La Universidad de Chile informó esta mañana la muerte, a los 83 años, del escritor chileno Antonio Skármeta Vraničić, reconocido internacionalmente por su novela "Ardiente paciencia", publicada en 1985 en la editorial Sudamericana, en Buenos Aires, y que fue llevada al cine en tres ocasiones, la primera por el mismo Skármeta, cuya relación con el séptimo arte fue tan original como fructífera. Había nacido el 7 de noviembre de 1940 en Antofagasta. Es uno de los escritores latinoamericanos más reconocidos, cuya obra cosechó grandes premios.
La familia confirmó la muerte del autor de "La boda del poeta" , que años atrás tuvo un cáncer de estómago. El presidente chileno Gabriel Boric lo despidió en su cuenta de Instagram. “Gracias maestro por la vida vivida -escribió Boric-. Por los cuentos, las novelas y el teatro. Por el compromiso político. Por el show de los los libros que amplió las fronteras de la literatura. Por soñar que la nieve ardía en el Chile que te dolió tanto”. Tras el golpe de Estado de 1973, Skármeta se exilió con el cineasta Raúl Ruiz; durante un año, vivió en Buenos Aires, en el barrio de Olivos, y publicó su tercer libro de cuentos, "Tiro libre". Luego se instaló en la entonces Berlín Occidental, donde escribió la novela "Soñé que la nieve ardía".
En la Facultad de Filosofía y Educación de la Universidad de Chile cursó la carrera de Filosofía; su tesis fue sobre el pensamiento de José Ortega y Gasset. En 1964 obtuvo una beca Fulbright para realizar estudios de posgrado en Estados Unidos, donde obtuvo una maestría en la Universidad de Columbia con una tesis sobre la obra narrativa de Julio Cortázar. Su primera esposa fue la pintora chilena Cecilia Boisier, con quien tuvo dos hijos.
En Berlín Occidental, de 1979 a 1982 fue profesor de Guion Cinematográfico en la Academia Alemana de Cine y Televisión de esa ciudad. En 1981, conoció a quien sería su segunda esposa, la berlinesa de origen polaco Nora Preperski, madre de su tercer hijo. Allí también concibió la historia del cartero de Pablo Neruda, que lo hizo mundialmente famoso. Primero, la dio a conocer en una suerte de podcast para la radio alemana y luego como el guion de la película Ardiente paciencia, que dirigió Skármeta y se estrenó en 1983. Para la novela, de 1985 (y que comienza con un original prólogo), adoptó el mismo título, pero luego del éxito de la película de Michael Radford, Il postino, la novela pasó a publicarse como "El cartero de Neruda". Fue traducida a varios idiomas y adaptada además al teatro y la ópera.
Skármeta regresó a su país en 1989. El escritor chileno Alberto Fuguet fue alumno suyo en un taller de escritura en el Instituto Goethe, en Santiago de Chile. “Me defendió cuando escribía mi novela en ciernes" Mala onda", que fue muy criticada por los otros alumnos del taller -cuenta Fuguet a LA NACION-. El me redefendió y se la sugirió al editor argentino Ricardo Sabanes, a cargo de Planeta en Chile, al que le pasó el primer capítulo de la novela. Eso fue el inicio de que yo pudiera empezar a publicar”.
“Estoy muy triste -dice Fuguet-. Antonio Skármeta fue el escritor de la Unidad Popular, me atrevo a decir. Captó algo de la revolución, a nivel de su prosa; fue el primer escritor pop chileno, sobre todo con libros como "El entusiasmo", que es muy raro que el primer libro de cuentos de un joven se llame así, y después "Desnudo en el tejado" [Premio Casa de las Américas en 1968]. Ahí está el famoso cuento "El ciclista del San Cristóbal", sobre bicicletas y la ciudad, muchos de sus cuentos están ambientados en sus viajes. Era una especie de heredero de Jack Kerouac. A mí el Skármeta que más me interesa es el Skármeta chileno, tal como se puede hablar del Raúl Ruiz chileno y el Raúl Ruiz extranjero, me parece que el Skármeta que hay que recordar es el de los primeros libros, los que se escribieron con la energía de la Unidad Popular. No había nadie como él en América Latina, era alguien que no estaba interesado en formar parte del boom, que no estaba tratando de hacer la gran novela argentina, chilena, peruana, sino que escribía sobre personajes jóvenes secundarios. Le interesaba escribir sobre los lazos humanos, en primera persona más que en tercera, eso lo hizo ser un personaje distinto. No es un escritor político tradicional, sobre todo por su frescura, por su humor y por su sensualidad. La prosa de Skármeta en sus primeros libros es totalmente alucinante, que poco y nada tenía que ver con lo que se escribía en América Latina”.