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El presidente Andrés Manuel López Obrador
propuso desde su campaña la descentralización de las secretarías de Estado, con excepción de las de Defensa, Marina, Gobernación, Relaciones Exteriores y Hacienda.
La de Cultura
se convirtió en la primera en tener oficinas fuera de la Ciudad de México. Para ello, desde el 10 de enero, la dependencia federal transformó el Palacio de la Cultura (Avenida Benito Juárez 62, centro de Tlaxcala), donde por años estuvo la Casa de la Música, y ésta última fue trasladada a la Casa del Artista (Avenida Miguel de Lardizábal y Uribe 14), a cuatro cuadras del palacio. A su vez, las actividades de la Casa del Artista cambiaron de sede: sin mayor preámbulo, fueron trasladadas a museos, galerías e, incluso, llegaron a la sede del Instituto Tlaxcalteca de Cultura (ITC), en el municipio de Apizaquito —a unos 40 minutos del centro de Tlaxcala—.
A seis meses de haber llegado la administración, en la nueva sede de la Secretaría de Cultura es perceptible el giro hacia actividades administrativas. Sin embargo, sólo hay un funcionario y éste pertenece al área de Comunicación Social. Están también allí los trabajadores de la sede estatal del Instituto Nacional de Antropología e Historia (Centro INAH-Tlaxcala) que antes estaban en Avenida Diego Muñoz Camargo 26 (a ocho cuadras del palacio). También ahí laboran cinco personas del Instituto Tlaxcalteca de Cultura (ITC). Aunque la Secretaría reporta que allí opera La Colmena Centro de Tecnologías Creativas “Grace Quintanilla”, durante una visita al lugar nada indicaba que ahí desarrollara actividades este nuevo espacio.
Es decir, en la nueva sede de la Secretaría de Cultura Federal laboran trabajadores de INAH e ITC, que ya estaban en Tlaxcala. Como funcionarios de la propia Secretaría, en dicha sede, se encuentran, la directora de Información de Comunicación Social, y personal de La Colmena.
Comunicación Social de la Secretaría de Cultura indicó que actualmente en el Palacio de la Cultura hay cinco trabajadores de esa dependencia, aunque no precisó quiénes son y qué cargos ocupan.
La oficina principal de la Secretaría de Cultura sigue en la Ciudad de México, en Arenal 40, colonia Chimalistac, pese a que en octubre de 2018 –época de transición—, la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, dijo: “En un inicio estaré yo (en Tlaxcala), algunos de los subsecretarios y un grupo pequeño, alrededor de 20 personas, para ir entendiendo cómo podemos llevar a cabo la descentralización”.
Cuando el 10 de enero Alejandra Frausto anunció su llegada a Tlaxcala, detalló que desde sus nuevas oficinas tendría reuniones con embajadores y personas de otras representaciones internacionales (lo que hasta ahora no ha sucedido); así como reuniones con Natalia Toledo, subsecretaria de Diversidad Cultural; Mardonio Carballo, director de Culturas Populares, y Juan Gregorio Regino, director del Instituto Nacional de Lenguas Indígenas.
El 24 de enero, Frausto convocó a una reunión con medios de comunicación, para informar que la mudanza a Tlaxcala era “un proceso” y aseguró que todas las áreas de la Secretaría debían poner “un pie” en la sede tlaxcalteca. Lo cierto es que en los últimos meses la agenda de la secretaria y su equipo, en Tlaxcala, es mínima.
En enero, en el Palacio de la Cultura se puso en marcha La Colmena Centro de Tecnologías Creativas “Grace Quintanilla”, que si bien su director, Salvador Sánchez, asegura que ocupa 23 salones, éstos lucían cerrados la semana pasada porque aún no hay actividades diarias.
Pese a las declaraciones oficiales, la comunidad artística señaló la falta de claridad en la transición de la Secretaría de Cultura.
Édgar Landeros, director del Grupo de teatro Antagónicos, afirmó: “El gran cambio no se ha visto, sólo pusieron el letrero de Secretaría de Cultura. En esta ocasión ¿qué ganará, la decisión del Presidente de descentralizar o la negativa de los trabajadores a mudarse a Tlaxcala? Me preocupa que con el tiempo el Palacio de la Cultura se convierta en un edificio muerto, pues no se ve que despache la secretaria desde aquí”.
Isolda Dosamantes, poeta y directora de la Galería Casa de la Nube, cuestionó: “La llegada de la secretaría despertó muchas expectativas, se esperaba que estuvieran más tiempo aquí, pero más bien creo que se trata de una oficina anexa”.
