dijo Felipe Silva a los periodistas que se esforzaban por ver el documento, colocado dentro de una carpeta de plástico transparente.
Mientras se removían los escombros, los bomberos seguían apuntando sus mangueras al edificio, donde persistían algunos focos.
Un directivo del museo, Luiz Fernando Dias Duarte, dijo el lunes que todo lo que había en el edificio principal probablemente estaba destruido, y Serejo dijo al portal noticioso G1 que posiblemente el 90% de la colección estaba destruida.
Pero el martes dijo a la prensa que el personal sentía “esperanzas razonables de encontrar algunos artículos más en el interior”.
Añadió que la Unesco, la agencia cultural de la ONU, había ofrecido ayuda financiera y técnica , lo mismo que funcionarios franceses y egipcios . El museo contenía artefactos egipcios, y el ministerio de antigüedades de ese país había expresado su preocupación.
Mientras se investiga la causa, muchos empiezan a repartir culpas, señalando que años de negligencia oficial provocaron escasez de fondos e inseguridad.
Roberto Leher, rector de la Universidad Federal de Río de Janeiro , dijo que era bien sabido que el inmueble era vulnerable al fuego y que necesitaba amplias reparaciones. De hecho, recientemente se aprobó una partida de casi cinco millones de dólares para una renovación ya prevista, que incluía la mejora del sistema de prevención de incendios, pero el dinero aún no se había desembolsado.
akc