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En medio de la pandemia ha nacido Jardín Lac Lectura, arte y conversación en (y para) el espacio público, un laboratorio para construir con otros un espacio para todos. “Es un proyecto de un grupo muy diverso que quiere honrar la diversidad, aunque sabe que no es exactamente sencillo hacerlo. Conjuga diferentes agendas en la creación de un espacio público. La del libro y la lectura, la de género, la ecológica, la de la desigualdad, entre otras pero una muy relevante está relacionada con la ecológica”, asegura Daniel Goldin, director del proyecto.
La brújula que guía a Jardín Lac es ser un espacio para escuchar y para conversar; su vocación se fundamenta en diez conceptos que los orientan y con los que quieren ser congruentes: la escucha, la diversidad, la creación, la hospitalidad, la conversación, la curiosidad y el saber, entre otros; su interés es su disposición a estudiar, experimentar, revisar, analizar y corregir lo que hacen y propician; su búsqueda es transformarse y transformar con una visión crítica y propositiva, compartiendo experiencias.
Goldin asegura a EL UNIVERSAL: “Pretendemos crear una institución que nos sobreviva, que siempre esté abierta al otro y al diálogo, a reconocer el valor de la diversidad, de la hospitalidad, del reconocimiento de saberes y la curiosidad. No hay límites”.
El editor y escritor afirma que esta asociación civil conformada por Néstor García Canclini, Elisa Bonilla, Mauricio Merino, Raúl Zorrilla, Rafael Mondragón y él mismo, persigue varios objetivos, entre ellos, crear espacio público desde un lugar no dependiente del Estado y promover la conversación a partir de la escucha, “eso es muy valioso. No sólo en México, vivimos en un mundo de monólogos y ruido”.
Como es un grupo diverso, este Jardín Lac tiene muchos orígenes, desde el jardín de Epicuro, el ágora griega, el Colegio de Tlatelolco. “Para mí, como editor, te menciono dos: las colecciones ‘Espacios para la lectura’ que impulsé en el Fondo de Cultura Económica y Ágora, en editorial Océano, en ambas quise hacer espacios para el diálogo entre disciplinas y generar espacios públicos”.
Y asegura que desde varias trincheras Néstor García Canclini, Mauricio Merino, Elisa Bonilla, Rafael Salaberria, Raúl Zorrilla y Rafael Mondragón, han emprendido los suyos. “lo que es claro es que no está en sus orígenes el jardín de Edén. Queremos promover la creación de conocimiento y reconocemos que el conflicto es inherente a la vida y hay que saber lidiar con él”.
Impulsar el diálogo
Hace unos días lanzaron su iniciativa presentando su primera aportación: la página web https://www.jardinlac.com/, que será un espacio para ventilar públicamente ideas que les importan y un punto de encuentro para escuchar a otros, para generar la conversación y el diálogo.
Su apuesta es renovar continuamente la página, sumar varios textos, audios, proyectos artísticos y reflexiones a los que ya ofrecen, entre los que está su lista de diez “Principios, fines, recomienzos” que los animan; así como el espacio dedicado a los jardines como espacios metafóricos y donde germinan las ideas; su Oasis del arte, en el que sin llegar a ser una galería o un museo, buscan compartir y departir con artistas de ámbitos diversos.
Será también un lugar donde harán cursos, talleres, conversatorios, exposiciones y donde publicar libros no es una prioridad, aunque Jardín Lac tiene su centro de gravitación en los ámbitos del libro, las bibliotecas y la lectura, pero no está ceñido a ellos.
“La historia del libro, la lectura y las bibliotecas en México es, por decir lo menos, lamentable. En un siglo pasamos de tener 80% de la población analfabeta a casi toda la población supuestamente alfabetizada. Pero, más allá de si la gente lee bien o mal, si lee en promedio 2.8 o 5 libros al año, no hemos logrado hacer que leer (y escribir) sean actividades para dar y reconocer valor en la vida de las personas. Eso es lo grave”, señala Daniel Goldin.
El promotor del libro y la lectura agrega que su interés de diálogo es más amplio, es un espacio para otros, no sólo de ellos y en ese objetivo la congruencia es fundamental: “Creo que la polarización es algo de nuestro tiempo, pero no en todos los países es tan grave. Daña a todos. Es una responsabilidad de cada quien promover otra cultura”.
Daniel Goldin, quien fuera director de la Biblioteca Vasconcelos, asegura que éste es un tiempo incierto, “no sabemos qué pasará en el mundo. Este jardín es un espacio vivo, por tanto irá evolucionando de acuerdo con las semillas, lluvias, aves migratorias que lleguen… Habrá no pocas sorpresas. Espero que también para nosotros”.
Y en ello tienen una vocación de trabajar con otras iniciativas nacionales, y varias internacionales como Tabakalera, en San Sebastíán; Media lab Prado en Madrid, la BPI en París, así como con bibliotecas de Barcelona, Colombia y Argentina, con organizaciones de permacultura, galerías de arte, centros de investigación, de derechos humanos y muchos más.
Uno de los primeros proyectos que impulsarán aún más pasada la pandemia por el Covid-19, será en el Colegio de las Vizcaínas, que es un espacio con una tradición centenaria. “Me encanta que no sólo es el colegio laico que más años ha trabajado ininterrumpidamente en América, sino que antes de la Conquista era el lugar de los marginados. Hay que recuperar y transformar una historia de siglos”, dice Goldin.
En esta iniciativa que ya tiene una muy buena recepción y que se está leyendo entre gente de varios países, el equipo de socios proponen un espacio para hacer de la lectura una manera de ampliar la posibilidad de descubrir y crear sentido, y en ese encuentro, en esas conversaciones usar los cinco sentidos y las palabras.
El director de Jardín Lac en línea es Daniel Goldin, Ramón Salaberria es el subdirector y Teresa López Avedoy está a cargo de la coordinación editorial y la página se diseñó en el Taller Alejandro Magallanes. La búsqueda es común: reconocer, imaginar y construir opciones para preservar, honrar y enriquecer la diversidad.