Irma Eréndira Sandoval, quien fuera titular de la Secretaría de la Función Pública, justo durante los primeros tres años del arribo de la llamada Cuarta Transformación, asegura que la 4T no pudo acabar con la corrupción y la impunidad, porque son delitos profundos y complejos, aunque ella trató de combatirlos con fuerza, pero no le han dado el reconocimiento por lo hecho en su gestión, donde logró acciones, establecer el proyecto de protección y estímulo a los denunciantes alertadores, el concurso profesional de carrera sólo para mujeres, e incluso, dice, “no me tembló la mano y saben que empecé a señalar a algunas personas que empezaron a abusar del poder, que finalmente la corrupción estructural es eso, abuso de poder por su lucha contra la corrupción y la impunidad”, como fue sancionar a Emilio Lozoya que pasado el tiempo lo llevaron a la cárcel.
La ex funcionaria de la 4T, que asegura no califica como traición el hecho de que el presidente Andrés Manuel López Obrador la relevará de su cargo —a sólo tres años de su llegada—, pues lo consideró “el final de un ciclo natural”, pero “no se me ha dado el reconocimiento histórico que merezco”. Dice confiar totalmente en la próxima presidencia de Claudia Sheinbaum, con Raquel Buenrostro al frente de la Secretaría de la Función Pública, con quién trabajó muy de la mano.
Luego de su regreso a la academia, Sandoval Ballesteros publica "Corrupción estructural. La teoría del doble fraude y las raíces de la impunidad en México" (Akal), un libro, que dice, ya se debía, pues tanto la corrupción, la impunidad y el doble fraude son las líneas de investigación que estudia desde hace varios años en el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, y apunta que combatir las causas y efectos de la corrupción, la impunidad, el dispendio y la frivolidad, que es la misión de la secretaría que dirigió de 2018 a 2021, representó poner sus teorías en práctica. “Yo empiezo el libro reconociendo que la corrupción está presente hoy, que la corrupción es un fenómeno muy profundo, de gran alcance y que existe la corrupción todavía”, afirma.
Dice que tuvo la fortuna de participar “en un momento histórico” para el país, y “pude poner, desde el primer día de ese gobierno, incluso antes porque tuvimos un largo periodo de transición, casi fue un año entero desde la campaña hasta todo el largo periodo de transición, donde estuvimos trabajando proyectos, políticas públicas. De hecho, yo trabajé fuertísimamente tres proyectos legales muy importantes: tanto las reformas a la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, que propuse y que el presidente me encomendó para darle más fuerza a la Secretaría de la Función Pública en su nuevo gobierno; la visión, el diseño y la redacción de la ley Federal de Austeridad Republicana de Estado; y las reformas que tenían que ver con los alertadores internos, a la mexicana”.
Irma Eréndira Sandoval, esposa de John Ackerman, otro investigador cercano a la 4T, asegura que, durante ese largo periodo de transición y obviamente durante los tres primeros años de ese gobierno que fueron los que le tocaron directamente, hizo un trabajo muy fuerte para sancionar casos como Monex, Odebrecht, la estafa maestra, Pemex y “los abusos de secretarios de Estado del anterior gobierno inmediato y muchos otros más. Obviamente tenía que enfatizar en las facturas que me llegaban y que yo no podía esconder y trabajamos fuertísimamente poniendo en acción los mecanismos de denuncia”, afirma, la funcionaria que señala que la corrupción estructural es, por un lado, el abuso de poder, y por otro lado, la impunidad. “Fui la primerita, no se ha dado el reconocimiento justo a mi labor, que castigué al ex director general de Pemex, Emilio Lozoya, fui la primera en castigarlo, yo lo inhabilité por diez años”.
Concluye señalando que dio su máximo en la función pública, “tengo la conciencia tranquilísima”, y hoy está feliz en haber regresado a la academia y a la vida privada.