Más Información
Osiel Cárdenas, exlíder del Cártel del Golfo, recibe auto de formal prisión; enfrentará juicio por homicidio
Jóvenes mexicanos pasan más de 2 mil horas al año en el teléfono; OCDE alerta sobre su impacto en la salud mental
Sergio Gutiérrez Luna destaca aprobación de 25 reformas en la 66 Legislatura; "Un logro histórico para la 4T", señala
Secretario de Agricultura reafirma defensa del maíz blanco; "Seguiremos apoyando la producción nacional no transgénica", afirma
¿Maíz transgénero? Rubén Rocha corrige desliz durante discurso en Sinaloa; destaca importancia del maíz blanco
Sheinbaum asegura apoyo total a Sinaloa para enfrentar violencia; "Nunca los vamos a dejar solos, aquí está la presidenta"
ssierra@eluniversal.com.mx
A la hora de definir qué se hará con Los Pinos hay que tomar en cuenta que el problema no se reduce al núcleo de la residencia, sino que la Presidencia, el Estado Mayor, el Ejército y las Guardias Presidenciales, a lo largo de los años, han ido ocupando espacio público, áreas del Bosque de Chapultepec que deberían volver a la ciudad. Así lo recalca el arquitecto Felipe Leal, por ello plantea que, ante cualquier proyecto tras la propuesta del virtual presidente electo de vivir en Palacio Nacional, es preciso contar con un plan de manejo:
“De antemano, es algo muy positivo (la propuesta de recuperar este espacio para la ciudad). Yo resaltaría el rescate de las zonas de áreas verdes y de la extensión del Bosque de Chapultepec, que además podría representar una integración mayor de las distintas secciones del Bosque. Pero para ello se necesita un plan maestro. Lo primero es analizar qué nos brinda el contenedor y a partir de ahí ver cuáles serán los contenidos”.
Felipe Leal comienza por recordar y describir la historia y geografía de esa zona de la ciudad: “La zona donde está ubicada la Residencia Oficial de Los Pinos tiene, entre otras virtudes la de tener cierta elevación. Había una serie de rancherías, y tiene muchas referencias históricas: el rancho de La Hormiga, el Molino del Rey, el Molino de Santo Domingo; Constituyentes, que era la calle de Madereros; también, muy próxima, en la contraesquina de Los Pinos, está la Casa de Luis Barragán”.
Lo que ocurrió en esa zona, recalca, es que no se mantuvo la idea inicial de Lázaro Cárdenas de ocupar sólo el Rancho de La Hormiga, sino que se fueron tomando áreas del Bosque de Chapultepec para la Presidencia.
“El problema no es tanto el casco de Los Pinos, que ya con sus 11.9 hectáreas es bastante, sino que se desprendió y fue ganando terreno: hay cuatro hectáreas frente a Molino del Rey donde hay un monumento a Madero, y esta parte pertenece a la ciudad; el Estado Mayor tiene estas cuatro hectáreas de buffer, como colchón para que los autos no pasen frente a Los Pinos. Después, el cuerpo de Guardias Presidenciales tiene otras cinco hectáreas; y luego el cuartel general de las Guardias Presidenciales, otras 3.4 hectáreas. Más adelante, atrás del Auditorio Nacional, un área de .7 hectáreas, y luego todo lo que es el Campo Marte, 18 hectáreas, que fue hecho por Manuel Ávila Camacho. Si sumamos toda esta parte de protección son más de 42 hectáreas, un terreno enorme que ocupa Presidencia, y eso es lo más delicado. Que son espacios verdes, con una gran reserva que podría tener usos de carácter social”.
La mayor extensión. Felipe Leal recuerda que años atrás, Alberto Kalach —junto con Teodoro González de León— había hecho un análisis al respecto y había comparado cuánto ocupa Los Pinos con relación a otras residencias: La Casa Blanca, la Casa Rosada en Argentina, el Palacio de la Moncloa en Madrid. Recuerda que encontraron que en todos los casos México tenía la residencia de mayor extensión. “Es como si el jefe de gobierno de España estuviera en el Parque del Retiro, en Madrid, que es el parque público por excelencia. Este es el Bosque de Chapultepec, es el pulmón más importante de la ciudad de México”.
—¿Cómo ve usted la propuesta de AMLO?
—La de Andrés Manuel López Obrador es una propuesta polémica; es positiva en el sentido de si la ciudad gana. A nivel político es excesiva el área que tiene la Presidencia en un país como México, con las carencias que tenemos. Sí debe tener una protección, sí debe estar en un lugar con cierto aseguramiento, pero no con las características que tiene. Esto ya fue un exceso.
Yo voy a la parte ambiental que me parece toral: Que se recupere la mayor parte posible, que no se pueda construir ni un metro cuadrado más, al contrario. Mi posición es que habría que retirar lo más posible de construcciones que son innecesarias para recuperarle al Bosque y a la zona de contacto con la naturaleza lo más posible.
Que se abra y que se puedan echar abajo todas las rejas, salvo las rejas perimetrales del Bosque de Chapultepec y que tenga una continuidad. Ese es un principio básico. Si hay que aprovechar alguna de las infraestructuras, que se adapten; que Campo Marte se pueda integrar a las actividades culturales del propio Auditorio Nacional, del Centro Cultural del Bosque, que sea una extensión de toda la actividad cultural y de entretenimiento, y no únicamente un resguardo, porque si el Presidente ya no va a vivir ahí, pues no se requiere toda esa infraestructura para su
seguridad.
—Pero se requiere primero de un plan de manejo...
—Sí se requiere. Independientemente de la solución que se plantee, están haciendo sus consultas, pero tiene que haber un plan de manejo. Y lo fundamental es la parte ambiental. Debe ser un aprovechamiento creativo e inteligente de la infraestructura todo lo que sea posible.
Por ejemplo, Molino del Rey es un edificio histórico maravilloso y habrá que darle un sentido a ese edificio, cómo se va a integrar el acueducto, cómo integrar la residencia Alemán que es la más grande.
Hay que aterrizar: cuántos metros cuadrados son los construidos, y poder tener una idea general para hacer un plan de manejo. Primero tienes que ver de qué tamaño, qué es ese contenedor, y después ver los contenidos y los lineamientos, que son: se va a recuperar la mayor parte del Bosque, se va a utilizar para fines sociales, comunitarios, o recreativos, y se dispone de tantos metros cuadrados.
—¿Qué opina de la convocatoria pública con propuestas ciudadanas?
—Es un poco delicado. Sí es bueno pedir una opinión, pero con base en una serie de referencias que se deben tener; primero es conocer realmente las posibilidades del lugar, las características, y en relación a eso, con una orientación que pueda tener la autoridad, una vez analizado su potencial real, hacer ese tipo de consulta. Pero una consulta abierta para recibir cualquier tipo de opiniones, unas serias y otras totalmente ocurrentes, me parece un poco delicado.
El arquitecto Leal reitera la importancia de recuperar de forma proactiva: “Hacia adelante, no hay que regodearse más en cuestiones negativas que pertenecen al pasado”.