El Museo Hermitage de Ámsterdam

estrenó hoy "Bellezas clásicas", una exposición que enseña, a través de pinturas y esculturas de la segunda mitad del siglo XVIII , la atracción de los artistas por la Italia del Neoclasicismo y su delicadeza para retratar la desnudez del cuerpo humano.

Los parámetros de belleza

de la Antigua Grecia y Roma resurgieron en Italia a mitad del siglo XVIII, cuando unas excavaciones en Pompeya, Tívoli y Ercolano desvelaron tesoros artísticos que habían estado escondidos durante cientos de años.

Artistas como , Vincenzo Pacetti o Anton Raphael Mengs "se sorprendieron mucho con esas obras, intentaron copiarlas e incluso mejorarlas, imprimiéndoles una sensación de emoción" a sus protagonistas, explicó a Efe la jefa de exposiciones del museo, Marlies Kleiterp.

La figura del desnudo en el arte había sido considerada escandalosa anteriormente, especialmente en la Edad Media, pero los redescubrimientos de Italia les posibilitaban romper esa barrera.

Los trabajos expuestos en la capital holandesa provienen del Hermitage de San Petersburgo, que "tiene una colección excepcional de arte clásico, por lo que pensamos que ya era hora de presentarla en Ámsterdam", añadió Kleiterp.

La estrella de la exposición, "Las tres Gracias" de Canova , es una majestuosa escultura labrada en mármol cuyas protagonistas, prácticamente desnudas, se abrazan en un fraternal y sensual gesto.

Museo de Ámsterdam desnuda la belleza del cuerpo humano
Museo de Ámsterdam desnuda la belleza del cuerpo humano

"Las tres Gracias" de Canova. Foto: Museo Hermitage

La versión de Canova , al igual que ocurrió con la versión en óleo de Rubens, introdujo un importante cambio, pues en las obras originales de Grecia y Roma las mujeres aparecían mirando hacia atrás, sin contacto visual entre ellas.

"Canova cambia su actitud, ahora se miran la una a la otra, se abrazan, tienen un verdadero contacto. Hay emoción, amor, y eso es nuevo", añadió la jefa de exposiciones del Hermitage.

Otra escultura destacada del italiano es "Amor con alas", para la que necesitó cinco años de trabajo, plasma a un Cupido que sostiene un arco con una sola mano, sin intención de dirigir la otra al carcaj y cuyos rasgos andrógenos dificultan precisar su género.

No solo de personajes desnudos vive "Bellezas Clásicas", pues en su apartado de pinturas se pueden disfrutar paisajes espectaculares de la Italia del siglo XVIII.

El alemán Jacob Philipp Hackert, por ejemplo, reflejó en varios de sus óleos las espectaculares cataratas de Tívoli, lugar al que acudían romanos y visitantes para desconectar del bullicio de las ciudades.

El francés Pierre-Jacques Volaire, por su parte, seleccionó el monte Vesubio para plasmar una de las erupciones del famoso volcán, dando como resultado un cuadro nocturno que pone a contraluz las figuras de los personajes que observan la lava corriendo.

"Bellezas clásicas" cuenta con tres trabajos de Angelica Kauffmann, una pintora suiza-austríaca que creció artísticamente en Italia, extendió sus conocimientos en Inglaterra y tuvo entre sus compradores a Catalina la Grande.

"Si comparas sus obras con otras hechas por hombres de su época, las de ella parecen más amables, benévolas, con un mayor uso de colores pastel y más suaves", indicó Kleiterp.

De hecho, es suyo el único autorretrato expuesto en Ámsterdam, donde Kauffmann mira al visitante a los ojos con una actitud calmada, reposada y tocada con un elegante sobrero.

"Bellezas clásicas" estará expuesta en Ámsterdam hasta el 13 de enero del próximo año.

akc

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