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La posibilidad de ver las salas de los museos llenas de público, las largas filas en las entradas y los récords de asistencia, la llegada masiva de escuelas, las visitas guiadas, los audífonos o pantallas táctiles e incluso las obras para tocar son algo que dejaremos de ver en estos recintos por muchos años.
Todos los museos del mundo revisan el tema a consecuencia del Covid-19; también reajustan agendas de exhibiciones y préstamos, y advierten sobre sus minadas finanzas.
Museos públicos y privados, unos más rápido que otros, presentaron al inicio del confinamiento programas en línea. También comenzaron una reflexión sobre su papel más allá de espacios de entretenimiento y algunos buscaron ser puente con mensajes sobre cómo cuidarse, cuidar a los demás y comprender la dimensión de la crisis de la humanidad.
Pero su problema más complejo está en la economía; el tema de los recursos afecta de diversas maneras a prácticamente todos los museos del mundo. En el caso de México hay grandes dudas, por las implicaciones del recorte de 75% de gastos generales, materiales y suministros que implica el Decreto Presidencial del 23 de abril, que afectará a todo el sector público.
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El Frente Amplio de Trabajadores del Arte y la Cultura en México ha expresado su preocupación por lo que causará al sector cultural, y de manera particular a los museos. Una de las redes de museos institucionales más grande es la del Instituto Nacional de Bellas Artes (son 18 recintos, 15 de en la Ciudad de México).
Algunas inquietudes, reflexiones y acciones emprendidas fueron expresadas y descritas por la directora general de Artes Visuales de la UNAM, Amanda de la Garza; el curador en jefe de MUAC , Cuauhtémoc Medina; la coordinadora de Artes Visuales del INBAL, Mariana Munguía; la directora del Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey (Marco), Taiyana Pimentel; y el director de Museo Amparo de Puebla, Ramiro Martínez.
El curador en jefe del MUAC considera que, tal y como está planteado el Decreto Presidencial, tendría un efecto catastrófico para los museos y otras instituciones culturales del país: “Al deterioro presupuestal preexistente en los museos se va añadir una sequía de presupuestos públicos, un cese de participación privada, una grave disminución de los recursos de taquilla, todo eso en conjunto plantea una situación que podría ser una catástrofe”, dice el también historiador y crítico de arte.
Fuera de la Ciudad de México el panorama es aún más complicado; así lo advierte la directora del Marco: “Me pregunto ¿cuál es el pensamiento de las políticas públicas federales en relación a la descentralización de la cultura? Eso ha caído por completo en el vacío. Es muy poco esperanzador que las políticas federales se centren nuevamente en la Ciudad de México y nada más. Todo el programa público que el gobierno federal pretende desarrollar se ubicará en el Bosque de Chapultepec, nuevamente dedicado a la Ciudad de México, donde además existe la red de museos más completa del continente. Los estados del norte han sufrido de violencia social por muchos años, entonces hay que preguntarnos ¿qué le vamos a dejar al resto de los ciudadanos en cultura?”
Respuestas y preguntas al INBAL
“El modo en que en Río de Janeiro ardió el Museo Nacional debería ser una advertencia generalizada del peligro que corren instituciones como museos, bibliotecas, filmotecas, cuando el gobierno deja de entender la importancia del gasto público en mantener el patrimonio cultural”, dice Cuauhtémoc Medina.
Cuestiona si el Decreto Presidencial del 23 de abril no significa el despido masivo del personal que está contratado informalmente bajo el capítulo 3000, mucho del cual labora en museos.
Sin embargo, Mariana Munguía, coordinadora Nacional de Artes Visuales del INBAL, asegura que el compromiso es que se mantendrán todos los contratos firmados por honorarios. Así lo dijo en entrevista:
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“Todas las personas contratadas por Capítulo 3000 no se van a despedir. Los contratos para este año no se verán afectados”, dice; pero ni la funcionaria ni Comunicación Social del INBAL precisaron cuántas personas tienen contratos por honorarios este año tanto en Artes Visuales como en los 18 museos del Instituto.
