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La zona de La Merced ha resultado ser una caja de sorpresas arqueológicas. El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) ha registrado en el lugar varios hallazgos arqueológicos que datan de épocas que van desde los tiempos prehispánicos hasta los del virreinato.
El último descubrimiento que ha causado sorpresa se trata del de los restos de un temazcal prehispánico que ha permitido determinar la ubicación de uno de los barrios más antiguos de Tenochtitlan , el de Temazcaltitlan.
El temazcal fue hallado bajo los restos bien conservados de una antigua casa que al parecer albergó a una familia indígena de origen noble. El INAH explica, a través de un comunicado, que el aplanado de estuco decorado con motivos en rojo en las paredes de las habitaciones y los pisos de bloques de adobe son los elementos que dan cuenta del origen de la familia.
Además de los habitantes, los expertos han determinado que la casa podría datar del periodo Colonial Temprano (152-1620) por los sistemas constructivos que se utilizaron: pilotes de madera de la época prehispánica y columnas cuadradas que derivan de la arquitectura europea. Sin embargo hasta ahora se trata de una fecha provisional, por lo que esperan los resultados de análisis.
En La Merced, un antiguo complejo industrial para curtir pieles
En la calle Talavera se ubicó un complejo industrial para curtir pieles, que se cree estuvo en funcionamiento en la última centuria del virreinato español.
Por los restos que dejó el tratamiento de pieles, como tinas donde se procesaban y los residuos orgánicos hallados, se pudo determinar la ubicación de cada área de trabajo, como el “área húmeda” que se ubicaba en un extremo del predio, como el “área seca” en el centro del predio, donde se trabajaban los artículos.
La Merced y el hallazgo de su antiguo canal
Foto: INAH, archivo
En abril del año pasado, entre las calles San Jerónimo y Correo Mayor , el INAH detectó vestigios de la acequia de La Merced, un pequeño canal de agua.
El hallazgo consistió en restos de los muros de la acequia, lo que ha permitido constatar su sistema constructivo.
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En las profundidades de la acequia se encontraron cerámicos: lebrillos, mayólica y porcelana; gran cantidad de semillas, figurillas de barro de uso lúdico que representan soldados y animales, crucifijos y un dije que alude a la Virgen de El Carmen, una hoja de oro (material que servía para dorar obras de arte), restos de masa de maíz, monedas y varios objetos de madera como una flauta. Todos ellos, materiales que hablan de la vida cotidiana en la novohispana Ciudad de México.
Límite de un espacio sagrado al dios del viento
Foto: INAH, archivo
En 2017, cerca de la Plaza Pino Suárez arqueólogos del INAH encontraron una subestructura prehispánica que se cree era parte de la delimitación del espacio sagrado del calpulli de Cuezcontitlan.
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El calpulli o barrio de Cuezcontitlan era estratégico, pues permitía una rápida y eficaz distribución de productos agrícolas.
En las excavaciones se encontró un muro de aproximadamente siete metros, de los cuales resaltaron sus aplanados originales. En la segunda cala se identificó la sección de un piso de dos metros cuadrados y lo que al parecer es un segundo cuerpo del basamento, el cual alcanza cuatro metros de altura.
La Dirección de Salvamento Arqueológico del INAH determinó que por la presencia de fragmentos de cerámica azteca, el calpulli, del cual se encontraron 25 metros cuadrados, estuvo ocupado durante los siglos III y IV.
Durante la construcción de la segunda línea del Metro en los años 60, fueron descubiertos los restos del centro ceremonial de Cuezcontitlan, donde se hallaba el adoratorio dedicado al dios del viento, Echécatl.
fjb