Nueva York. —Entre las copas de los árboles de Manhattan se asoma un nuevo inquilino. Su color y colosal tamaño destacan a la distancia entre el vertiginoso ritmo de la ciudad. Se trata del Richard Gilder Center para la Ciencia, la Educación e Innovación, el nuevo tesoro neoyorquino que busca despertar la curiosidad científica entre sus habitantes, y por qué no, del mundo.
Es un edificio inquietante. Bien podría ser el “hogar” de un dinosaurio, debido a su fachada rocosa y sus enormes espacios que componen las ventanas, pero fue diseñado de este modo para albergar algo más feroz: la exploración y el descubrimiento, materia prima de la ciencia y del pensamiento humano.
Este nuevo complejo forma parte del Museo Americano de Historia Natural (AMNH, por sus siglas en inglés). El proyecto nació en 2014, pero la pandemia por coronavirus y la crisis climática que hoy enfrentamos refuerzan la necesidad por comprender mejor nuestro entorno y cómo funciona. “Como científico, me entusiasma que el Gilder Center revele más de los procesos interdisciplinarios de la ciencia y sea un trampolín poderoso para una integración aún más profunda de la investigación del Museo; al tiempo que inspira a nuestros visitantes a apreciar y aprender acerca de cómo toda la vida en la Tierra está conectada”, dice Sean Decatur, presidente del AMNH, en la presentación a medios, a la que acudió EL UNIVERSAL.
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El Gilder Center, ubicado en una de las principales arterias de Nueva York, la avenida Columbus, contó con un presupuesto de 465 millones de dólares. El recinto de cinco niveles albergará más de 3 mil piezas de la colección del Museo de Historia, objetos de distintos acervos: vertebrados, antropología, arqueología y unos fascinantes especímenes paleontológicas, como el cráneo de un mamut (mammuthus columbi) de hace 2 millones de años; el afilado diente de un Megalodón, el pariente extinto de los tiburones, y restos del dinosaurio Camarasaurus supremus, de la época Jurásica.
“El AMNH ha sido un faro en nuestra ciudad durante décadas, ofreciendo a los neoyorquinos una visión de las muchas maravillas del mundo. Como uno de los mayores proyectos de capital cultural de la historia reciente de la ciudad, estoy impaciente por ver qué exposiciones innovadoras y cautivadoras podrá explorar ahora nuestra ciudad”, resalta Eric Adams, alcalde de NY.
Lauri Halderman, vicepresidenta de exposiciones del AMNH, cuenta que detrás de los cristales que exhiben estos tesoros sobrevivientes a los milenios habrá un equipo de científicos que estará trabajando a la vista del público porque uno de los objetivos de Gilder Center es “inquietar a los visitantes”.
“Habrá una especie de telón de fondo, donde los científicos podrán entrar y que el público los pueda ver trabajar. Queremos que los visitantes también se hagan preguntas”, detalló Halderman en el recorrido a la prensa.
Una red conectada
La primera sala que podrán recorrer los visitantes del Gilder Center es un espacio dedicado a los “animales más diversos de la Tierra”, aquellos que inspiran a ingenieros y arquitectos por su forma de trabajar: los insectos. A través de módulos interactivos y especies vivas, el Insectario Familiar Susan y Peter J. Solomon “explora las funciones vitales que desempeñan estos seres en los diferentes ecosistemas y su evolución”, se lee en la descripción del museo.
“Desde hace medio siglo que no teníamos una galería dedicada a los insectos en el AMNH, y era muy importante para nosotros que la gente dimensionara su valor. Sabemos que el público no ama a los insectos. No es como la gran y hermosa ballena azul. Los insectos son algo que todos vemos, a veces, los menos carismáticos también aparecen en casa, pero no pensamos en ellos. No es necesario que los amen, pero sí es importante entender qué hacen en el mundo y por qué. Si hay algo que nos afecta como humanos y a nuestro suministro de alimentos, es la polinización”, destaca Lauri Halderman.
Esta exploración a lo “diminuto” también cobija un vivero de mil mariposas, que como una ráfaga multicolor vuelan alrededor de ti en distintos microambientes que el Centro les adaptó. Ellas se han apropiado tanto del lugar que, de no tener cuidado, puedes pisar alguna que reposa plácidamente en el suelo o descuidarte y no contemplar la metamorfosis de este ser.
“Son 80 especies juntas, todas conviviendo en el mismo lugar; algo deberíamos aprender los humanos”, bromea Halderman.
Además de una sala inmersiva de 360° que combina ciencia y arte, el Gilder Center habilitó 18 aulas para fomentar en estudiantes, desde nivel preescolar a universitario, de escuelas públicas de Nueva York, el valor y la práctica del conocimiento científico.
“Es un espacio que necesitábamos urgentemente. Por ejemplo, un laboratorio “verde” de química que permite a los niños estudiar sin productos tóxicos; también tenemos un laboratorio de Big Data. Muchas de estas son las habilidades que necesitan los niños y que no se pueden adquirir en todas las escuelas de Nueva York, en parte porque tenemos un enorme sistema de escuelas públicas y no todas tienen laboratorios bien equipados porque son caros. Así que podemos traer a los estudiantes, también los profesores pueden hacer planes para venir durante una semana y participar en un programa especial”, detalla Halderman.
Artesanos de la piedra
La construcción del Centro fue posible gracias a la colaboración de la iniciativa pública y privada, participaron la ciudad y el estado de Nueva York, la fundación Gilder Center y el Museo Americano de Historia Natural.
El diseño estuvo a cargo del Studio Gang, un estudio internacional de arquitectura, ganador del Premio 2020 de Arquitectura Progresiva. Weston Walker, director de diseño del Studio, cuenta que estamos ante “la estructura real del edificio”, pues fue construido rociando hormigón a presión como una forma para esculpir las “paredes”.
Además, la fachada ondulante está revestida de “granito rosa Milford, la misma piedra utilizada en la entrada de Central Park West”, contaron los anfitriones.
“Estábamos interesados en la capacidad de crear grandes aberturas en la estructura para obtener líneas de visión amplias, y que la gente pudiera ser capaz de ver lo que está sucediendo (tanto los peatones como los visitantes”), comenta Walker.
Este recinto también se convierte en una especie de puente, un “hito arquitectónico”, pues termina creando 33 conexiones entre 10 edificios del Museo Americano de Historia Natural y su laberíntica colección de más 32 millones de piezas catalogadas.
“El Centro Gilder para la Ciencia, la Educación y la Innovación es una gloriosa nueva instalación que satisface una necesidad crítica en un momento crítico: ayudar a los visitantes a comprender el mundo natural más profundamente, a apreciar que toda la vida es interdependiente, a confiar en la ciencia y a inspirarse para proteger nuestro precioso planeta y sus innumerables formas de vida”, destaca Ellen Futter, presidenta emérita AMNH. El Richard Gilder Center estará abierto al público el próximo 4 de mayo.
El nuevo recinto, que está ubicado en la famosa avenida Columbus, tiene cinco niveles en los que mostrará más de 3 mil piezas de distintos acervos del museo, entre ellos, vertebrados, antropología y arqueología. También cuenta con espacios con experiencias inmersivas, además de biblioteca. Fotos: Richard Gilder Center
EL DATO
Este recinto es un “hito arquitectónico”, con 33 conexiones entre 10 edificios del Museo Americano de Historia Natural y su laberíntica colección de más 32 millones de piezas catalogadas.