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La cosmovisión de los pueblos de México ha sido plasmada a través de artesanías. Sin embargo, empresas han explotado sus creaciones y por ello han sido acusadas de plagio y robo de iconografía.
Artesanos de Tenango de Doria están en litigio con dos empresas diferentes. Adalberto Flores Gómez y Angélica Martínez , su esposa, acusan a Nestlé México por tomar sus diseños y emplearlos en sus propios productos.
Entre los diseños de los hidalguenses están un venado, un colibrí y un armadillo. Estos aparecen en unas tazas de Chocolate Abuelita.
Esos productos fueron lanzados en 2014. Desde septiembre de 2016 los artesanos emprendieron una denuncia contra la empresa ante la PGR por presunto plagio. Para poder iniciar esta acción penal, tuvieron que registrar sus diseños bordados ante el Instituto Nacional del Derecho de Autor.
Otros creadores de la comunidad Otomí fueron recientemente víctimas de una firma española que lucró con los bordados de Tenanto de Doria, Hidalgo.
La empresa Mango vende en sus sucursales y su tienda en línea prendas con valor entre mil 599 pesos y blusas de 899 pesos. A los habitantes no les sorprendió que la firma empleara sus modelos de bordado.
Kenia Montiel Pimentel
, subsecretaria de Participación Social y Fomento Artesanal de la Secretaría de Desarrollo Social, asegura que es toda una cosmovisión lo que tienen los tenantgos y que el área jurídica de la dependencia analiza acompañar a las artesanas en denuncia penal ante el Ministerio Público.
A mediados del año pasado la página change.org también presentó una petición para que una marca de ropa dejara de apropiarse del patrimonio de los artesanos textiles del país.
La cibernauta Claudia Muñoz publicó que la marca Rapsodia se aprovecha de la desigualdad de oportunidades y mercados para que los creadores no pudieran comercializar sus productos bajo precios justos.
A finales de 2015 la diseñadora francesa Isabel Marant estuvo en polémica luego que reprodujera los bordados de huipil de indígenas mixes de Santa María Tlahuitoltepec.
La comunidad de cerca de 10 mil habitantes rompió el silencio ante los rumores de que la empresa poseía una patente legal por los bordados. La empresa Antik Batik llevó a Marant ante los tribunales. Allí la diseñadora reconoció la influencia mixe de sus estampados.
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Isabel Marant retiró las blusas de los aparadores, donde se vendían a unos 290 dólares. "Se deben vender, pero debe ser la confección, las ganancias, las atenciones para el pueblo mixe, no para otra persona, no de otras empresas", dijo en esa ocasión Carmelitana Vázquez, primera regidora de asuntos educativos y culturales de Tlahuitoltepec.
nrv