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sierra@eluniversal.com.mx
Aunque en un recorrido por las obras de El Monumento a la Madre, que tuvo lugar en marzo y que encabezó el entonces jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, el titular de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda (Seduvi), Felipe de Jesús Gutiérrez, había dicho que para el 10 de mayo estaría lista la primera etapa de restauración, estos trabajos aún no se concluyen, y mañana, Día de la Madre, tampoco habrá en el Jardín algún acto conmemorativo.
La escultura de la madre, que sufrió graves daños a consecuencia del sismo del 19 de septiembre pasado, estará lista a finales de julio, así lo confirmó ayer el arquitecto restaurador Gabriel Mérigo, del despacho particular Megarquitectos, responsable de las obras en el sitio y contratado por Seduvi.
Dijo que la restauración de todo el conjunto —que abarca dos esculturas y los muros de cantera y recinto que las rodean— será concluida en septiembre u octubre.
El arquitecto señaló que el conjunto, antes del temblor, tenía varios daños por la falta de mantenimiento, a causa del grafiti, la intemperie, la resina de los árboles y manchas: “Si se fija usted, olvidándonos del temblor, el estado en que se encontraba era patético, iban a inaugurar un jardín de El Monumento a la Madre —a lo mejor lo iban a restaurar después— pero requería mucho trabajo todavía”. Sin embargo, Mérigo aclara que lo que pasó no se podía haber evitado con mantenimiento, porque fue “una falla estructural”.
El 19 de septiembre pasado, la escultura central de El Monumento a la Madre, justo la de la madre, se vino abajo; por su altura fue la pieza que sufrió daños entre las tres del monumento que es obra del escultor Luis Ortiz Monasterio y del arquitecto José Villagrán García, inaugurada en 1949. Mérigo precisó que los terremotos de 1957 y de 1985 no causaron daños en la obra.
“El temblor tiró la madre, fue quizás un movimiento oscilatorio, y la pieza se fue de bruces. Lo más delgado de la escultura estaba abajo, los pies; lo más robusto estaba arriba, donde tenía su pecho y al bebé; había una ménsula de dos viguetas de acero para cargar a ese bebé, entonces todo el peso estaba arriba, y llegó el movimiento y la empujó”.
La escultura tiene un peso de alrededor de 25 toneladas y está integrada por 10 anillos que en el exterior tienen el relieve con los detalles labrados; cada anillo tiene cuatro piezas que pesan 600 kilos.
La obra cayó encima del bebé, que quedó “hecho añicos” y deterioró una parte del piso. “Los anillos son piezas a partir de las cuales se construyó la obra; 10 anillos que luego se unieron. Se dañó mucho de la parte baja, pero aprovechamos todo lo que se podía reparar, metiendo resanes e injertos, para no tener que cambiar. Es una obra de arte y entre más originalidad tenga, mejor; ésta tiene de original más de 80%. Estaba sobre una base de concreto, la columna entraba hasta adentro y era lo que la sostenía, pero la cimentación no falló sino la parte esbelta”.
Los trabajos. Tras la caída se hicieron obras de salvaguarda. A partir de octubre-noviembre comenzó la restauración que ha implicado etapas de trabajos simultáneos: “Se hizo una clasificación para separar, sobre todo, las partes más grandes; sacar los elementos de reestructuración: viguetas y varillas. Se hizo una cama para poner las piezas de piedra y desde debajo o por encima determinar los daños y repararlos. Tenemos los diagramas de cada anillo, un diagnóstico de qué reparar”.
Tres equipos, uno de los cuales es del escultor Pedro Ramírez Ponzanelli, trabajan en la obra; el espacio de la explanada del monumento se ha improvisado como taller para armar el que el arquitecto Mérigo llama “un rompecabezas tridimensional”. En otro taller se está haciendo un trabajo de varias de las piedras y aquí la mayor parte ya están clasificadas. “Hubo que revisar pieza por pieza, porque si tienen fisuras y se vuelven a colocar pueden generar problemas otra vez. Lo más crítico fue determinar qué piezas estaban en buen estado y qué piezas requerían atención particular”.
Por estos días se trabaja en el basamento, que estaba en muy mal estado. Dentro de la base se va a empotrar una columna de acero de 15 metros de alto, que estará rodeada por una cama de concreto, donde después se pondrán los anillos. Una parte de la columna —de cinco a siete metros— estará empotrada en el terreno para garantizar estabilidad.
“El propio elemento escultórico con una vigueta de acero tendrá una gran resistencia que no tenía porque el elemento era de concreto y de menor dimensión. Lo que estamos haciendo es terminar el basamento”.
Sobre las otras esculturas, Mérigo explicó que por sus proporciones no sufrieron el mismo problema que la de la madre: “Son elementos súper compactos, masivos, difícilmente podrían tener un daño así”.
Los trabajos en El Monumento a la Madre son contratados por Seduvi, que había informado que tendrán una inversión de 20 millones de pesos. A la par de Seduvi, el INBA supervisa las obras que se realizan. Gabriel Mérigo niega que haya retraso: “Estamos con los tiempos, es más, estamos más adelantados que en los tiempos propuestos...”
Para el arquitecto, “perder un monumento de estos es perder la memoria del momento en que se hizo”. Considera además que es importante que esta vez aprendamos la lección: “Tuvimos 32 años desde que fue el temblor del 85 y no fueron suficientes para prepararnos para este temblor, es poco lógico que la preparación para el temblor empezara un día después”.