Guadalajara. —El sábado, Mia Couto, el escritor mozambiqueño que recibió el , se hallaba optimista y esperanzado en la humanidad. Hoy ese optimismo ha disminuido; las revueltas sociales en su país tras el proceso electoral que ha generado actos violentos que impiden a la gente salir a la calle lo mantienen inquieto, preocupado por su familia. “Por primera vez estoy un poco paralizado. Me cuesta mucho pensar y escribir”, dice.

“Hoy tengo menos esperanza, las noticias son terribles, muy duras, ayer estaba más optimista porque de alguna manera estaba en diálogo. Hoy veo toda una profundización del caos, por los anuncios que se han hecho y que pesan sobre todo para la gente más pobre de las ciudades y del país, quienes viven en una economía informal, quienes están en la calle. Mi mujer es médica y no puede ir al hospital, las personas no pueden ir por las calles porque corren el riesgo de recibir pedradas. Es una situación muy crítica”, confiesa el narrador que en su literatura trata la violencia, la migración, la pobreza, pero también la riqueza de la naturaleza y la humanidad.

A , el narrador y periodista señala que lo que podría ser un momento de gran esperanza en Mozambique se ha transformado en una cosa terrible, en una pesadilla porque vive entre un régimen inviable y otro escenario que pudiera surgir; hay un líder que viene desde una cierta derecha populista y demagógica y que apuesta por generar el caos tras unas elecciones cuyos resultados todavía no están definidos. “Siempre creemos que en nuestra casa eso no va a suceder".

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Ayer por la tarde el reconocido autor sostuvo el encuentro “Mil jóvenes con Mia Couto” en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. Foto: Gabriel Pano | El Universal
Ayer por la tarde el reconocido autor sostuvo el encuentro “Mil jóvenes con Mia Couto” en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. Foto: Gabriel Pano | El Universal

Dice que él viene de lo que tradicionalmente se llamaba izquierda, pero ya no sabemos exactamente qué es. Afirma que “Europa ha sido vista como un referente democrático y de un cumplimiento de unas reglas del juego y en este contexto hay el líder que está llevando al país hacia el caos y tiene apoyo de algunas fuerzas de Europa, en momentos en que vemos que Europa también está cambiando y está yendo hacia la guerra”, asegura el autor de Tierra sonámbula y Venenos de dios, remedios del diablo.

“En este momento, para mí lo más importante es preguntar dónde es que fallamos, cómo nos dejamos dividir, cómo dejamos que tomara cuenta de nosotros el miedo, cómo no anticipamos esto, cómo nos enfrentamos a cuestiones que no eran tan fundamentales, cómo las diferencias identitarias nos desviaron de los asuntos más prioritarios como la pobreza. La misma izquierda hoy no habla de pobreza, sino de inclusión social. Un sistema que, curiosamente, por naturaleza, sigue generando constantemente exclusión”, agrega el autor que la tarde de ayer sostuvo el encuentro “Mil jóvenes con Mia Couto” en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.

En este tiempo violento y de revuelta social y guerras, dice, las palabras no se escuchan. “Es como si en el momento en que una casa está en llamas quisieras entrar para contar una historia. La urgencia es que alguien salve a las personas, pero el problema es que a veces no quieren o no saben de qué deben ser salvados. La salvación a veces tiene que ser de un cierto vacío que se instaló en el mundo”.

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Sabe de los tiempos oscuros que vive la humanidad y Mozambique en estos momentos; asegura que tenemos que cuestionarnos para intentar comprender por qué hay tanta gente que apoya, por ejemplo, a Trump o que apoyó a Bolsonaro, “seguimos acusando mucho a los otros de intolerancia, pero es más importante comprender esos fenómenos y no simplemente calificar al otro como enemigo y enfrentar esos fenómenos desde el mismo odio”.

A Couto le preocupan las violencias, más las que no siempre aceptamos, como las que van contra la construcción simbólica de los otros y contra otras religiones y dice que tendremos que incluir esas violencias en las que a veces pensamos.

“Algo que nos hace profundamente humanos, inclusive biológicamente, es necesitar que el mundo tenga un sentido y gracias a esa tendencia más agresiva del mundo y el llamado que a veces se hace hacia formas violentas y de venganza, hay de alguna forma también llamadas a que el mundo tenga un sentido”, confiesa el autor reconocido por “su innovación lingüística” y por una obra que invita “a reconocer y acercarnos de otra manera a la historia y la naturaleza del planeta”.

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