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Para muchos mexicanos, los museos son destinos imperdibles cuando viajan a Europa, a pesar de que varios nunca se han sentido atraídos por el patrimonio cultural local.
“Quien conoce su aldea, conoce el universo”. Quizás esta frase del novelista ruso León Tolstói describe el sentir de los europeos, pero no de este lado del mundo.
Al igual que en el resto de América Latina, una buena parte de los museos en México, tanto de historia como artísticos, atraviesan una situación crítica, a tal punto que en nuestro país hay varios recintos dedicados a la historia que no han sido pisados por un solo visitante en años.
Las razones son diversas, pero expertos destacan la reducción paulatina de presupuestos para la operación, promoción, conservación y restauración de los museos, el avance de la tecnología, el desinterés de las personas, los problemas de inseguridad y la falta de conectividad.
México cuenta con 162 museos abiertos al público bajo resguardo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), recintos que dan cuenta de un pasaje de la historia nacional o estatal, o bien que refuerzan los conocimientos sobre una localidad, un sitio histórico o arqueológico importante.
Sin embargo, la autoridad reportó ocho museos históricos que no recibieron siquiera un visitante entre enero y mayo de este año.
El discurso del museo es un punto de reflexión dentro de la historia de la Independencia, cuya temática se divide en cinco ejes: la fundación de San Felipe (hoy Ciudad González), que se remonta a 1552; el arribo y estancia de Hidalgo en el lugar; la búsqueda de un futuro en el Bajío; la Francia Chiquita; y el teatro y la música que tanto apasionaron al cura.
Otra casa que fue habitada por un héroe de la Independencia es el Museo Histórico del Oriente de Morelos, “Casa de Morelos”, cuyo espacio tampoco ha tenido público este año.
El museo consta de ocho salas de exposición permanente que principalmente revelan la vida del Siervo de la Nación, el encuentro con Hidalgo y sus principios como estratega.
El Museo de Arqueología Subacuática, situado en Campeche, también padeció el abandono en los primeros cinco meses del año, de acuerdo con información del INAH.
Con un acervo mayormente prehispánico, el recinto se compone de dos colecciones únicas en su género en toda el área maya, una consiste en las máscaras funerarias de jadeíta procedentes de las tumbas de los Divinos Señores de Calakmul, y la otra de figurillas funerarias de la isla de Jaina.
Ubicado en el centro de Veracruz, se localiza el Museo Baluarte de Santiago, que tampoco ha recibido visitantes este año.
El sitio exhibe Las Joyas del Pescador, colección arqueológica que consta de 42 piezas y lingotes de oro precolombino, llamadas así porque fueron decomisadas a un pescador que las encontró en el fondo del mar.
El Museo Arqueológico del Soconusco, en Chiapas, muestra monolitos y estelas del sitio arqueológico de Izapa, importante centro cívico y religioso construido mil 500 años antes de Cristo; pero las piezas no han recibido público en lo que va del año.
La arquitectura del museo presenta una fuerte influencia del estilo art decó, cuyo contenido temático se divide en cinco salas: Estelas, Primeros pobladores o mokayas, Olmeca, Izapa y Mexica.
En la Pinacoteca de Mérida “Juan Gamboa Guzmán” no se reporta ninguna visita desde que inició el año, a pesar de que al interior alberga obras del virreinato y del siglo XIX en Yucatán que proceden, en su mayoría, del desaparecido Museo Histórico y Arqueológico del estado, con una muestra que abarca desde autores virreinales hasta modernos.
El INAH reporta dos museos más que no han tenido visitantes este año, ambos ubicados en Huaquechula, Puebla. Se trata del ex Convento de San Francisco y de la Casa de la Palestina, cuyas estructuras fueron afectadas por los sismos de septiembre de 2017.
“Lo que no se muestra, no se vende”. El especialista en turismo por la Universidad Iberoamericana, Gerardo Herrera, expone que los museos, como cualquier otro producto, deben promoverse.
“Lo que no se muestra, no se vende. Si esto aplica para un centro de playa, aplica con mayor razón para los museos”, opina.
Explica que la cultura es un producto muy difícil de vender en México, pero no sería tan complicado ofrecerlo a los extranjeros, particularmente a los europeos, porque a muchos les gusta la cultura, pero requieren enterarse de la existencia de los museos, mediante difusión y promoción. “Se está desperdiciando una importante oportunidad, porque los museos pueden atraer turistas más sofisticados y educados, en lugar de springbreakers”, considera.
Para Gerardo Herrera, los gobiernos en México han abandonado la política cultural por décadas, pero confía en que la nueva administración federal, que dice tener mayor sentido social, aplique una política no sólo de rescate, sino de promoción de los museos.