Acerca del proyecto de trabajo que se tiene en la red de museos del Instituto, Munguía dice que están trabajando en una reprogramación para analizar las necesidades de los museos, analizando escenarios que habría una vez que autorice la Secretaría de Salud su apertura: “Habrá en esa reprogramación menos exposiciones físicas y se va ejercer menos”, reconoce, pero no especifica el recorte o reprogramación en los museos ni los porcentajes de reducción de gastos de operación —capítulo 2000—. Argumenta que cada museo analiza en este momento su situación: “El Decreto Presidencial afecta los capítulos 2000 (materiales y suministros) y 3000, no a la creación artística”.
La funcionaria admite que sí se reducirán las exposiciones, pero alega que no por ello saldrá personal ya contratado. “Cada Museo está reformulando sus programas; si se pospone la exposición no implica despedir a alguien contratado”.
Mariana Munguía opina que “son muy válidas las expresiones de la comunidad” (que cuestiona el recorte en las instituciones) y que el compromiso de ellos es “trabajar en no caer en la precariedad, en no dejar los museos vulnerables. Tenemos que recordar que es un momento que no esperábamos, este decreto atiende este momento, no quiere decir que el próximo año no regresemos a los presupuestos que teníamos. Esto no es algo permanente”.
Al preguntarle qué tanto dependen los museos de los prestadores de servicios contratados por el 3000, responde que “eso es histórico. No se ha crecido con el número suficiente de plazas para atender las necesidades, y el capítulo 3000 ha sido una parte importante de nuestros servicios”.
Respecto al programa de exposiciones, Munguía asegura que sí se realizarán, entre otras, la exhibición de Amadeo Modigliani en Bellas Artes, la de “Imágenes novohispanas”, en el Museo Nacional de Arte, y que se reprogramó para 2021 la del Victoria & Albert, ahí mismo en el Munal.
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SOS por el Marco
Taiyana Pimentel reconoce que el Marco atraviesa por una situación muy complicada, entre otras razones porque la mayor fuente de ingresos —que es con las empresas privadas— normalmente se define en marzo y este año, cuando iba a establecerse, se desató en México (y al inicio con mucho impacto en Monterrey) la pandemia.
SOS Marco es la campaña que abrió este museo de Monterrey para allegarse recursos. Foto: CORTESÍA: MARCO
“Marco recibe recursos de tres fuentes; autogenerados, del gobierno del estado y de las empresas del estado, muchas de las cuales están en campañas de apoyo a hospitales y planes de sobrevivencia, y Marco ha quedado un poco relegado. Estamos un poco en la incertidumbre”.
Por eso una de las acciones en que trabajan hoy es la campaña SOS Marco, que busca recursos para el recinto; también, en estas fechas, hacen un trabajo en línea que comprende recorridos en 3D de las exposiciones de Ai Weiwei y de Melanie Smith; conferencias y cursos.
En el Museo habrá reducción de exposiciones y se tendrán que reagendar otras. “El Marco ya tiene un plan de cuantas personas caben por metro cuadrado y cuántas pueden entrar cada tantos minutos. Nos veremos en la obligación de tomar medidas de uso de tapabocas, lavado constante de manos, eliminar toda interacción con las obras, eliminar audífonos…, pero algo vamos a ganar: por primera vez en mucho tiempo el público va a poder ver una exposición por sí solo, frente a la obra, sin que nadie y nada lo interpele, aunque sea por cinco minutos”.
Como en otros museos, en el Marco no hubo despidos, pero aquí si hubo reducción de salarios entre 10% y 50%. Este museo, tentativamente, abrirá sus puertas el 1 de agosto si las autoridades lo permiten.
