Un caso sin precedentes en la industria musical tuvo lugar recientemente en Londres. Se trata de la exitosa demanda de Christopher Goldscheider , un violista del Royal Opera House , quien ensayaba junto a la orquesta un ciclo dedicado a Richard Wagner cuando fue aquejado por un "shock auditivo".
El músico se encontraba justo delante de la sección de instrumentos de viento mientras interpretaban "La Valquiria" del compositor alemán. A pesar de que llevaba tapones en los oídos, comenzó a sentir mareos y pérdida de audición.
La música había alcanzado los 130 decibelios, equivalente al ruido de un motor de reacción (de gran velocidad) a 30 metros de distancia. Goldscheider acusó haber sufrido "daños por lesiones personales, pérdida y daño sostenido" mientras trabajaba para el Royal Opera House, esto por haber estado expuesto a niveles de ruido peligrosos para su salud, lo que le acarreó hiperacusia y le impide proseguir con su carrera musical.
Los defensores del teatro de la ópera se defendieron argumentando que la condición de Goldscheider no fue causado a raíz de su labor en la orquesta, sino de haber desarrollado casualmente la enfermedad de Meniere , que ataca al oído interno.
Además, afirmaron haberle proporcionado protección auditiva y que sus empleadores habían ido más lejos que cualquier otro por reducir los niveles de ruido. Sin embargo, la justicia le dio la razón al violista. La jueza Nicola Davis señaló que el teatro incumplió varias regulaciones de control de ruido en el trabajo y esto fue lo que causó serios problemas de audición en Goldscheider.
"De haberse cumplido los estándares legales, el músico no habría estado expuesto a ese nivel de ruido", señaló. Además, según consigna BBC, aseguró que "los músicos tienen derecho a la protección de la ley, como cualquier otro trabajador". "Esto conmocionará a la industria musical, ya que siempre se ha visto exenta de las medidas reguladoras del resto de sectores por su naturaleza artística", dijo Chris Fry, abogado del violista inglés, al mismo medio.
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