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El Patronato del Instituto Nacional de Antropología e Historia A.C. pagó 9.5 millones de pesos para recuperar tres documentos de finales del siglo XVI e inicios del siglo XVII, que estuvieron en manos de una familia por generaciones.
Nombrados por investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y de la Universidad Nacional Autónoma de México como los Códices de San Andrés Tetepilco, estos documentos narran algunos rasgos del pasado de esta región, que se encuentra en las inmediaciones de la alcaldía Iztapalapa.
En conferencia, el director de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia del INAH, el historiador Baltazar Brito, reveló que los tres códices fueron elaborados por auténticos tlacuilos residentes de San Andrés Tetepilco, “realizados bajo la tradición escrituraria indígena, que hasta el día de hoy se habían mantenido ocultos”.
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Brito subrayó que uno de los códices destaca por sus dimensiones, factura y contenido, ya que es, posiblemente, una continuación del Códice Boturini o Tira de la Peregrinación. “La particularidad es que aquí la historia fue plasmada con pictografías sumamente coloridas, mismas que, discursivamente, narran la historia de Tenochtitlan a través de cuatro grandes temas: la fundación de la ciudad, el registro de los señores que la gobernaron en tiempos prehispánicos, la llegada de los conquistadores españoles en 1519, y el periodo virreinal, hasta 1603, siendo el último evento que se registra la llegada del virrey Don Juan de Mendoza y Luna”, dijo.
Brito agregó que la triada de documentos fueron integrados a la Colección de Manuscritos Pictográficos del INAH, lo que asegura su protección y conservación.
La directora del Patronato del INAH, Altagracia Gómez, informó que los fondos para la compra de los códices vino de donaciones de empresas privadas y fundaciones y que la negociación para adquirir los documentos estuvo, en todo momento, avalada por el INAH.
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Baltazar Brito señaló que los tres documentos estuvieron, por generaciones, en manos de una familia que pidió que su identidad no fuera revelada al público.
Brito expresó que hace seis años tuvo la oportunidad de ver los códices y, tras confirmar que eran auténticos, comenzó la negociación con la familia.
Agregó que no viven en Iztapalapa. “No sabemos si (la familia) es de Iztapalapa, y no sabemos del todo cómo se hicieron de los documentos, sólo dijeron que estuvieron en sus manos por generaciones”. E informó que los tres códices serán sometidos a estudios de Carbono 14 para determinar con mayor exactitud el año de su elaboración.