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Notimex, la agencia de noticias que miente
“¿Quién miente? Polémica entre el INBAL y El Universal”, fue la cabeza de la nota que la agencia Notimex envió la mañana del 16 de mayo pasado para sumarse a la cobertura por la criticada celebración del cumpleaños 50 del líder de la Iglesia La luz del mundo en el Palacio de Bellas Artes. Mientras que miles de mexicanos comprobaban atónitos y curiosos a lo largo de esa mañana cómo La luz del mundo había convocado desde hacía varios días a su feligresía a la celebración en el Palacio, con sólo navegar un poco en Facebook, Twitter, YouTube y Google, como había reportado este periódico, para la agencia Notimex la prioridad periodística era verificar si El Universal mentía. Pero no, El Universal no mintió como pudimos demostrar con numerosas evidencias a lo largo de los días recientes. Si el INBAL mintió, eso ya no se lo reportó la agencia de noticias a sus lectores. Ni modo. Pero aquí sí hay un mentiroso y se llama Notimex; esta es la razón: en la misma nota que mencionamos al principio, la agencia reporta: “Notimex solicitó las versiones de El Universal y del INBAL, sin que hasta el momento haya una respuesta”. Del INBAL, quién sabe, pero de El Universal, no es cierto, a lo largo del jueves 16 de mayo ningún directivo, editor ni reportero de El Universal fue contactado por Notimex para dar una versión de los hechos. Sólo hasta el día siguiente, Antonio Díaz, uno de los reporteros asignados a la cobertura, recibió la llamada de un periodista de Notimex que le preguntó si podía hablar del trabajo. Mira nada más, ¿o sea que ahora en Notimex primero publican y luego verifican?, ¿qué novedosísimo código de ética tan cool ha implementado la nueva dirección de Notimex que permite hacer esto? A doña Sanjuana Martínez le tocaría revisar esto una vez que termine de escribir y escribir y escribir tuits contra el periodista Héctor de Mauleón, y se ponga a desquitar el sueldo que le pagan los contribuyentes.
La funcionaria Sanjuana y sus rencillas personales
Con la llegada de doña Sanjuana Martínez, al parecer Notimex se ha convertido en la agencia Montessori de noticias porque ahora se libera el potencial de todos y cada reportero hace lo que le da la gana: “Escribo en la nota que ya busqué a la fuente y mejor lo llamo mañana…”; “voy a cubrir la presentación del libro de este fifí y le voy a poner una sanjuanada que a la jefa le va a encantar…”, etcétera. Vamos a interrumpir a la directora de Notimex de los interminables debates en su “cuenta personal” realizados en horas de trabajo, para que ella misma nos explique el espíritu de la nueva era a propósito de una polémica nota, una pretendida crónica que en realidad es un panfleto, en la que muchos han visto muy mala leche y muy poco periodismo sobre la presentación reciente de un libro de Héctor de Mauleón: “El reportero la escribió y la subió tal cual porque no existe la censura. Es su visión, yo no la pedí, no le escribí y no la voy a censurar”, escribió doña Sanjuana en su Twitter (viernes, día laboral, 11:38 am). ¿Cómo es que la directora confunde información con editorialización? ¿Cómo es que un reportero sube una nota tal cual? ¿Cómo es que la directora de la agencia confunde censura con edición? ¿Cómo es que una funcionaria pública del Estado puede hablarle así a los ciudadanos en las redes sociales?: “Llegó el nuevo Carlos Monsiváis… de verdad no se miden. No paro de reír” (viernes, 10:17 am), “pobrecitos los profetas del salinismo, se quedaron sin su chayo y están rabiosos” (10:12 am), “… te recomiendo una terapia para manejar el odio y la frustración. Saludos querido” (viernes, 11:00 am), etcétera. Sanjuana Martínez fue nombrada en su puesto, entre otras cosas, por su trayectoria periodística. Hoy, esas referencias personales son secundarias; en su puesto público lo relevante es que se conduzca con legalidad, honradez, imparcialidad, eficiencia, respeto y transparencia. Utilizar a la agencia oficial de noticias del Estado para dirimir sus rencillas personales o ideológicas es, por decir lo menos, una falta de integridad sancionada por el Código de Ética de la Administración Pública Federal.
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