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El rostro de la Ciudad de México no ha cambiado mucho desde la tarde del 19 de septiembre de 2017, cuando se comenzó a registrar el impacto del sismo de 7.1 grados al patrimonio cultural. El levantamiento de piedras ha sido lento, también la intervención de los 194 inmuebles históricos afectados que aún lucen los apuntalamientos y cuyas cúpulas se sostienen con andamios. Hay más de 918 objetos dañados, entre pintura mural, retablos, obras de caballete, esculturas policromadas, campanas y vitrales, que han sido protegidos y resguardados por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), pero que aún no son restaurados.
El 19 de septiembre, en pleno movimiento telúrico, se vino abajo la Esperanza, una de las tres piezas del conjunto escultórico que coronaba la fachada de la Catedral Metropolitana, en el corazón de la Ciudad; al mismo tiempo, la Iglesia de San Gregorio, en Xochimilco, y la de la Asunción, en Milpa Alta, sufrían daños severos. El 24 de septiembre colapsó la mitad de la cúpula de la iglesia de Nuestra Señora de Los Ángeles, en la Guerrero, que abrió un boquete en el piso, hizo polvo un Santo Sepulcro y echó abajo tres vitrales de origen alemán.
Entre ese día y hoy nada ha pasado, acaso han embalado la imagen de Nuestra Señora de Los Ángeles, puesto bajo resguardo los otros tres vitrales y cubierto las esculturas que quedaron en pie. Sólo fueron removidas las piedras y cascajo, y se apuntaló con andamios, pero de intervención arquitectónica, nada.
La semana pasada acudió Sakbé, la empresa que podría emprender en un mes los trabajos de restauración del templo que fue catalogado con daños mayores, pero que sigue atendiendo a su feligresía. “Ayer vino la empresa que hizo los retiros y parece ser que ellos son los que se van a hacer cargo de los trabajos de restauración. Vinieron inclusive con un experto de Italia. Las dos noticias buenas es que en un mes esperan iniciar trabajos y revisaron todo el anterior y el campanario; aunque si está muy dañado, me dijeron que el inmueble ha resistido bastante bien; el agua no ha afectado tanto ni se incrementaron las grietas”, señala Marco Antonio Fuentes, sacristán de la parroquia.
Este templo, al igual que la Iglesia de Nuestra Señora de Loreto, San Gregorio y la Asunción, está catalogado como con daño mayor; hay otros considerados como daño moderado y daño menor, que se han atendido poco a poco a lo largo del año.
Liliana Giorguli, coordinadora nacional de Conservación del INAH, reconoce que hay un retraso en los trabajos de restauración pero, dice, están avanzando y asegura que cuentan con la suficiencia presupuestal para atender los daños al patrimonio histórico mueble e inmueble.
“Le aseguro que tenemos suficiencia presupuestal para atender todos los daños de la xiudad. Sí hay los recursos a plenitud, tanto del Fonden como de la aseguradora de INAH nos dan la suficiencia presupuestal para la atención de los daños del sismo, lo que pueda generarse a través de financiamiento de terceros, pues será complementario”, asegura Giorguli.
Están en la fase de recepción de proyectos y dictaminación para luego bajar los recursos, y los trabajos podrían comenzar en un mes. “Esperamos que antes de que termine este año varias de las acciones de conservación o de protección del patrimonio mueble estarán concluidas en los casos de atención menor. En términos genéricos esperamos concluir entre 2019 y una parte de 2020; en algunos proyectos será quizás hacia 2021”.
La Secretaría de Cultura de la Ciudad de México no dio entrevista pero a través de un comunicado dijo que de los 193 inmuebles —uno menos de los que maneja INAH—, 123 se atenderán con recursos con cargo al Fideicomiso Fonden por un monto de 532 millones de pesos, y los 70 restantes con recurso del seguro, por un monto de 240 millones de pesos. Asimismo, para los bienes muebles, 198 se atenderán con recursos del Fonden y 720 con recursos del seguro.
Sin embargo, Graciela Mota, presidenta de ICOMOS México, señala que nada se ha hecho y que todo está tirado en la ciudad. “Es importante que el tema del patrimonio cultural se comprenda, no son piedras viejas, es el patrimonio vivo y la dignificación de los citadinos lo que está en juego, es verdaderamente lamentable cómo hemos vivido esta falta de razón y corazón. La Ciudad de México es el mejor ejemplo de lo que no se tenía que haber hecho”.
El patrimonio del siglo XX. Xavier Guzmán, subdirector de Patrimonio del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), dice que el impacto del sismo sólo afectó a 322 inmuebles con valor artístico y que éstos sufrieron daños moderados.
Además, en 90% son inmuebles de propiedad privada, con lo que ellos mantienen sólo la supervisión, y que en el 10% restante sí tienen la declaratoria de monumentos y son en los que han trabajado.
Entre los inmuebles que tienen declaratoria de valor artístico y que resguarda el INBA están el edificio de Correos, el Banco de México, el Museo Nacional de Arte y el de San Carlos, entre otros. “Los daños fueron moderados y no tienen nada que ver con la tragedia que sufrió el patrimonio histórico”, señala Xavier Guzmán.
Entre las esculturas con daños mayores e intervenidas, Dolores Martínez, directora de Arquitectura del INBA, cita el Monumento a la Madre, una intervención que, dice, lleva un buen avance, “ya está completamente concluida la recuperación de la base, ya está en pie el niño con su mamá y en proceso de conclusión”.