“Lo que está pasando en el Conservatorio es un síntoma generalizado del (INBAL). Esta escuela es la punta del iceberg”, afirma Alexis Martínez, presidente de la Sociedad Estudiantil del Conservatorio Nacional de Música, que desde el lunes pasado entró en un paro de 48 horas hábiles, tras la votación hecha por su asamblea estudiantil y que ayer, por la tarde, volvió a deliberarse (hasta el cierre de edición no había datos sobre lo que se decidió).

El paro de actividades movilizado por los estudiantes del Conservatorio —no sobra decir que es una de las principales escuelas de música de México— se suma a la protesta de los maestros del sistema educativo del que desde el 18 de septiembre mantienen por la irregularidad en el pago a los maestros. Esto llevó a otro paro, hecho por instituciones como la Academia de la Danza Mexicana, la Escuela Nacional de Arte Teatral y la Escuela de Diseño, entre otras, y afectó a alrededor de 500 trabajadores. En dicho momento, ante la amenaza de un mitin fuera de las oficinas del INBAL en el Centro Cultural del Bosque, el subdirector general de Administración, Pedro Fuentes Burgos, atendió a las siete representaciones sindicales del sector académico del INBAL.

Pero hoy, representaciones sindicales informan que los pagos han sido cubiertos y que el paro de actividades ya se atajó. En medio del tránsito entre una administración y otra, el sistema educativo del INBAL —sea que levanten la voz los estudiantes o los profesores— se unifica en una crisis causada por la falta de recursos y la desatención.

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“Digamos que, este año, el primer precedente de las protestas fue lo que sucedió con los maestros”, continúa Martínez. Sin embargo, en los últimos años ha habido otras protestas a las que se sumaron estudiantes de varias escuelas del INBAL y la denuncia del abandono de la institución. El paro impulsado por los maestros ya se detuvo, pero son tres las instituciones de educación artística musical donde las actividades fueron frenadas por los jóvenes, en busca de que las autoridades solucionen sus demandas: el ya citado Conservatorio, la Escuela Superior de Música y la Orquesta Escuela Carlos Chávez.

Las protestas realizadas en el pasado ayudaron a la formación de la Asamblea General Estudiantil Interescuelas del INBAL, que ha permitido la comunicación entre estudiantes y les ha hecho darse cuenta de ciertas carencias similares en diversas escuelas, agrega Alexis Martínez.

En el caso del Conservatorio, las demandas pueden dividirse en cuatro ejes: falta de mantenimiento y recursos, favoritismos, abandono de las instalaciones y la rendición de cuentas. “Lo más urgente es la necesidad de una auditoría externa. No sirve de nada pedir un presupuesto más alto, si habrá las mismas fugas; el plan de estudios no se ha actualizado desde 2006; también queremos descartar la posibilidad de que haya maestros aviadores y necesitamos la democratización de los procesos, que se consulte más a la comunidad estudiantil sobre cuáles son sus opiniones. Que en la designación, por ejemplo, de los directores, haya una influencia más estudiantil porque, finalmente, nosotros somos la base”, abunda Alexis Martínez.

Para darle precisión a las demandas, podría mencionarse que en la temporada de inscripciones y reinscripciones hubo un aumento, cuentan tanto Martínez como Carlos Galicia, secretario de la Sociedad Estudiantil del Conservatorio: de tener un costo de 2 mil 100 pesos pasó a 2 mil 501. Si bien hay exenciones de pago para alumnos en vulnerabilidad económica o con un rendimiento alto, son minoría (35 casos en una matrícula de alrededor de mil estudiantes). Otro ejemplo es el del mobiliario con mesabancos que no son funcionales y datan de hace 50 años; y el abandono de instrumentos que se usan esporádicamente, como el contrafagot o el arreglo que requieren dos órganos. Llevan también cinco años sin taller de ópera.

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Martínez dice que lo único que se logró es que la escuela fuera incluida en el Programa Nacional de Reconstrucción: “Se arregló un ala del Conservatorio, la de Masaryk, la de piano; otra ala, la de Campos Elíseos, aún no se arregla. Se adquirió un piano para la sala de conciertos, supuestamente muy caro, ese fue el gran logro de la dirección actual. Pero este piano no significa nada para nosotros porque está en el auditorio principal. Para que podamos tocarlo es un problema, necesitamos pianos para estudio, que nos ayuden en nuestro quehacer musical y académico. No necesitamos un instrumento, necesitamos varios y necesitamos que haya instrumentos de estudio”.

A través de la Fundación INBA, continúa, se han comprado instrumentos: “Además, aquí está la Fundación Amigos del Conservatorio. Queremos ver qué ha sucedido y descartar algún tipo de corrupción. Por eso estamos pidiendo la auditoría”.

Es importante precisar que la asignación presupuestal que el INBAL ha determinado al Conservatorio ha variado entre 2018 y 2022 en un margen que no sale de los 2 mil 100 millones de pesos y los 2 mil 300 millones, según un documento de Word que la dirección les envió, informan los estudiantes. A la fecha, lamentablemente, el presupuesto del Conservatorio no se detalla en la cuenta pública.

Otro asunto que es cuestionable es la respuesta a los 45 puntos del pliego petitorio del Conservatorio, documento del que los estudiantes proporcionaron una copia a EL UNIVERSAL. Dicen que es un PDF enviado desde el correo de la directora, Silvia Navarrete, que no incluye ningún nombre ni firma.

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Con las autoridades de la administración que recién terminó, la relación no ha sido positiva. La exsecretaria de Cultura, Alejandra Frausto, llegó a responderles en alguna ocasión, detallan, mientras que en el caso de la todavía directora del INBAL, Lucina Jiménez, nombrada ahora como directora general de Formación y Gestión Cultural, nunca apareció en ninguna de las asambleas a las que se le citó.

“No tenemos correos a nombre de Lucina, sólo tenemos correos a nombre de la Subdirección General de Educación e Investigación Artísticas (SGEIA)”.

Pero los estudiantes no dejarán de insistir, ahora, con las nuevas autoridades: “Sabemos que para la administración pasada, el INBAL no fue una prioridad. Si hay una reunión será con la nueva directora del INBAL o con la nueva secretaria,”, concluye Martínez.

A Silvia Navarrete se le pidió una respuesta ante el paro de actividades; mientras que al INBAL se le solicitó el presupuesto, año con año, del Conservatorio, sin respuesta al cierre de edición.

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