Con el objetivo de mantener en pie los vestigios de adobe y ladrillo ornamentado con yeso y pintura mural de La Misión de Cocóspera , se desarrolla un proyecto de conservación.
Es uno de los pocos sitios que conserva testimonios físicos de la arquitectura jesuítica en la Pimería Alta , última región evangelizada en el estado de Sonora, motivo por el cual el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) continúa en su lucha por mantenerlo.
El pueblo, que comenzó su historia hace mil 200 años, ha sufrido fuertes cambios de temperatura (de los 60 grados a los -1), ráfagas de viento, intensas lluvias y nevadas, y hoy en día sólo se observan las ruinas de un templo.
Para detener los daños el INAH desarrolló un primer proyecto de largo aliento hace 10 años, con el que pudo colocar una techumbre sobre el área del altar mayor con resultados favorables.
El año pasado el Centro INAH Sonora inició un nuevo proyecto integral para dar continuidad al anterior y, de acuerdo con un comunicado, el mismo se ejecutará en tres etapas previstas de 2017 a 2025.
La primera está en proceso con acciones emergentes para conservar entre 60 y 70 por ciento de lo que queda de los muros originales de adobe que se disgregan por la fuerte erosión.
Para la segunda, contemplada para 2019 y 2020, se creará una cubierta permanente que protegerá la totalidad de la edificación y estará ligada a su concepto arquitectónico e histórico, así como la restauración del interior del templo.
Finalmente, en la tercera, a realizarse de 2020 a 2025, se llevará a cabo el proyecto de interpretación como sitio arqueológico e histórico, y se adaptará un área de servicios para comodidad del visitante, de acuerdo con el antropólogo José Luis Perea González, director del Centro INAH Sonora.
akc