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El yacimiento de Pompeya,
la urbe del sur de Italia sepultada por la erupción del Vesubio en el 79 d.C, arroja en los últimos días un sinfín de tesoros gracias a nuevas excavaciones de las que, en los próximos meses, podría emerger "un mundo" nuevo.
El director del parque arqueológico, Massimo Osanna, explicó a Efe que los nuevos descubrimientos surgieron al tratar de asegurar una frontera de tres kilómetros que separa la parte investigada y la aún intacta e inhóspita del lugar, zona de frecuentes derrumbes.
Estas labores en el "frente de excavación" comenzaron el pasado mes de noviembre y, aunque en los primeros meses no apareció ningún resto porque consistieron básicamente en una limpieza superficial, ahora que tratan de allanar el terreno "sale a la luz un mundo".
La zona no explorada de Pompeya
corresponde a la tercera parte de todo el yacimiento, descubierto en 1748, un total de 22 hectáreas cubiertas por las cenizas solidificadas del volcán que destruyó la vida de esta próspera urbe a orillas del Golfo de Nápoles.
Y de entre este material piroplástico "seguirán saliendo más descubrimientos en las próximas semanas", vaticinó Osanna.
El último y sorprendente hallazgo fue el esqueleto de un hombre al que alcanzó una enorme piedra cuando trataba de salvar su vida en los dramáticos momentos que debieron vivirse durante la erupción, que arrasó también las cercanas Herculano, Oplontis o Estabia.
Los primeros análisis le identifican como un individuo de más de 30 años con problemas en una pierna, lo que presumiblemente impidió su escapada y acabó pereciendo en el callejón de las Bodas de Plata, donde ha sido localizado casi dos milenios después.
Ahora se sabe también que huía con la esperanza de salvarse pues bajo el esqueleto se ha encontrado un pequeño saco con 20 monedas de plata, seguramente denarios, y dos ases de bronce, una cantidad con la que una familia de tres miembros podía vivir medio mes, según han estimado los expertos en un comunicado.
Por el momento, se han examinado 15 monedas de cronología variada pero en su mayor parte de periodo republicano, la más antigua un denario legionario de Marco Antonio.
En el botín había unas pocas monedas de la era imperial, entre esas un probable denario de Octavio Augusto y dos de Vespasiano.
Estos fascinantes hallazgos, que permiten recrear la vida en la ciudad y el caos que la sepultó, son solo una pequeña parte de todo lo que se espera y Ossana prevé encontrar nuevas cantinas, casas con sus pinturas originales e incluso inscripciones electorales.
El director general del área destaca que mientras en el pasado no se documentaron correctamente las excavaciones, los nuevos exámenes en el yacimiento se llevan a cabo con las técnicas más avanzadas y con todo el cuidado: "Hay una Pompeya nueva", asegura.
El lugar tiene un pasado reciente marcado por la decadencia y los derrumbes pero que parece ya dejado atrás gracias al "Gran Proyecto Pompeya", aprobado en 2012 y dotado con 100 millones de euros de la Unión Europea que pudieron perderse por pasar años sin usarse.
Sin embargo, cuando Osanna llegó en 2014 al frente del yacimiento decidió impulsar la licitación de obras de restauración y adecuación de las canteras, supervisado por el general de los Carabineros, Giovanni Nistri, en un ejercicio de transparencia.
"Este proyecto está casi completado y ha transformado por completo Pompeya", destacó el directo, quien refirió que ha servido para asegurar el yacimiento y reabrir zonas clausuradas desde el terremoto de 1980.
Es en parte la razón de este auténtico renacimiento pompeyano en el que, por otro lado, también juega un rol importante las labores de excavación financiadas con los fondos recabados con la venta de billetes, que ascienden a 30 millones de euros al año, explica.
Pero la búsqueda de maravillas no son solo del interés de los expertos arqueólogos sino que también la picaresca y la delincuencia juega la partida y desde hace tiempo busca tesoros en las ruinas sepultadas que recaen en propiedades privadas fuera del yacimiento.
Se trata de "excavaciones ilegales" que no obstante recientemente permitieron recuperar el calco de yeso de un caballo engalanado de raza noble que murió en las cuadras de un edificio que estaba siendo expoliado por los cacos, además de utensilios de cocina o una cama.
Osanna expresó su intención de combatir a estos expoliadores que pueden provocar un daño irreparable en los yacimientos que localizan y, por ello, apostó por la estrategia actual, que pasa por cooperar con las fuerzas del orden y la Fiscalía para perseguirles.
akc