“¡Ni normalizo las violencias ni me quedo callada!”, fue una de las últimas viñetas que la ilustradora e historiadora del arte Eréndira Derbez (Ciudad de México, 1991) incluyó en el libro No son micro. Machismos cotidianos (Grijalbo), que publicó el año pasado junto con su colega y doctora en Ciencias Sociales, Claudia de la Garza. Esa frase rige su batalla en la lucha contra el machismo cotidiano y las violencias de género.
“Por más chiquito o absurdo que parezca que alguien haga un chiste de violación o diga algo contra las mujeres, hay que decirle que le pare, señalarle que no está bien. Yo lo he dicho muchas veces aunque termine cerrándome ciertos espacios sociales, prefiero eso mil veces a vivir en un mundo donde tengo que quedarme callada y normalizar la violencia y el dolor”, afirma la cofundadora del estudio Plumbago.
¿Las políticas públicas no avanzan a la par del feminismo?
En términos generales te diría que no, aunque haya mujeres en la política que tienen una trayectoria importante y creo que han abierto brecha, me he sentido particularmente traicionada. Voté por Claudia Sheinbaum, en muchos aspectos me parecía que era una opción importante y aunque su administración ha hecho cosas buenas, la forma en que ha criminalizado la protesta feminista en su administración y el hecho que hiciera un doxing (publicar información personal) de una mujer en una rueda de prensa para mí fue una traición gigantesca. Ante eso es imposible sentirme representada por ella o tenerle confianza, y no sólo por ella sino por todo su gobierno.
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¿Qué políticas urgen en cuanto a violencia de género y feminicidios?
Hay temas que faltan en México y que son urgentes. En términos de género es evidente que se tiene que fortalecer a las fiscalías, hace falta que realmente haya investigación, que las denuncias se puedan hacer sin que las mujeres sean revictimizadas, que la gente sepa dónde puede hacer denuncias y que haya investigación seria. El mayor problema que tenemos es la impunidad. Me parece necesario y muy urgente que se despenalice el aborto en todo el país, Morena tiene muchísimo poder y siendo un partido que se dice de izquierda tendría que hacerlo, pero también tenemos a partidos políticos que parecieran parasitarios, como Movimiento Ciudadano, que dice que le importa el aborto y el derecho de las mujeres pero tiene mayoría en Jalisco y no hacen absolutamente nada, no los veo impulsando la agenda a favor de la despenalización del aborto en Jalisco; entonces para qué, de qué se las dan.
“Les importamos para la foto y para la campaña y para apropiarse de nuestros símbolos estéticos: un pañuelo, la brillantina... pero realmente no les importan nuestros derechos
¿Ves positivo que haya mujeres feministas en diferentes niveles de gobierno?
¿Consideras que este año ha sido un retroceso en la lucha feminista?
No creo que vayamos para atrás porque esto es siempre como un temblor y luego llega la réplica, los movimientos sociales funcionan así. Hay cosas que se sembraron y un cambio generacional que me parece maravilloso y que sin duda tienen que ver las redes sociales, de repente ves Tik Toks de chavitas de 14 años explicando cómo funciona la interseccionalidad y eso es maravilloso, no es que haya una involución como tal, la historia no funciona así, más bien son cambios. Lo que sí puede haber es un retroceso en lo económico para las mujeres y en una vida libre de violencia. ¿Cuántos negocios llevados por mujeres han cerrado, como las cocinas económicas, las peluquerías, las fondas, los restaurantes chiquitos que eran llevados por mujeres y muchas eran madres solteras?, esto va a tener enormes implicaciones en el mercado laboral de las mujeres, y no es un tema de ser rica o no ser rica o tener dinero o no tener dinero, es mucho más allá, es tener la autonomía.
¿La pandemia volvió más crítica la violencia?
El hecho que una mujer pueda ser independiente en términos económicos también le permite salir de una situación de violencia, una mujer atada a los vaivenes de violencia de un hombre, que no tiene ningún tipo de recurso económico, y sobre todo si tiene hijos, es una mujer que está en un riesgo mayor; además, la pandemia acentúa los trabajos de cuidado que normalmente son llevados por mujeres, ya sea por mujeres de una familia o por mujeres que son trabajadoras del hogar que no son bien remuneradas, no tienen prestaciones y viven en precariedad normalizada porque se considera que su trabajo es menos importante y la obliga a participar en una economía profundamente violenta que también da pie a abusos sexuales y hostigamiento laboral.
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Pese a todo hay avances, hay ejemplos como el de Argentina
En Argentina se dio un gran paso con la despenalización del aborto en todo el país, pero han sido muchísimos años de lucha, las mujeres argentinas llevan saliendo a las calles desde hace décadas y por temas también que te tienen que ver con género, como las abuelas y las madres que buscan a sus hijos. Una cosa va pegada con la otra, nos alimentamos de los movimientos de nuestras madres feministas, de todas las mujeres que nos han abierto espacios, aun cuando ahora no estemos de acuerdo con ellas.
¿Las redes sociales son la plataforma donde ahora se da la protesta feminista?
Llevan mucho tiempo siendolo y no van a dejar de serlo, quizás se incrementen, pero no son el lugar perfecto para nada, salir a las calles y apropiarnos del espacio público es importantísimo, es parte de vivir la ciudad, porque no todo mundo tiene acceso a telefonía móvil de alta calidad ni a un buen Internet en una computadora.
¿Crece la conciencia de que no es normal el machismo ni es normal que no decidas sobre tu cuerpo?
Sin duda el poder observar y contar nuestra propia historia nos hace cuestionarnos muchas cosas, tener espacios de reflexión e información hace que nos paremos de otra forma en el mundo, hace que te muevan por dentro otras cosas. Creo que las mujeres en este momento estamos teniendo conversaciones que era importantísimo tener y antes nos daba miedo tenerlas o no nos sentíamos merecedoras de estas discusiones.
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¿Podría ser una moda:todos somos feministas?
También es cierto que se corre el riesgo de la mercantilización y la comercialización del término y ver cómo el capitalismo lo absorbe, de repente te quieren vender cualquier cosa pintado de morado y ya es feminista, de repente una marca deportiva que se había dedicado hasta donde sé a tener fábricas donde se explota a niños y mujeres particularmente con salarios mínimos y ahora tiene anuncios donde pone a una mujer con una pañoleta verde y siendo como una guerrera, ese es purplewashing (estrategia política o publicidad que “apela” a su compromiso con la igualdad de género) y también es bien problemático, pero eso no quita que la popularización del término también tiene implicaciones positivas, hay que verlo con pinzas y hay que hacer contrapesos y no verlo como bueno o malo, sino complejo.