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El escritor Eduardo Mendoza , que ha iniciado una trilogía en la que relata acontecimientos políticos y culturales desde los años sesenta en adelante, cree que aunque parezca que hoy todo el mundo quiere "tirar la toalla", es más una actitud que una realidad: " No creo que nos hayamos vuelto todos más tontos "
Mendoza (Barcelona, 1943), Premio Cervantes 2016 , presentó hoy en Madrid la primera entrega de esta trilogía, El rey recibe (Seix Barral), cuyo protagonista, un joven plumilla llamado Rufo Batalla , vivirá los mismos acontecimientos que conoció el autor de tal forma que estas tres novelas constituirán " unas no memorias ".
La vida de su personaje transcurre "sobre el telón de fondo" de la de Mendoza, una forma "más divertida" de escribir sobre sus recuerdos , indicó el autor, que confió en que el texto no desprenda nostalgia, un "vicio" en el que procura no caer.
Aunque reconoció que cuando se escribe sobre el pasado "es inevitable mancharse de nostalgia" , Mendoza aseguró que es más bien un testigo de esos acontecimientos en los que se desenvuelve su protagonista entre Barcelona y Nueva York y en los que, al situarse en los años sesenta y setenta, aparecen el movimiento hippy, el feminismo, el movimiento gay o la aparición de nuevas formas culturales y de expresión.
El escritor expresó su satisfacción por acometer una trilogía, ya que "es una forma de contar las cosas sin prisas, tener ese 'continuará' entre paréntesis" de los coleccionables que leía de niño, "por eso me gustan tanto las series de televisión", subrayó.
No quiso establecer comparaciones entre esa época y la actualidad porque, señaló, siempre parece que el presente es más conflictivo: "Por supuesto que la situación actual es preocupante", pero "no creo que nos hayamos vuelto todos más tontos" con el paso del tiempo.
Desde esos años, cree que ha habido muchos cambios, grandes y pequeños, aunque la gente piense que "llevemos toda la vida comiendo sushi". Y también el propio Mendoza se ha transformado, reconoció el autor, que confió en que la vida le haya hecho más tolerante y más "satisfecho" con la vida que ha vivido.
Cree que en su carrera como escritor ha tenido un reconocimiento mucho mayor que el que pensaba por el tipo de literatura que hace
, aunque ha destacado que cada palabra que escribe está meditada.
El escritor señaló que su idea es que la historia que cuenta en la trilogía acabe en el año 2000 y que cree conveniente "dejar escrita la memoria" porque hay un momento en el que los escritores deben dejar "constancia imaginaria del tiempo" que han vivido.
Y junto a la labor de los historiadores, la ficción de los escritores es complementaria porque, sostiene, no es posible entender el siglo XIX sin leer a Galdós o a Balzac. Y los que vivieron la etapa en la que se desarrolla El rey recibe , de alguna forma, deben "dejar una foto".
Una novela es de esa forma, agregó, "una colección, un álbum de fotos, casi de polaroid".
En la novela habla del papel en esos años de la prensa, en los que tuvo "su momento de gloria" con el Watergate, momento en el que el protagonista de la novela, y el propio Mendoza, llegaron a Nueva York.
Mendoza, que vive en Londres, dijo que siempre le ha gustado ser extranjero, frente a las personas que siempre quieren regresar: "A unos les gustan más las raíces, pero a mí me gusta más ser las hojas".
Y no cree que el Brexit pueda afectarle mucho porque, sostiene, es un "vejete" con un apartamento en un barrio londinense y cree que le dejarán seguir allí.
nrv