“No es una provocación, Papalote está en peligro de extinción”, afirma Dolores Beistegui, directora de Papalote Museo del Niño, luego de que el museo de los niños acaba de lanzar la campaña Salvemos Papalote, que busca reunir 50 millones de pesos y llama a la sociedad civil, empresarios y autoridades a hacer donaciones al recinto.
Con 27 años de vida y 22 millones de visitantes, Papalote es referencia en los museos para niños en México y en América, y hoy se enfrenta a la mayor crisis de su historia después de que en 2020 estuvo cerrado la mayor parte del año por la pandemia por Covid-19, y que a futuro no se sabe cuándo regresará.
“Si no logramos reunir estos fondos, tendríamos que cerrar nuestras puertas”, dice en entrevista telefónica la directora. “Papalote tiene un modelo único, no recibe dinero de una institución, no tiene una fundación atrás, no hay un fideicomiso; es un museo que lleva 27 años generando sus recursos para su operación y para renovarse. Es una A.C. sin fines de lucro, 100% de lo que ingresa se utiliza para las experiencias que ofrece”.
A través de la página www.papalote.org.mx/donativos/, el Museo invita a donar desde $100 a su recuperación; la campaña se difunde con los hashtags #SalvemosPAPALOTE, #EstoyconPAPALOTE, #AmoPAPALOTE y #PAPALOTE.
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En ese contexto, Papalote ha iniciado esta campaña en busca de donadores. Además, el consejo directivo del museo (que preside Mauricio Amodio, y que integran además Héctor Hernández Pons, Javier Miguel, Rodrigo Sánchez Mejorada, Max Michel, Paola Amodio, Ramón Fernández Vigil, Paola González y Javier Hernández Pons) tomó la decisión de no abrir hasta que la crisis esté controlada.
“Vamos a abrir cuando existan condiciones para que podamos recibir a nuestro público con una experiencia al 100%, con los dos teatros, con todas las exhibiciones. No vamos a abrir a medias para volver a cerrar. Abriremos sólo cuando haya condiciones de estabilidad sanitaria; de acuerdo con los reportes que hemos recibido, sería en noviembre. Si para abril puedo asegurar que vamos en buen camino y que podremos enfrentar nuestras obligaciones mínimas, podremos llegar a noviembre, reabrir, y volver a hacer lo que sabe hacer Papalote”.
La institución ha lanzado esta campaña, y el 3 febrero dará una conferencia de prensa para presentarla y hacer visible ante la comunidad la importancia del museo: “A todos nos interesa que un proyecto como éste exista; Papalote importa, atiende a un sector fundamental muy dañado por esta pandemia que son los niños, sus papás y sus maestros. No hay 50 papalotes, hay uno, un museo del niño, y Papalote es un referente para cualquier otro museo del niño que se quiera crear en la República. Hemos logrado mantener, crecer y fortalecer el trabajo de Papalote que ha atendido, en particular, a la primera infancia. Es muy querido; es una marca muy conocida. Es un edificio emblemático del Bosque de Chapultepec, del arquitecto Ricardo Legorreta”.
—¿Cómo va el diálogo con esas autoridades?
—Me refiero al Gobierno de Ciudad de México y a la Secretaría de Cultura. Estoy en comunicación con el secretario de gobierno, Alfonso Suárez del Real; ha sido más proactivo el gobierno de la ciudad. No he hablado con la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, sí con la subsecretaria Marina Núñez. Les estoy recordando a las autoridades la historia de Papalote, que es única; que se creó por una triple alianza: gobiernos federal y de la ciudad, iniciativa privada y sociedad civil. En un momento como este ningún proyecto puede salir adelante sin la suma de todos. Estoy apelando a una unión solidaria y generosa. Las autoridades por supuesto que tienen una responsabilidad porque estamos hablando de educación y de los niños.
Beistegui dice que tiene programada una reunión con el secretario de gobierno local, pero que con Cultura federal no ha tenido respuesta.
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“No hemos hablado de la cantidad, yo esperaría que nos ayuden con la mitad, pero, repito, no hemos hablado de eso todavía. En el caso de la Secretaría de Cultura, nos preguntamos si habría alguna partida de este gran proyecto de Chapultepec que no se hubiera ejercido y que de ahí se pudiera apoyar a Papalote. Me llama la atención que se quisiera desarrollar un megaproyecto de rescate del Bosque de Chapultepec —en infraestructura, medio ambiente y cultura— y dejar morir uno de los museos emblemáticos de este bosque, que atiende a niños y familias”.
—¿Existe alguna señal de que desde el proyecto Chapultepec haya apoyo para Papalote?
—Ninguna. “Déjanos ver, estamos preocupados...”
—¿Qué opinión tienes del proyecto para Chapultepec?
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—Es un proyecto que no acabamos de entender. Como lo ha dicho Gabriel Orozco, es un proyecto primero de interconexión urbana; luego, ambiental, de lo que hemos sabido poco, y finalmente cultural, donde nos dicen que van a crear cuatro museos —el del Ejército aparentemente murió—. ¿Cómo crear cuatro museos cuando los museos del país se están muriendo, y cuando un museo, de la naturaleza de Papalote, tiene sus días contados? Este proyecto ¿es en serio prioritario, cuando tenemos todo el sector —déjate los museos—, todas las artes vivas: danza, teatro, música, el sector del libro, muriéndose?