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El 11 de diciembre de 1917, en la ciudad de Matanzas, Cuba, nació Dámaso Pérez Prado , “El Rey del mambo”. Un hombre que con su ingenio musical, marcó para siempre la historia rítmica latinoamericana.
Es por ello que la Fonoteca Nacional , salvaguarda de la riqueza sonora de nuestro país, se suma a los festejos por el centenario de su natalicio y se enorgullece en presentar a través de una Sección Especial, la cual incluye textos de especialistas y una selección de lo más representativo de su repertorio, una auténtica joya: La restauración de la grabación del Preludio op. 3 no. 2 en do sostenido menor para piano de Serguéi Rajmáninov, ejecutado en el muy particular estilo de Pérez Prado y su orquesta durante un concierto en el Teatro de la Ciudad en 1978.
Además, se indicó en boletín: "Se incluye además en el sitio, un video en que se muestra el proceso de restauración realizada por el área de Conservación y Documentación sonora de la Fonoteca Nacional, junto a una semblanza del compositor y director".
Creado a fines de los años 40, el mambo parece ser la banda sonora de la capital mexicana: la universidad, el politécnico, el barrio de la merced y sus taxistas, están todos retratados en las estrofas compuestas por Pérez Prado, quien en 1981 se nacionalizó mexicano. Es parte esencial de una época del cine nacional; lo interpretaron cantantes de nuestro país como María Victoria, Toña La Negra, María Luisa Landín y Tony Camargo; lo bailaron Tongolele, Tin Tan, Joaquín Pardavé e incluso las internacionales Silvana Mangano y Brigitte Bardot.
Pérez Prado llegó a vivir a la Ciudad de México invitado por el cantante Kiko Mendive en 1948, y desde entonces y hasta su muerte en 1989, esta ciudad sería fuente de inspiración para “El Rey del mambo” que la inmortalizó con inolvidables temas como “El ruletero, Mambo Universitario, y Mambo del politécnico, por mencionar algunos, y en retribución, la capital mexicana lo sigue bailando y cantando, es decir celebrando, a cien años de su nacimiento.
sc