Jan Morris

, la celebrada periodista, historiadora, viajera y escritora de ficción que a su mediana edad se convirtió en pionera del movimiento transgénero falleció a los 94 años.

Morris murió en Gales el viernes por la mañana, de acuerdo con su representante literario United Agents. Su agente Sophie Scard confirmó su muerte. Morris había tenido problemas de salud. De momento no se revelaron otros detalles.

La autora británica vivió como James Morris hasta comienzos de la década de 1970, cuando le realizaron una cirugía en una clínica en Casablanca y cambió su nombre a Jan Morris. Su popular libro de memorias “Conundrum” que fue publicado en 1974, continuó el camino de obras previas como “A Personal Autobiography”, la autobiografía de Christine Jorgensen, al representar su decisión como natural y liberadora.

“Ya no me siento aislada o irreal”, escribió. “No sólo me puedo imaginar más vívidamente cómo se siente otra gente: liberada al fin de esos viejos frenos y tapaojos, finalmente puedo conocer cómo me siento a mí misma”.

Morris fue una autora y periodista prolífica y lograda de decenas de libros en una variedad de géneros y fue testigo de primera mano de la historia. Cuando era una joven reportera para Times, acompañó una expedición en 1953 a Asia encabezada por Sir Edmund Hillary y el día que fue coronada la reina Isabel II , reportó primero la noticia de que Hillary y un sherpa nepalés llamado Tenzing Norgay se habían convertido en los primeros escaladores en llegar a la cima del monte Everest .

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Tenía tanto miedo de que otros reporteros rivales le robaran la noticia que usó un código secreto para el despacho, que fue transmitido a través del radio de un puesto militar en la India: “Condiciones de nieve mala parada avanzó base abandonada ayer en espera de mejoría”.

En 1956, ayudó a reportar para el diario Manchester Guardian la noticia de que las fuerzas francesas estaban atacando secretamente a Egipto durante la llamada crisis del Canal de Suez que amenazó con comenzar una guerra mundial. Los franceses y los británicos, que también estaban alineados contra Egipto, se retiraron avergonzados después de negar los reportes iniciales y el primer ministro británico Anthony Eden renunció meses después. A comienzos de la década de 1960, cubrió el juicio de Adolf Eichmann en Jerusalén.

Morris fue elogiada por su escritura sobre viajes inmersiva, Venecia y Trieste eran algunos de sus destinos favoritos y por sus historias “Pax Britannica” sobre el imperio británico, una trilogía que comenzó como James Morris y concluyó como Jan Morris. En 1985 fue finalista del Premio Booker por un diario de viajes imaginario y thriller políticos “Last Letters from Hav”, sobre una ciudad estado en el Mediterráneo que era el punto de partida para el conocimiento y aventuras mundiales de la autora, donde los visitantes iban de San Pablo a Marco Polo a Ernest Hemingway y Sigmund Freud.

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El libro fue reeditado 21 años después como parte de “Hav”, que incluía una secuela de Morris y una introducción de la autora de ciencia ficción y fantasía Ursula K. Le Guin.

“Leí (‘Hav’) como una descripción brillante del cruce entre Occidente y Oriente ... visto por una mujer que realmente ha visto el mundo y que vive en él con el doble de intensidad que la mayoría de nosotros”, escribió Le Guin.

Otras de las obras de Morris incluyen las memorias “Herstory” y “Pleasures of a Tangled Life”, las colecciones de ensayo “Cities” y “Locations” y la antología “The World: Life and Travel 1950-2000”. Una colección de diarios “In My Mind’s Eye”, fue publicada en 2019, y un segundo volumen está previsto para enero.

“Allegorizings”, un libro de no ficción sobre reflexiones personales que escribió hace más de una década y que pidió que no fuera publicado mientras estuviera viva saldrá a la luz en 2021.

Nació como James Humphrey Morris en Somerset, de padre galés y madre inglesa, Morris recordaba cuestionar su género desde los 4 años. Tuvo una epifanía cuando estaba bajo el piano de su madre y pensó que había “nacido en el cuerpo equivocado y debería ser una niña”. Por 20 años mantuvo sus sentimientos en secreto, un “adorado” secreto que se convirtió en una plegaria cuando en la Universidad de Oxford ella y sus compañeros estudiantes oraban en silencio en la catedral de la escuela.

“En ese alto mientras mis compañeros pedían perdón o iluminación, yo insertaba silenciosamente cada noche, año tras año, a lo largo de mi juventud como chico una petición menos grácil, pero no menos sentida: ‘y por favor, Dios, déjame ser una chica’. Amén’”, escribió Morris en sus memorias.

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“Sentía que si lo deseaba tan fervientemente y sin cesar, sería transformada en el cuerpo de una chica, simplemente buscaba una condición más divina, una reconciliación interna”.

Para el mundo exterior, James Morris parecía disfrutar de una vida masculina ejemplar. Tenía 17 años cuando se unió al ejército británico durante la Segunda Guerra Mundial y fue oficial de inteligencia en Palestina además de lograr las “virtudes militares del valor, la celeridad, la lealtad y la autodisciplina”. En 1949, Morris se casó con Elizabeth Tuckniss, con quien tuvo cinco hijos, uno de los cuales murió en la infancia.

Pero en lo privado sentía “pesadumbre con la indecisión y la ansiedad” e incluso consideró suicidarse. Había recorrido el “largo, maltrecho, costoso e infructuoso camino” de los psiquiatras y sexólogos . Había concluido que nadie en su situación “en toda la historia de la psiquiatría había sido ‘curada’ por la ciencia”.

La vida como mujer cambió la forma en la que Morris vio el mundo y cómo el mundo vio a Morris. Llegó a internalizar las percepciones de que no podía arreglar un auto o levantar una maleta pesada, solía ser tratada como inferior por los hombres y como una confidente por las mujeres. Aprendió que no había “ningún aspecto de la existencia, ni un momento del día, ningún contacto, acuerdo, respuesta, que no sea diferente para hombres y mujeres”.

Morris y su esposa se divorciaron, pero siguieron cercanas y en 2008 formalizaron un nuevo vínculo en forma de unión civil. También prometieron ser enterradas juntas bajo una lápida inscrita en galés e inglés: “Aquí yacen dos amigas, al final de una vida”.

fjb

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