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Mariana Ramírez fue un día a un concierto de Carlos Santana y con la interpretación de los percusionistas se le reveló el mundo. Decidió estudiar percusiones y se inscribió al Conservatorio Nacional de Música. En 2010 se fue a Estados Unidos a estudiar su maestría en la Universidad de Rutgers.
Hoy radica en la Gran Manzana, ha tocado en orquestas sinfónicas, interpreta música tradicional mexicana para marimba, música de cámara y pop. Fundó Excelsis Percussion Quartet, considerado como uno de los conjuntos de percusión más innovadores según la Universidad de Nueva York.
“Yo crecí escuchando blues porque mi papá tocaba la batería en algunas fiestas, pero no me había interesado hasta que fui a ver a Santana siendo un adolescente. Había tres percusionistas y cuando el baterista hizo un solo se generó una energía que jamás había sentido. Esa experiencia marcó mi vida, en ese momento se metió a mi cabeza la idea de que yo quería tocar las percusiones. Un par de años después de ese concierto me metí a estudiar de manera formal”, cuenta en entrevista telefónica desde Nueva York.
Sobre aquellos primeros años, Ramírez recuerda que la percusión suele ser elegida por los varones. “Somos pocas mujeres. Entrar al Conservatorio fue algo realmente muy complejo, me dijeron que como tenía 17 años no podía ni hacer los exámenes para aplicar al ingreso. Moví cielo, mar y tierra hasta que lo conseguí. Por otro lado, cuando entré me di cuenta de que había 20 hombres y sólo tres mujeres. Tienes que ganarte un lugar. La percusión necesita de una energía brutal para tocarla, cargas mucho, y he escuchado gente que se sorprende cuando saben que una mujer está tocando. Soy muy chaparrita, mido 1.53 metros y me han dicho: ‘¡Wow!, ¿cómo le haces para tocar así si estás tan chiquita y además eres mujer?’ Son prejuicios, los he tomado por el lado amable. Además en Estados Unidos también soy latina y soy mexicana. Por suerte, también me he encontrado con mucha gente que me ha apoyado y he vivido grandes momentos”.
Ante esta realidad, fundó Excelsis, junto con Marcelina Suchocka (polaca), Clara Warnaar (canadiense-estadounidense) y Aya Kaminagucki (japonesa). “El único cuarteto para mujeres de Nueva York lo fundé yo hace unos cuatro años. Teníamos que demostrar que estamos aquí”.
En octubre realizará una gira por México y visitará Quintana Roo, Chiapas, Guanajuato, Sinaloa y Ciudad de México con su proyecto Motus, un dueto de percusión y danza contemporánea. “Es algo en lo que estoy trabajando muy fuerte en este momento. Motus significa movimiento, en latín. El verano pasado aplicamos para una beca del FONCA y a principios de este año nos enteramos de que la ganamos. Estamos muy contentos porque eso nos permitirá visitar varias universidades de algunos estados de la República”, dice.
La propuesta artística consiste en percusión con elementos electrónicos y con instrumentos muy básicos como un pandero y tarola. “Tocamos de maneras innovadora. Por ejemplo, el tambor se toca con la parte de arriba, yo lo volteo para buscar otros sonidos; el pandero tiene un micrófono. Mientras que de lado la de danza la coreógrafa Argelia Arreola está haciendo coreografías originales para compositores norteamericanos, varios de ellos amigos nuestros. Hemos sido muy afortunadas y nos emociona llevar nuestro trabajo a México”, cuenta la mexicana.