Nicanor Segundo Parra Sandoval

nació el 5 de septiembre de 1914 en San Fabián de Alico, Chile.

Desafiante y mordaz

, la obra de este creador produjo un corte radical en la poesía hispanoamericana, dando origen a un nuevo modelo literario llamado antipoesía , t endencia para erradicar sacralizaciones y excesos retóricos en favor de un coloquialismo, políticamente comprometido y sobre todo, próximo a la expresión popular.

Junto con Gabriela Mistral, Pablo Neruda y Vicente Huidobro, es considerado uno de los grandes poetas chilenos , y ocupa un lugar de honor entre las mejores voces de la lírica latinoamericana del siglo XX.

La personalidad curiosa de Parra lo llevó a explorar todo el horizonte literario y cultural que lo rodeaba, descubriendo diferentes estilos, lenguajes y formas de arte contemporáneo. Este proceso traspasó toda su producción poética y lo llevó a profundizar su propia estética.

En su primer libro publicado, Cancionero sin nombre (1935), incorporó la figura métrica del romance, el desarrollo narrativo de los poemas y el hablante poético como personaje de los versos.

En 1954 publicó Poemas y antipoemas , su obra fundamenta, compuesta por tres partes: Cantos a lo humano, Poemas y Antipoemas. En esta obra abandonó su poesía hasta entonces simbólica y desesperanzada por otra más folclórica, irónica y vinculada con la realidad.

A partir de allí se le conoció como el antipoeta por excelencia, lo que tuvo confirmación en La cueca larga (1958).

La última fase de su poesía está representada sobre todo por Sermones y prédicas del Cristo de Elqui (1977), seguida de Nuevos sermones y prédicas del Cristo de Elqui (1978). Inspirándose en un personaje extravagante de la actualidad chilena.

Nominado muchas veces sin éxito para el premio Nobel,

recibió en cambio muchos otros como el Internacional Juan Rulfo, el Prometeo de Poesía, el Municipal de Santiago, el Juan Said de la Sociedad de Escritores de Chile , el del Sindicato de Escritores de Chile, el Bicentenario y, en el 2001, el X Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana.

A 104 años de su nacimiento, lo recordamos con cinco de sus poemas.

Nicanor Parra, el antipoeta mordaz
Nicanor Parra, el antipoeta mordaz

"Cambios de nombre"

A los amantes de las bellas letras

Hago llegar mis mejores deseos

Voy a cambiar de nombre a algunas cosas.

Mi posición es ésta:

El poeta no cumple su palabra

Si no cambia los nombres de las cosas.

¿Con qué razón el sol

Ha de seguir llamándose sol?

¡Pido que se llame Micifuz

El de las botas de cuarenta leguas!

¿Mis zapatos parecen ataúdes?

Sepan que desde hoy en adelante

Los zapatos se llaman ataúdes.

Comuníquese, anótese y publíquese

Que los zapatos han cambiado de nombre:

Desde ahora se llaman ataúdes.

Bueno, la noche es larga

Todo poeta que se estime a sí mismo

Debe tener su propio diccionario

Y antes que se me olvide

Al propio dios hay que cambiarle nombre

Que cada cual lo llame como quiera:

Es un problema personal.

"Cartas a una desconocida"

Cuando pasen los años, cuando pasen

Los años y el aire haya cavado un foso

Entre tu alma y la mía; cuando pasen los años

Y yo sólo sea un hombre que amó,

Un ser que se detuvo un instante frente a tus labios,

Un pobre hombre cansado de andar por los jardines,

¿Sónde estarás tú? ¡Dónde

Estarás, oh hija de mis besos!

"Es olvido"

Juro que no recuerdo ni su nombre,

Mas moriré llamándola María,

No por simple capricho de poeta:

Por su aspecto de plaza de provincia.

¡Tiempos aquellos!, yo un espantapájaros,

Ella una joven pálida y sombría.

Al volver una tarde del Liceo

Supe de la su muerte inmerecida,

Nueva que me causó tal desengaño

Que derramé una lágrima al oírla.

Una lágrima, sí, ¡quién lo creyera!

Y eso que soy persona de energía.

Si he de conceder crédito a lo dicho

Por la gente que trajo la noticia

Debo creer, sin vacilar un punto,

Que murió con mi nombre en las pupilas.

Hecho que me sorprende, porque nunca

Fue para mí otra cosa que una amiga.

Nunca tuve con ella más que simples

Relaciones de estricta cortesía,

Nada más que palabras y palabras

Y una que otra mención de golondrinas.

La conocí en mi pueblo (de mi pueblo

Sólo queda un puñado de cenizas),

Pero jamás vi en ella otro destino

Que el de una joven triste y pensativa

Tanto fue así que hasta llegué a tratarla

Con el celeste nombre de María,

Circunstancia que prueba claramente

La exactitud central de mi doctrina.

Puede ser que una vez la haya besado,

¡Quién es el que no besa a sus amigas!

Pero tened presente que lo hice

Sin darme cuenta bien de lo que hacía.

No negaré, eso sí, que me gustaba

Su inmaterial y vaga compañía

Que era como el espíritu sereno

Que a las flores domésticas anima.

Yo no puedo ocultar de ningún modo

La importancia que tuvo su sonrisa

Ni desvirtuar el favorable influjo

Que hasta en las mismas piedras ejercía.

Agreguemos, aún, que de la noche

Fueron sus ojos fuente fidedigna.

Mas, a pesar de todo, es necesario

Que comprendan que yo no la quería

Sino con ese vago sentimiento

Con que a un pariente enfermo se designa.

Sin embargo sucede, sin embargo,

Lo que a esta fecha aún me maravilla,

Ese inaudito y singular ejemplo

De morir con mi nombre en las pupilas,

Ella, múltiple rosa inmaculada,

Ella que era una lámpara legítima.

Tiene razón, mucha razón, la gente

Que se pasa quejando noche y día

De que el mundo traidor en que vivimos

Vale menos que rueda detenida:

Mucho más honorable es una tumba,

Vale más una hoja enmohecida.

Nada es verdad, aquí nada perdura,

Ni el color del cristal con que se mira.

Hoy es un día azul de primavera,

Creo que moriré de poesía,

De esa famosa joven melancólica

No recuerdo ni el nombre que tenía.

Sólo sé que pasó por este mundo

Como una paloma fugitiva:

La olvidé sin quererlo, lentamente,

Como todas las cosas de la vida.

"No creo en la vía pacífica"

No creo en la vía violenta

Me gustaría creer

En algo pero no creo

Creer es creer en Dios

Lo único que yo hago

Es encogerme de hombros

Oerdónenme la franqueza

No creo ni en la Vía Láctea.

"La poesía terminó conmigo"

Yo no digo que ponga fin a nada

No me hago ilusiones al respecto

Yo quería seguir poetizando

Pero se terminó la inspiración.

La poesía se ha portado bien

Yo me he portado horriblemente mal.

Qué gano con decir

Yo me he portado bien

La poesía se ha portado mal

Cuando saben que yo soy el culpable.

¡Está bien que me pase por imbécil!

La poesía se ha portado bien

Yo me he portado horriblemente mal

La poesía terminó conmigo.

akc

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