Más Información
Jueces y magistrados acusan registros “inflados” en inscripción a elección judicial; exigen transparentar listas de aspirantes
Diputada del PAN plantea reforma para ampliar servicios de atención infantil; va por estrategia enfocada en Primera Infancia
Mauricio Kuri garantiza seguridad tras ataque a bar Los Cantaritos; niega que conflicto de otros estados se traslade a Querétaro
Rubén Rocha admite “encuentros” entre grupos criminales y autoridad en Sinaloa; “ahí va la seguridad en el estado”, dice
Marcha 25N: Día Internacional para Eliminar la Violencia contra la Mujer; cierres y cortes viales, minuto a minuto
Guanajuato.- Una voz mexicana conocida invadió la Alhóndiga de Granaditas , acompañada de acordes guiados por el sitar, un instrumento de cuerdas tradicional hindú , acoplado principalmente a la flauta, la guitarra acústica y el violonchelo. Una noche mística fue la que ofreció el grupo México-chileno Hoppo! , liderado por Rubén Albarrán , también vocalista de Café Tacvba .
Grupos de jóvenes y familias caminaban apresurados entre los callejones de Guanajuato rumbo la explanada de la Alhóndiga de Granaditas, el concierto de Hoppo! Estaba por comenzar. Era la primera vez que los chilenos tocaban en el Cervantino , ese quinteto que no busca el éxito, solo tocar entre amigos.
Berenice Fregoso/EL UNIVERSAL
Con las casas pintorescas y coloniales al fondo, Hoppo! comenzó a tocarle al sol y la luna, y la brisa del viento frío nocturno parecía seguir el ritmo relajado de las primeras canciones, al igual que el público se balanceaba lentamente de un costado al otro, como péndulos, sentados en las gradas, tratando de seguir las melodías que al parecer no se sabían.
La mayoría de los presentes eran fans de Café Tacvba, que se extrañaron de los ritmos místicos alejados del sonido de los tacubos, pero que a mitad del concierto se dejaron envolver con esta propuesta musical de fusiones y que los hizo entrar en éxtasis al bailar y perderse entre las melodías surgidas de la mezcla de las guitarras eléctricas y acústicas, el bajo, la flauta, el violonchelo y el situar, que se hacían acompañar de la voz de Rubén Albarrán.
Berenice Fregoso/EL UNIVERSAL
Los asistentes ya movían la cabeza al ritmo de las canciones más rítmicas, pero las que más prendieron a la gente fueron "Mariposa de luz", "Ollin Rollin", "Una vuelta más (nacida en una fogata junto a un río)" y "Wakantanka" (inspirada por los cuatro rumbos cardinales). Conforme Hoppo! las interpretaba, cada vez eran más las personas que se paraban a bailar y producían sonidos, a petición de Albarrán.
Berenice Fregoso/EL UNIVERSAL
Los aplausos aumentaban de volumen canción tras canción, pausa que el vocalista aprovechaba para dirigir unas palabras al público, entre los temas que abordó estuvieron: la Caravana Migrante , al comentar que la migración es natural, que todos somos migrantes y “e sean bienvenidos en donde hayan decidido florecer”. También agradeció a la energía femenina y al misterio de estar vivos; y pidió respeto a los animales.
La velada mística terminó con ritmos improvisados, en los que el grupo y el público ya estaban inducidos en un ritual de baile y alegría, con un par de sones chilenos, el cover de "El amor es un camino" de Víctor Jara y con la canción "Gina". Así se despidió del Cervantino el grupo integrado por Rubén Albarrán, en la voz; Carlos Icaza, en la batería; Rodrigo Aros, en el sitar y flautas; Juan Pablo Villanueva, en la guitarra; y Giancarlo Valdebenito, en el bajo.
akc