En febrero de 2021, la jefa de Gobierno de la Ciudad de México anunció que ely Juvenil Yancuic estaba construido al 85%, que se concluiría en abril y se inauguraría en septiembre de ese año para que, una vez que la mayoría de la población estuviera vacuna contra el Covid-19, pudiera disfrutarlo. Pero han pasado ocho meses de la fecha estimada de apertura, los ciudadanos están retomando su ritmo previo a la pandemia y hoy, en el Día del niño, los capitalinos siguen sin poder hacer uso de este recinto rodeado de polémicas.

EL UNIVERSAL realizó una visita al museo y aunque no hay acceso a la construcción, desde la distancia se pudo constatar que el edificio está casi concluido aunque aún no hay museografía. Lo que sí se observó es que ya hay instalación de aire acondicionado, extintores, árboles y jardineras en buen estado y la luz ya en funcionamiento.

Dentro y fuera del lugar había trabajadores, pero no laboraban a marcha forzada; Alrededor de ocho de ellos paleaban la tierra, limpiaban vidrios y regaban las plantas. Una mujer que atendía una base de taxis en el paradero del Metro Constitución de 1917, que está a unos metros del recinto, comentó que los obreros llevan unos seis meses con ese ritmo de trabajo y explica que desconoce la fecha de apertura del Museo. Por su parte, un joven que despachaba un puesto de dulces en las inmediaciones explicó que no se le ha comunicado si podrá mantener su local en la zona.

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El Museo Infantil y Juvenil Yancuic, que hasta 2021 la Secretaría de Obras y Servicios reportaba que tenía una inversión de 529 millones de pesos, se sitúa a un lado del paradero de camiones y taxis. De la salida del Metro, unas escaleras llevan a una estrecha banqueta que da al Eje 8 Sur, pero el reducido espacio lo ocupan varios puestos de comercio informal. Más adelante, la banqueta tiene un hoyo grande junto a una coladera, donde se estanca el agua y la basura: sería imposible que una silla de ruedas, un niño, una persona con discapacidad o una carriola pudiera pasar ahí libre de riesgos de un accidente.

Una vez superados los primeros obstáculos, hay camiones, microbuses y taxis que no hacen fácil el paso de los transeúntes. No es una calle segura para cruzar, además, al acercarse al Museo, hay un contorno de banqueta que interrumpe el nivel del suelo —lo que de nuevo dificulta el tránsito de sillas de ruedas y carriolas—, pero luego de saltar esta especie de escalón, el peatón se encuentra con una rampa, cuya altura implica dar un gran paso para subir la banqueta. Esta rampa es parte del Museo Infantil y deja en evidencia que no se consideró el transitar de gente con discapacidad, niños o carriolas.

El arquitecto Carlos Rodríguez Bernal, del estudio SPRB Arquitectos (Guadalajara), y uno de los autores del diseño del museo, dijo que esa rampa “parece una modificación”, es decir, no estaba en la propuesta original.

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Sin visto bueno

Sobre los alrededores del recinto, Carlos Rodríguez Bernal explicó que hubo una propuesta para reorganizar la CETRAM (Centro de Transferencia Modal) de Constitución 1917, que incluía un centro comercial, pero que en 2019 se canceló y se asignó el espacio a una preparatoria.

Sin embargo, un espacio cuidado era la plaza del museo: la planta baja, que se diseñó para que el público pudiera tener un adelanto de lo que encontraría dentro del museo. Esta área contaría con galerías al aire libre, explicó el arquitecto. “Estaba siguiendo todos los lineamientos de accesibilidad; había rampas para discapacitados”, agregó.

Pero la integración de una nueva rampa no fue la única modificación en la plaza del edificio; Rodríguez Bernal cuestionó el cambio de pavimento, a uno pulido, que es más resbaloso y peligroso sobre todo si se moja.

“Seguimos una guía publicada por el Gobierno de la Ciudad, ahí se menciona que los materiales permitidos para la construcción de superficies peatonales tienen que ser a base de precolados de concreto, para estos pavimentos trabajamos con la empresa que prácticamente le fabrica todos los pavimentos a la ciudad. Pero acá prescindieron de eso; había una norma que ellos mismos se saltaron”.

De hecho, hay más modificaciones que preocupan a los arquitectos y que fueron expuestas por Partida a Vanessa Bohórquez.

Los creadores indicaron que los barandales habían sido modificados. Las propuestas originales ofrecían mayor seguridad a los futuros visitantes al recinto. El vestíbulo da hacia un atrio interior que es el cuádruple de altura (30 metros aproximadamente) y para evitar que un niño se precipitara, colocaron en su diseño mamparas de cristal templado laminado de dos metros de altura, pero la nueva administración las cambió por barandales de herrería de altura promedio (90cm-1m), precisó Rodríguez Bernal.

