Deseosa de hablar de su generación, de las mujeres nacidas en los 60 y la relación que hoy tienen con su cuerpo, de la maternidad o su negativa a haberla ejercido, de la vida y del amor, de su relación con los hombres y sobre todo de lo que quieren hoy, Mónica Lavín quiso en Todo sobre nosotras —su más reciente novela (Planeta)— rendir homenaje a la amistad entre mujeres.

A través de la complicidad femenina entre cuatro amigas: Alejandra, Carla, Nuria y Renata, ella quiso abrir una especie de pausa o una ventana desde la que habla con sus otras, con sus contemporáneas y se confronta con sus propias dudas y oscuridades. “Hay incluso un momento en que todas mis protagonistas quieren salir huyendo de eso que está pasando que es revisarse, plantearse quiénes son y qué les gusta”, comenta la narradora.

En entrevista, asegura que quizás esta es una novela del acomodo, “porque también es el acomodo del cuerpo en el que viven ahora a sus 60 años, del cuerpo que no necesariamente tiene una mente de 60 años, cómo es el diálogo entre mente y cuerpo, cómo es este diálogo con el decaimiento pero también con el deseo, con los proyectos que construyeron de familia, de pareja; las que optaron porque la maternidad no era el camino, se confrontan eso que se espera de las mujeres”.

La escritora y colaboradora de EL UNIVERSAL, sostiene que no era un propósito hablar de la condición de ser mujeres, pero ellas son mujeres y hablan cada una de su relación con su cuerpo, con las decisiones, con su época, con los hombres que las han acompañado, con los que han elegido que las sigan acompañando o los que han desechado.

“Quizás era más una reflexión de ser mujer pero en ese pedazo del siglo que ha recorrido mi generación, porque es una conversación que yo tengo con mis amigas, una conversación que yo me ha hago, pero que desde la actualidad la contrasto con lo que está ocurriendo con las mujeres más jóvenes, sus proyectos, sus desencantos”, asegura.

Nuevos temas y preguntas

Mónica Lavín dice que el #MeToo no había aparecido en el momento en que estaba escribiendo Todo sobre nosotras, pero en este momento ese movimiento que surgió y que tiene gran vida, la ha llevado a otras reflexiones que no se hacía antes, y que ahora se hace post escritura de la novela.

El #MeToo la ha llevado a preguntarse qué clase de mundo vivían sus personajes y qué clase de mundo vivían sus padres, cuál era la condición de la mujer, por ejemplo. “Esas son algunas de las preguntas que yo me hago después de la escritura de la novela, cuando la escribí yo quería poner a girar el mundo de ellas sin una intención de revelar la condición de la mujer, sino ver la condición humana en esta circunstancia de que ellas son mujeres y les interesa el mundo de sus cuerpos. Ese tema les interesa a ellas de una manera distinta de cómo les podría interesar a ellos”.

Esta mirada a tiempos distintos de los que privan en la actualidad, tras las manifestaciones y marchas de las mujeres, sobre todo, muy jóvenes, ha llevado a Mónica Lavín a ampliar sus reflexiones y le ha hecho ver esta gran consideración sobre las mujeres de nuestra época.

“Esta actitud muy beligerante de las mujeres más jóvenes me revela que aún hay tanto por hacer; nosotros creíamos que vivíamos en un mundo donde no había que luchar por un puesto de trabajo por ser mujer, esa es la impresión que he tenido, pero ahora me doy cuenta que ha faltado toda una educación de una parte del sector masculino”, dice.

Y es justo un sector, el masculino, que no quiere excluir. “Estas mujeres de mi novela no creen en exclusión, y yo tampoco creo. Yo creo en la construcción de mundos de respeto y dignidad para quien sea, para cualquiera que piense como piense”, afirma.

Aunque Mónica Lavín concibe que escribir una novela es un acto optimista y su idea ha sido siempre proponer un diálogo sobre la condición de la mujer, reconoce que el mundo seguirá teniendo sus fisuras muy violentas, no solo contra las mujeres, sino contra el abuso de los menores, el maltrato contra la mujer, por lo que asegura que lo que tenemos que abandonar es el cliché de ser mujer.

“Mis personajes mujeres, en mi narrativa, han querido abandonar ese cliché de ser mujer. Que no se espere que por ser mujeres somos dulces, dóciles, acomedidas y que nos portamos bien; no, también nos portamos mal y somos capaces de la violencia, claro; yo siempre he defendido esto, porque tampoco somos siempre víctimas; tampoco me interesa el discurso de la víctima; mis personajes no se sienten víctimas, se sienten artífices de su propio destino y que han tomado decisiones”, afirma.

A eso apunta Todo sobre nosotras. Una novela que pretende desentrañar el misterio de la amistad entre mujeres a través de la historia de cuatro amigas, que sin quererlo tienen mucho de ellas y de varias de sus amigas, que por cierto, muchas son escritoras.

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