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Santo Domingo Tehuantepec.— Mientras los especialistas removían capas de yeso en una pared de los pasillos del claustro de lo que alguna vez fue el convento de Santo Domingo Tehuantepec, arriba de uno de los nichos procesionales empezó a resurgir un fresco colorido con la imagen central de un obispo. Se trataba de las primeras pinturas que se crearon cuando Cosicopi, el último rey zapoteca, construyó este complejo conventual en 1544.
Que estos frescos volvieran a ver la luz después de tantos siglos se debe a que este edificio dominico que data del siglo XVI atraviesa un proceso de reconstrucción a dos años del terremoto que el 7 de septiembre de 2017 devastó el Istmo oaxaqueño. Y no son los únicos hallazgos.
En el patio del exconvento, al remover el piso, los trabajadores encontraron restos de lo que pudo ser un asentamiento o centro ceremonial prehispánico. Mientras comienzan los estudios arqueológicos para determinar la época a la que pertenece, los dos espacios con piedras están al descubierto en las entrañas del lugar.
“Estamos muy emocionados porque esto cambia completamente la forma en que se verá el exconvento, ya no sólo será una Casa de Cultura, sino que se le asignará otro estatus. El trabajo de los especialistas ha sido minucioso, remueven capas de yeso con bisturí para no dañar nada. Lo más valioso que han encontrado son los nuevos frescos y los restos prehispánicos”, explica Luis Díaz Jiménez, director de Patrimonio Edificado de Tehuantepec.
La recuperación de este complejo conventual —que ha sobrevivido por más de cuatro siglos y está integrado por un claustro, el templo de Santo Domingo, la capilla abierta, el patio atrial, el campanario y su anexo, que funciona como obispado— están en la etapa de “proyecto de reconstrucción”, y su avance es de 40%. A la par del INAH, los trabajos están a cargo del Instituto del Patrimonio de Oaxaca y se ajustan a los 16 millones de pesos que se presupuestaron de manera inicial.
Hoy está vigente la propuesta de que al menos la mitad del inmueble se abra al público en 2020. Lo anterior si todo se mantiene tal cual está, pues por los más de 20 mil sismos que se han registrado en el Istmo desde 2017, la estructura del exconvento, a pesar de estar apuntalada, se ha resentido y ha sufrido nuevos daños menores como cuarteaduras.
La recuperación del patrimonio. Según cifras de la Secretaría de Desarrollo Agrario Territorial y Urbano (Sedatu), Santo Domingo Tehuantepec fue la segunda ciudad más dañada de Oaxaca por el sismo del 7 de septiembre, sólo detrás de Juchitán. Aquí, en esta comunidad considerada la capital cultural del Istmo, fueron 4 mil 321 las casas afectadas, de las que al menos 175 tienen valor patrimonial y forman parte del catálogo de monumentos históricos y artísticos del municipio.
Ese catálogo se creo en 2016, luego de que la autoridad municipal se preocupó por su patrimonio y solicitó una revisión ante el INAH, el cual lo actualizó a un total de 225 monumentos históricos y artísticos, de los cuales 38 son iglesias y el exconvento. Con el sismo, las estructuras de 24 de estos templos fueron afectadas en más de 60%.
Durante la contingencia, en Tehuantepec 15 casas con valor patrimonial fueron demolidas, el resto entró en el proyecto de rescate y está al 50% de su rehabilitación. Se espera que la recuperación total de Tehuantepec se alcance en cinco años, si no se interrumpe la continuidad en los trabajos entre ciudadanos, autoridades federales, municipales y fundaciones.
Que Tehuantepec acaricie la posibilidad de recuperar 100% su belleza arquitectónica, dicen los funcionarios municipales, se debe al trabajo que realizó la autoridad pasada, que garantizó una reconstrucción ordenada a corto y largo plazo, a diferencia de otros municipios del Istmo, como Juchitán, Ixtaltepec y Unión Hidalgo, que perdieron 90% de sus casas vernáculas.
Después del sismo, los primeros que llegaron a ver los daños del patrimonio edificado fueron los integrantes de la Fundación Harp Helú y en 2017 anunciaron una inversión de 50 millones de pesos en Tehuantepec, actualmente han invertido más de la mitad del recurso.
San Vicente sigue en ruinas. A diferencia de lo que pasa en Tehuantepec, en Juchitán los edificios más importantes siguen en ruinas a dos años del sismo. Tanto el palacio municipal como la iglesia de San Vicente Ferrer se mantienen en pie, pero con daños que lastiman al verlos.
En el caso del santuario a San Vicente, el terremoto afectó 90% de su estructura, por lo que se mantiene completamente apuntalada toda la nave principal y el altar. Actualmente, el avance en su reconstrucción es del 40% y en los últimos meses los trabajos no han parado luego de varios meses frenados. Ahora ya se removió el aplanado, sobre todo en la fachada y el atrio. El campanario también sigue apuntalado.
Edificado también en el siglo XVI, el edificio ha sufrido nuevas grietas en toda su estructura a lo largo de dos años. Las 22 imágenes con valor patrimonial siguen resguardadas en la iglesia del Señor de Esquipulas desde noviembre de 2017.
A un costado de esta iglesia está la Casa de la Cultura, un complejo arquitectónico que en 1972 reconstruyó el artista Francisco Toledo y que tiene daños en 70% de su estructura. Aquí los avances quedaron al 30% por parte del Despacho de Arquitectos Root Studio, contratado por el INAH y por ahora están del todo detenidos.
Los trabajos quedaron en la etapa de remoción del aplanado para verificar los daños, que incluyó el apuntalamiento y la impermeabilización del techado para que no filtre el agua de lluvia. La suspensión de la obra se dio por el cambio de autoridades en el INAH a nivel nacional, pero se espera que en breve sea retomada, pues se le asignó un presupuesto de 3.4 millones de pesos en el Programa Nacional de Reconstrucción 2019.
Después del sismo, personal del INAH y trabajadores de la institución sellaron en cajas cientos de piezas arqueológicas de gran valor, pero debido a su fragilidad y por seguridad, el INAH determinó resguardarlas en una bodega de madera que se construyó en el mismo lugar.
De este programa federal, a Juchitán también se le asignaron 10.7 millones de pesos para el palacio municipal, aunque la autoridad había proyectado para su recuperación 80 millones; en tanto, el Taller de Artes Gráficas de Juchitán recibirá 2.5 millones y a la casa del general Charis, una vivienda histórica que ha recibido a tres presidentes, se le otorgarán 2.3 millones para que recupere su esplendor.