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Piezas inéditas que arqueólogos han recuperado en los últimos años en el sitio arqueológico Zacapú, Michoacán, también conocida como Ciudad Perdida entre los habitantes locales, se exhiben en el Museo Nacional de Antropología.
Se trata de unos 90 objetos que dan cuenta sobre la vida y ritualidad de grupos chichimecas que habitaron esa región volcánica, previo a la formación del gran imperio tarasco. Un periodo poco conocido, según Gregory Pereira, director del Proyecto arqueológico Uacúsecha, quien desde hace una década ha trabajado en ese sitio, donde alrededor de 1250 a.C habitaron los uacúsecha (“las águilas” en purépecha).
“Siempre se pensó que los chichimecas eran cazadores, nómadas, que no vivían en lugares muy grandes y organizados, pero lo que hemos descubierto es que construyeron ciudades verdaderas, ciudades con una organización y un gran sistema urbanístico con construcciones para abastecer agua, comida”, explica el arqueólogo.
Añade que una de las grandes incógnitas es la manera en que lograron asentarse en un lugar inhóspito, sobre un derrame volcánico que se extendió por la zona del norte de Michoacán. “Es un pedregal donde transformaron todo el terreno para construir miles de casas, decenas de pirámides, plazas, lugares, vías de comunicación”, comenta.
Los resultados de las exploraciones que han hecho en ese sitio todavía inaccesible son los que se pueden ver en esta muestra titulada La ciudad perdida. Raíces de los soberanos tarascos.
Ahí se pueden ver objetos de cerámica, restos de animales sagrados para esa cultura, como de zopilote y de venado, así como piezas de cobre, como hachas y cuchillos.
La muestra se puede ver en el espacio de la Media Luna del Museo Nacional de Antropología hasta el 29 de julio. El recorrido se complementa con fotografías de Guillaume Roux que se exhiben en el primer piso del recinto.