Debido a la falta de información y claridad, Isolda Dosamantes hizo un llamado a las autoridades estatales y federales para “que se organicen, porque ha habido despuntes (de actividades) pero no hay claridad”.
Landeros invitó a que se reconozca si hay fallas en el traslado de la Secretaría de Cultura a Tlaxcala: “Si la personas (trabajadores de la secretaría y funcionarios) no se quieren venir, sería válido aceptar una mala decisión. La idea no era mala pero en cuestiones de practicidad no está funcionando, está mal planeado, porque también se debió pensar en el desarrollo de una infraestructura para las vías de comunicación”.
Una pérdida cultural. En una visita, EL UNIVERSAL constató que de las actividades que se realizaban como parte de la Casa de la Música, en el Palacio de la Cultura solamente quedan clases de danzón y ballet.
Concepción Hernández Pérez comenzó a dar clases de danzón hace aproximadamente 12 años, pero hace seis formó un grupo conformado por alrededor de 25 personas.
Por año y medio, Concepción y Gloria Hernández Muñoz, su esposa, han compartido sus conocimientos de danzón en el Palacio de la Cultura. “Cuando supimos que se venía la Secretaría, hablé con Alejandra Frausto para saber si me dejaba o que de una vez definiera mi situación. Nos dejó continuar aquí. A todas las actividades (de música y artes plásticas) les dieron otros espacio, aunque antes había más movimiento, entraban más jóvenes que llegaban en la mañana o en la tarde”, contó el maestro.
El desplazamiento de actividades culturales por administrativas, implicó cambios en la afluencia de personas y en que algunos dejaran de tomar las clases, pero la llegada de la Secretaría de Cultura no ha generado grandes cambios, coincidieron artistas y maestros.
Iván Sánchez Nóphal daba clases en el Palacio de Cultura, de guitarra, violín y violonchelo a cerca de 50 niños, durante 18 meses, hasta que de un día para otro “en diciembre para ser precisos, nos informaron que ya no había espacio para nada, que no se podrían dar clases aquí y que no había nada por hacer”. Contó que nunca le ofrecieron dar clases en otro lugar: “Simplemente nos dieron las gracias. Los alumnos se han segregado, perdieron interés, la población lo resintió mucho. Se perdió la identidad del espacio porque la comunidad estaba acostumbrada a ver músicos, pintores, y ahora sólo hay oficinas”.
En la nueva sede de la Casa de la Música sólo hay clases de canto, violín, guitarra, mandolina, percusiones afrolatinas, piano y teclado programado. Una de las maestras ahí es Elvira Sirgo, que enseña piano y teclado programado; comentó que el cambio les perjudicó por las dimensiones de los salones. “Al ser el lugar más pequeño se limita el número de alumnos, no hay espacio suficiente. Algo en lo que nos benefició es que aquí tenemos un auditorio”. La maestra agregó: “Falta que la gente sepa dónde estamos ahora, es decir, falta difusión, porque nos avisaron de la nada que ya no tendríamos espacio para nuestras actividades”.
Édgar Landeros, director del Grupo de teatro Antagónicos, recordó que en el Palacio de la Cultura también se daban talleres de teatro, pero que eso se perdió. Cuestionó que a medio año de la llegada de Secretaría de Cultura, debió haber una activación económica y cultural. Sin embargo, sólo se ha realizado un festival en San Pablo del Monte –donde inició el Programa Nacional de Cultura Comunitaria— y hace tres semanas comenzó Tlaxcalteatro, por el cual, con el Centro Cultural Helénico, se unieron 11 municipios para funciones de teatro sabatinas.
Avances intermitentes. De acuerdo con Salvador Sánchez, director de La Colmena Centro de Tecnologías Creativas “Grace Quintanilla”, este nuevo espacio se distribuye en 23 salones en el sótano del Palacio de la Cultura. Vía telefónica, explicó que desde enero comenzaron los trabajos en conjunto con la Universidad Autónoma de Tlaxcala, la Universidad Politécnica de Tlaxcala y el Instituto Tecnológico de Tlaxcala, para realizar el proyecto. Sin embargo, aún no realiza actividades diarias, y esto se constató durante la visita al recinto. “En mayo habilitamos los espacios y comenzamos actividades. Iniciamos con un presupuesto de 30 millones de pesos, pero esa cantidad se ha ido modificando. Actualmente en La Colmena trabajan 11 personas, pretendemos que haya actividades diarias a partir de agosto”, comentó Salvador Sánchez.
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