La mezzosoprano italiana Cecilia Bartoli compitió hoy con su presencia escénica y su voz con la belleza de los frescos de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina , en la primera vez que una mujer cantaba en este templo de la cristiandad y con un coro compuesto por solo hombres.
La diva, la "nueva Maria Callas" como la ha denominado recientemente The Telegraph o la verdadera heredera femenina de Pavarotti en una Italia huérfana del tenor como la definió L'Espresso , iluminó la Capilla Sixtina con su voz cristalina.
Una sola pieza -la "Beata viscera Mariae Virginis", de Perotín, un compositor medieval francés -, pero que hizo historia de la Iglesia y de la música al ser la primera mujer en grabar y en exhibirse ante un público en la Capilla Sixtina.
Bartoli había ya apreciado la elección de esta partitura: "una música arcaica" y que significaba para ella "la primera vez que iba tan atrás en el tiempo" con una interpretación. Además, expresó que cantar en la Sixtina "era un sueño y un gran privilegio", según información de la Deutsche Grammophon.
Ante pocos invitados, la mezzosoprano interpretó la pieza, dedicada a la Virgen, acompañada por el Coro de la Capilla Sixtina , formado por 20 adultos y 30 niños.
Un tema incluido en el nuevo disco del coro, Veni Domine , la tercera colaboración con la Deutsche Grammophon, tras los éxitos de las dos últimas Navidades Cantate Domino (2015) y Palestrina (2016).
En esta ocasión y por primera vez en el hermético mundo eclesial, el director de este coro formado exclusivamente por voces blancas y adultos varones, Massimo Palombella, invitó a grabar una de las canciones a una mujer y para ello se eligió a una de las máximas representantes actualmente tanto en Italia como en el panorama internacional de la música clásica: Cecilia Bartoli.
El nuevo disco que el coro interpretó en este lugar, tan cargado de espiritualidad como de sorprendentemente buena acústica, tiene la peculiaridad que no recoge las típicas canciones de Navidad sino que se ha elegido un repertorio de obras de la producción renacentista creadas para celebraciones natalicias y del adviento y basadas en las partituras originales encontradas en los archivos de la Sixtina.
"La propuesta musical tiene como fuente primaria el fondo Capilla Sixtina de la Biblioteca Apostólica del Vaticano, el criterio de elección ha sido el tiempo de Adviento y Navidad y la frecuencia de esta música en las celebraciones papales", explicó durante su presentación monseñor Palombella.
En este trabajo de casi arqueología musical se ha incluido la excepcional presencia de Bartoli que da, aún más si cabe, una mayor calidad al proyecto.
El concierto de 80 minutos bajo el peso escénico de las pinturas de Miguel Ángel incluyó todas las canciones de " Veni Domine , entre ellas varias primeras grabaciones de los repertorios de compositores como Guillaume Dufay, Gregorio Allegri, Luca Marenzio y Perotín.
Cada pieza iba precedida de una introducción en la que se describía su significado y dónde fue encontrada entre los fondos de los archivos.
El coro, a cuyas espaldas se encontraba el fresco del Juicio Final, interpretó piezas como las de los renacentistas Tomás Luis de Victoria (1548-1611) y Giovanni Pierluigi da Palestrina (1525-1594) antes de que apareciera Bartoli.
En ese momento, el templo de la cristiandad se convirtió en un templo de la música. Bartoli entró solemnemente, precedida por los "Pueri Cantori" (los niños cantores) para su exhibición y encantó con su voz a los presentes.
Al final del concierto, Palombella llevó a Bartoli al centro de la Sixtina para que recibiese los aplausos del público rodeada por los impresionantes frescos de Miguel Ángel.
Un concierto muy especial para presentar un disco que tiene además una dimensión benéfica pues el papa Francisco ha pedido que los beneficios de la venta de la grabación se destinen a obras de caridad.
sc