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Kaori
fue la musa del fotógrafo japonés Nobuyoshi Araki durante más de 15 años. Ahora la modelo acusa al controvertido artista de haberla explotado y utilizado , una tormentosa relación que sale a la luz impulsada por el movimiento #MeToo.
"Me convertí en su musa sin conocer nada de ese mundo. Nunca supe para que se utilizaban esas fotos, dónde se publicaban. Viví a su sombra de una forma insana", revela ahora Kaori en declaraciones a Efe.
La modelo, que posó para Araki entre 2001 y 2016, denuncia que el fotógrafo no le respetaba a nivel creativo ni pagaba todas sus sesiones e, incluso, invitaba a otras personas para asistir a los posados de desnudos que tomaba de ella.
Fotografía de Nobuyoshi Araki.
"Al principio le admiraba como artista, pero él sólo me usaba para su conveniencia", revela decepcionada y animada por la llegada del movimiento #MeToo a Japón.
A Araki, de 77 años y cuya obra se centra principalmente en el sexo y la muerte , se le distingue por sus provocadores retratos de mujeres desnudas, atadas y suspendidas, siguiendo los códigos del "kinbaku" , el ancestral arte de anudamiento erótico japonés.
La modelo y bailarina, que posó para él desnuda y en ropa interior en decenas de ocasiones, afirma que el artista, que no ha querido pronunciarse tras sus denuncias, comenzó a sacarle fotografías sin previo aviso, sin firmar ningún contrato y sin entregarle después ningún porcentaje de los derechos de autor que le correspondían por su labor.
Kaori, que regenta ahora una escuela de baile en Tokio, no acusa al fotógrafo de acoso sexual, aunque sí mantiene su "decepción" por los años en los que trabajaron juntos y cómo estos le llevaron a tener pensamientos suicidas.
La obra erótica y lírica del fotógrafo nipón, que incluye más de 500 publicaciones, parte de la premisa de que las fotografías son falsedades que no representan ni la realidad ni los hechos, y por ello opta por teatralizar las imágenes, algunas de las cuales le han valido críticas desde sectores feministas y conservadores.
Una de sus publicaciones es "Kaori sex diary" ("El diario del sexo de Kaori"), que cuenta con la modelo como protagonista aunque ella no autorizó ni su titulo ni el contenido.
"Después de que se publicaran estas imágenes, un acosador entró en mi casa y me tuve que mudar a un apartamento con más seguridad", detalla.
Kaori releva además que Araki invitaba a miembros de la prensa o colegas de profesión a fotografiar las sesiones a pesar de la negativa de ella a aparecer desnuda delante de extraños.
"Todo era excesivo y extremo", explica la bailarina, que se decide a hablar ahora con motivo de la inauguración el pasado febrero de una gran retrospectiva sobre Araki en el Museum of Sex (Museo del Sexo) de Nueva York, en la que también aparecen fotos suyas.
No fue hasta 2016 cuando decidió cortar lazos con el artista y trabajar exclusivamente en su escuela de baile, sin embargo, el fotógrafo nipón jamás accedió a su solicitud de dejar de incluir sus retratos en diferentes exposiciones bajo el pretexto de que la modelo "no tenía ningún derecho sobre ellas", señala.
Además de Kaori, otra mujer que modeló para él entre 2003 y 2013 denunció en una reciente entrevista al New York Times que habían sido publicadas fotos suyas desnuda sin que ella tuviera conciencia de se habían tomado, por lo que finalmente la galería que representa a Araki se vio obligada a eliminarlas.
El caso de Kaori ha reabierto el debate sobre las relaciones de abuso de poder que se producen entre artista y modelo, así como del silencio generalizado que todavía existe en Japón en cuanto al acoso hacia las mujeres.
"Otras modelos me contaron situaciones parecidas, pero no se atreven a acusarlo", concluye Kaori.
Durante muchos años, la principal modelo de Araki fue su mujer, Yoko, su fallecimiento en 1990 víctima de un cáncer de útero marcó profundamente la temática posterior del artista, donde destacan la ciudad de Tokio, la muerte, el sexo, las mujeres y las flores.
akc