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Leonardo Patterson, acusado de expolio y falsificación de piezas precolombinas, busca un destino para su colección.
Las mil piezas del conjunto, valorado en 89 millones de euros, son fuente constante de polémicas. Entre marzo de 2008 y julio de 2016 estuvieron inmovilizadas en Múnich (Alemania) por procesos judiciales. Uno de ellos fue la infructuosa reclamación de México en 2010 de 690 piezas, extraídas por Patterson o sus colaboradores de territorio nacional durante los últimos 40 años.
El diario español El País publicó el 25 de noviembre que la colección de Patterson (nacido en Costa Rica hace 75 años) había abandonado Alemania y se encontraba en LP Art, un almacén de París, a la espera de un destino. Uno de los más probables, según el periódico, es Santiago de Compostela.
En esta ciudad de Galicia, la colección ya pasó 10 años oculta. Llegó en 1997 para una exposición, durante la que Patterson intentó venderla. Luego se perdió su pista, hasta que en 2006 la Brigada de Patrimonio recibió una petición de Perú que permitió localizar las obras en una bodega. Finalmente, Patterson las sacó de allí hacia Múnich en 2008 sin permiso legal. Sólo dejó en España las piezas reclamadas por Perú, que le fueron devueltas a su embajador. Patterson fue acusado por España de desobedecer la orden de no exportar unos bienes que estaban en litigio, pero fue exculpado en 2013, entre otras cosas porque no se presentaron denuncias internacionales contra él y ninguna de las piezas era patrimonio español.
Todo ello a pesar de que en 2007 el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) analizó el catálogo de la exposición y determinó que contenía patrimonio mexicano. Entonces solicitó a la PGR y a la Secretaría de Relaciones Exteriores recuperar las piezas a través de la Embajada en Madrid, la cual no ha aclarado a EL UNIVERSAL por qué no se logró el objetivo.
Las razones de Patterson para trasladar la colección a Alemania eran claras. El país no suscribió hasta recientemente los acuerdos contra tráfico de patrimonio de la UNESCO. Patterson se deshizo con facilidad de demandas de devolución que plantearon contra él México, Guatemala, Perú, Colombia, Ecuador y Costa Rica. De lo que no se libró fue de una condena de un año y medio por la falsificación de una cabeza olmeca.
Acervo “limpio”. La firma Irías Abogados representa a Patterson. Juan Antonio Molina, del departamento de Arte del bufete, confirma a EL UNIVERSAL que la colección se encuentra en París, y desde allí le buscan un destino.
“La intención del señor Patterson no es desmembrar la colección y venderla al mejor postor privado. Él quiere que sea mantenida intacta y presentada para el disfrute del público, y eso le honra. Pero hay que encontrar un equilibrio entre esos intereses públicos y los económicos del señor Patterson, que le han reconocido los tribunales”, explica.
Molina asegura que no tiene sentido discutir cómo fueron obtenidas las piezas. “Las circunstancias legales del patrimonio han evolucionado. Ahora podríamos decir que Napoleón fue un traficante por llevarse tesoros de Egipto, pero lo serio es ceñirse a la realidad legal de las cosas. El señor Patterson obtuvo muchas piezas en los años 60, entonces las leyes eran distintas. Ahora los tribunales alemanes han dictaminado que esa colección está limpia”, explica.
El bufete no quiere valorar por qué México no recuperó las piezas que reclamaba en Alemania. Según Molina, errores formales lo impidieron. El INAH no habría cumplido los trámites de catalogación necesarios para testimoniar que las obras son parte valiosa del patrimonio nacional.
Futuro difuso. El traslado de la colección a Santiago es sólo una posibilidad, pero no hay nada cerrado, asegura Molina. “Por patriotismo y vínculos históricos, cuando se habló de mover la colección, yo pensé en España. Podría ser Santiago porque se hizo esa gran exposición allí, pero también Sevilla o Cádiz, ciudades con más lazos con América”, indica.
El abogado admite que la mala reputación de la colección es un problema para encontrar financiadores.
Explica que la prioridad es que expertos internacionales continúen catalogando las piezas en París (entre otras cosas para combatir acusaciones de falsificaciones que pesan sobre muchas de ellas) mientras se buscan un gran comprador o fondos para el museo.
Otras de las labores de los abogados está siendo establecer contactos con autoridades españolas para notificarles que ya no existen casos abiertos contra Patterson, y evitar así complicaciones legales en el futuro. Molina dice que ya mantuvo contactos con la Brigada de Patrimonio.
El Ministerio de Educación Cultura y Deporte (MECD) español sostiene, sin embargo, que “el señor Patterson no ha realizado ningún tipo de contacto con el MECD”. El Ministerio reconoce que “no cabe ya ningún recurso contra la sentencia de 2013” que exoneró a Patterson en España, pero aclara que “no tendría ningún sentido que el señor Patterson volviera a traer a España la colección siendo el único país de Europa en el que se ha encontrado con problemas legales y siendo el único país que se ha mostrado comprometido con la lucha contra el expolio en Iberoamérica”.
Los abogados españoles expertos en patrimonio consultados por EL UNIVERSAL coinciden en que no podrán tomarse medidas contra Patterson si su colección llega a España. Otra cosa sería que los países damnificados presentaran nuevas reclamaciones sobre piezas de la colección, y que éstas fuesen aceptadas por los juzgados. Todo dependerá de la estrategia legal de esos países, entre los que se incluye México.