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¿Quién es Nahum Montt, el director de la filial en Colombia del Fondo de Cultura Económica (FCE), que desde el pasado sábado está en el ojo del huracán acusado por presuntos delitos de abuso de poder, conflicto de interés y conductas que podrían ser investigadas tanto en Colombia por el Estatuto Anticorrupción, como en México, pues de comprobarse sería una afectación al erario público?
El 4 de abril de 2019, el FCE, bajo la dirección de Paco Ignacio Taibo II, anunció la llegada del escritor Nahum Montt a la dirección de su filial en Bogotá. A partir de entonces comenzaron las irregularidades, tal como lo han documentado La Liga Contra el Silencio, de Colombia, y Mexicanos contra la Corrupción en su investigación periodística El rey se pasea desnudo: corrupción en el FCE Colombia que se sustenta en varios documentos y casi una decena de testimonios.
El perfil del escritor nacido en Barrancabermeja, en 1967, no pesó más que su amistad con Paco Ignacio Taibo II, una amistad que inició por lo menos en 2009, cuando Montt fue invitado por Paloma Sáiz y Taibo II a la Feria Internacional del Libro del Zócalo, en la Ciudad de México. Ese fue el principio de una amistad que se forjó en talleres y ferias de libros organizadas por la Brigada para Leer en Libertad.
Un periodista colombiano que conversó con Nahum Montt tras su nombramiento, relata cómo fue la invitación: “En alguna oportunidad me contó: ‘Mira, yo trabajé en una serie de talleres populares que dirigía Paco Ignacio Taibo, y cuando Paco llegó al Fondo un día me hace una videollamada y aparece sentado en una gran silla en el FCE de México y me dice: ‘Nahum, quiero que tú seas quien maneje ahora el Fondo’, él se sorprendió pero era un cargo muy llamativo de gran influencia y poder”, cuenta.
Varios definen a Nahum Montt como un escritor “no de gran fama, más bien promedio”, un gestor cultural que tiene algunos libros “muy normales, de poca fama”.
Andrés Hoyos, director de la revista El Malpensante comenta que Montt era un escritor de mediano prestigio, “no es que fuera un escritor muy famoso y muy reconocido, era un escritor de mediano calado, había publicado libros, participaba en algunas cosas sí pero nunca en nada deslumbrante, era un escritor corriente, promedio en un país como éste donde hay escritores de más peso y hay escritores de menos peso”.
Nahum Montt, quien hoy es acusado de corrupción por haber dado contratos millonarios a tres empresas sin trayectoria, pero en las que aparece como socio su hijo Germán Montt, fue docente de Literatura en la Universidad Externado, coordinó el área de Literatura del Ministerio de Cultura y dirigió la Red Nacional de Talleres de Escritura Creativa, y es autor de cuatro novelas entre ellas El eskimal y la mariposa, Lara y Hermanos de tinta.
Escritores y periodistas culturales de Colombia manifestaron su sorpresa ante el escándalo protagonizado por Nahum Montt, lo consideraban “un hombre bueno”, “un ser de la cultura”, una triste historia porque “acabó haciendo lo mismo que los políticos”.
Otro periodista colombiano señala: “Me impresiona cómo un ser que parecía humanista, bueno y bondadoso, al ocupar un puesto importante se enceguece con el poder y busca beneficios económicos para los suyos en forma poco ética, que raya con lo ilegal, y atropella a varias personas”.
El Fondo de Cultura Económica emitió ayer un comunicado en el que señala que desde noviembre pasado el departamento internacional “detectó una serie de gastos irracionales, producto de la contratación, sin que hubiera aviso previo, de empresas externas que duplicaban las funciones administrativas de la editorial”, cuenta que aunque Nahum Montt presentó su renuncia no se la aceptaron porque debía terminar con los contratos “innecesario” que duplicaban las funciones de la propia filial, y también debía devolver los gastos millonarios hechos con la tarjeta corporativa. Y señala que Montt continúa laborando como interino. Llama la atención que para el Fondo “no hay conflicto de intereses, pues los directores son empleados de la empresa y no servidores públicos”.
Para Taibo II se fracturó una amistad pero no una empresa.