Otro juego de barandales que fue alterado es el de las escaleras. A través de fotos a las que tuvieron acceso los arquitectos, a quienes desde abril de 2019 no se les permite visitar la obra, notaron que los barandales cerrados de placas de acero que habían elegido no se habían usado, en su lugar seleccionaron uno con abarrotes colocados de forma horizontal: “Esto forma una escalerilla que un niño puede trepar”, indicó el arquitecto.

Otra de las modificaciones en el diseño está relacionada con la sustentabilidad. Los arquitectos habían creado un diseño para que las salas contaran con ventilación natural, a través de una fachada de celosías que regulaban la entrada de luz y aire, pero la idea fue descartada y se optó por colocar fachadas acristaladas, “haciendo un efecto invernadero”, por lo que “han tenido que meter aire acondicionado”, detalla el especialista.

Esta serie de modificaciones al diseño original sin consultarles pesa más para el grupo de arquitectos que el no haber recibido el pago total de su trabajo, además que fueran excluidos del proyecto. “Todo esto es un desdén” indicó el arquitecto. Sin embargo, afirmó, siguen abiertos al diálogo y a la colaboración, si es que las autoridades “recapacitan”.

Museo para niños casi terminado, pero ¿inseguro?
Museo para niños casi terminado, pero ¿inseguro?

Sin inauguración pero con historia

En 2015, el estudio de Rodríguez Bernal y su socia Laura Sánchez Penichet ganó la concesión que realizó el Museo Interactivo Infantil, AC. (Papalote), junto al despacho MX_SI (Barcelona), entonces integrado por Mara Partida, Boris Bezan y Héctor Mendoza, y hoy dividido entre Mendoza Partida y BAX Studio. La construcción inició en 2017, pero llegó Claudia Sheinbaum al gobierno de la Ciudad de México antes de que se pudiera terminar la obra. En enero de 2019 se canceló la concesión con Papalote, por lo que no terminó de pagar los honorarios a los arquitectos, a quienes desde entonces también se les excluyó del proyecto. Ellos interpusieron una demanda contra Papalote para que fuera saldada la deuda: 30% de su paga.

Han pasado tres secretarios de Cultura en la actual administración de la CDMX y ninguno ha solucionado el asunto.

Alfonso Suárez del Real se puso en contacto con los arquitectos, ofreció que la Ciudad cubriera la deuda con la condición de que se desechara la demanda; el trato se aceptó pero nunca se formalizó. Después llegó Vanessa Bohórquez, a quien la arquitecta española Mara Partida le externó, a través de llamadas telefónicas, su preocupación por los cambios en el diseño del museo en cuestiones de seguridad del visitante, sin embargo, no se llegó a más aun cuando los creadores vislumbraron “voluntad” para resolver la deuda y su reintegración al proyecto.

Finalmente, en enero pasado, Claudia Curiel de Icaza fue designada como nueva secretaria y hasta ahora no se ha comunicado con los arquitectos.

Rodríguez Bernal aseguró: “No tenemos comunicación con nadie, ni con Papalote ni con el gobierno de la Ciudad de México. Hay un hermetismo”.

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Decepción

Los arquitectos Carlos Rodríguez Bernal, Laura Sánchez Penichet, Mara Partida, Boris Bezan y Héctor Mendoza hacen el reclamo del reconocimiento a su trabajo por parte de la actual administración. Dicen que la Jefa de Gobierno agradece a toda la mano de obra, pero no menciona a los arquitectos. Esto, más el impago, ¿podrían derivar en una demanda contra la ciudad por violar la propiedad intelectual?

Rodríguez Bernal dijo que no se lo han planteado porque no quieren tener una “actitud beligerante”, sino seguir abiertos al diálogo. Sin embargo, señaló que la comercialización del Museo podría entrar en controversia:

“No tienen los derechos de la explotación comercial, la propiedad intelectual, porque no acabaron de pagar. Cuando haces un producto artístico, creativo, y lo vendes, ahí transfieres los derechos de explotación comercial de la propiedad intelectual, esta parte estaría en controversia porque si nunca lo acabaron de pagar, nunca lo terminaron de adquirir”, explicó el arquitecto, quien afirmó sentirse frustrado y decepcionado porque esperaría que la Secretaría de Cultura tuviera más en cuenta los temas de autoría intelectual y de respetar las ideas de un creativo.

EL UNIVERSAL solicitó entrevista con la Secretaría de Obras y Servicios (Sobse) para saber por qué el Museo Infantil y Juvenil Yancuic no se ha inaugurado, pero la dependencia respondió que el tema le compete a la Secretaría de Cultura de la CDMX, que a su vez informó que no ofrecería entrevista del tema porque “se hizo un cambio importante en la secretaría y los temas se están retomando”.

Carlos Rodríguez Bernal
Arquitecto 
“No tenemos comunicación con nadie, ni con Papalote ni con el gobierno de la Ciudad de México. Hay un hermetismo”

529 MILLONES DE PESOS la inversión en el Museo Infantil y Juvenil Yancuic hasta 2021, según la Secretaría de Obras y Servicios