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Reprogramación en el MUAC
La pandemia hizo replantear el calendario de 2020 y 2021 en el Muac, reconoce la directora del Museo, Amanda de la Garza. Considera que las medidas sanitarias probablemente duren mucho más de lo que imaginamos, y ello implicará replantear muchos detalles en el museo, como evitar puntos de contagio y sanitizar superficies, pero también esta coyuntura ha implicado repensar su función como museo y se cuestiona: “¿construir contenidos de entretenimiento, ocio, o qué otras posibilidades hay? No solo somos productores de placer estético y ocio sino un espacio de contención en la medida: vivimos una crisis social derivada de la crisis sanitaria y acompañada de la crisis económica, y eso deriva en detonantes de conflictos sociales. Nos corresponde ofrecer un espacio de conversación sobre esas temáticas”.
Otro reto –dice-- es comprender quiénes son los públicos virtuales, y qué exclusiones implica lo digital en un país como México.
El programa en línea de Muac ha sido muy completo, diverso; es parte de una programación que se venía trabajando hace meses. Amanda de la Garza define que se trata de trasladar el programa curatorial del recinto al mundo digital. “El programa curatorial tiene que reflejar la relación con los públicos y nuestros intereses en términos de programación curatorial y líneas de trabajo”. Un ejemplo de esto es la apertura de una sala virtual, la 10, que cada dos semanas le brinda al público un nuevo programa de exhibiciones.
El recinto universitario abrió una sala virtual, la 10, que cada dos semanas ofrece una muestra. Foto: CORTESÍA: MUAC
El Muac ha tenido que reprogramar algunas de sus exhibiciones y el impacto ha sido fuerte porque había una agenda internacional que ha cambiado porque se han hecho ajustes en la UNAM en lo referente a viajes e invitados. La exposición “Poesía Brossa” es un ejemplo de las muestras que se iban a abrir y que se tuvieron que reagendar.
En el MUAC aún no hay una fecha de apertura; al respecto, Cuauhtémoc Medina afirma: “La prioridad en nuestro regreso estará en ofrecer un ambiente seguro para quienes trabajan con nosotros, empleados, contratados, artistas, y para los públicos”.
Cambios en el Amparo
Ramiro Martínez, director del Museo Amparo, de la ciudad de Puebla, cuenta que este museo ya venía trabajando en línea distintos procesos; ahora esto se ha reforzado y el Museo usa sus espacios virtuales también para campañas de salud y cuidados, divulga sus archivos y da énfasis al arte sonoro, por ejemplo.
“Estamos preguntándonos, como buena parte del mundo, ¿qué sigue? Hay demasiadas variables en juego. Estamos viendo cómo funcionar, cómo será la logística de la visita del público”.
Un tema muy importante es el de los recursos. Aunque es un museo que financia la Fundación Amparo, ésta también hace un trabajo social que en este momento es más apremiante. “Hay requerimientos sociales ahorita que atender. Somos parte de un país y hay prioridades: la salud, la gente que está quedándose sin trabajo”, afirma el director.
El Amparo, de Puebla, permite al público acceder a materiales de archivo del museo. Foto: CORTESÍA: MUSEO AMPARO
Aunque esta situación lleva a replanteamientos, no se trata de una crisis. “Cuando abramos, los protocolos de atención al público serán diferentes, habrá reducción de servicios, nos tendremos que replantear los programas públicos para escuelas que son muy importantes y eso no sólo depende de nosotros sino de la SEP”.
El Museo Amparo trabajaba para en 2021, en el 31 aniversario, abrir una sala de exhibición permanente de arte contemporáneo, actividad que sí mantendrá, pero se harán ajustes en exhibiciones; habrá un número menor de muestras y se mantendrán más tiempo en las salas.
“Estamos trabajando con base en experiencias de otros para ver distancias; nunca hemos sido de masas más allá de Noche de Museos. Habrá que guardar lineamientos, distancias, no a visitas guiadas ni interactivos en salas… Lo de la sana distancia está para quedarse un rato”, dice Ramiro Martínez.
El Amparo, como los demás museos, aún no tiene fecha de apertura; esto dependerá de Protección Civil y Secretaría de Salud.