“Milan Kundera encontró en la novela latinoamericana un nuevo aflujo del arte novelesco, especialmente el don narrativo”, asegura Anna Housková, catedrática de la Universidad Carolina, de la República Checa, al hablar del impacto que la literatura del Boom tuvo en el célebre autor de La insoportable levedad del ser, fallecido el pasado martes, a los 94 años, en su casa de París, y quien que fue una de las grandes voces de la literatura mundial y eterno candidato al Premio Nobel de Literatura.
Con la muerte del escritor checo nacionalizado francés concluye un lazo de amistad literaria del narrador con América Latina, una amistad que se comenzó a tejer en el otoño de 1968, cuando tres escritores del Boom latinoamericano: Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes y Julio Cortázar visitaron Praga y pasaron una semana con Milan Kundera. Tres de ellos escribieron sobre el significado de ese encuentro en sus vidas.
Leer también: Milan Kundera, entre la levedad y la inmortalidad en ocho libros
“Fue entonces cuando vinieron a Praga, invitados por ella (Unión de Escritores), tres novelistas latinoamericanos: Julio Cortázar, Gabriel García Márquez y Carlos Fuentes. Vinieron discretamente, en su calidad de escritores. Para ver. Para comprender. Para alentar a sus colegas checos. Pasé con ellos una semana inolvidable. Nos hicimos amigos. Y justo después de su partida pude leer, todavía en pruebas de imprenta, la traducción checa de Cien años de soledad. Fue el primer libro de Gabo que leí. Y quedé deslumbrado: pensé en el anatema que el surrealismo había lanzado sobre el arte de la novela al que había estigmatizado como antipoético, y cerrado por completo a la libre imaginación”, escribió Milan Kundera en un texto que se publicó en 2002 en la revista Cambio, a propósito del cumpleaños 75 de Gabriel García Márquez.
Nacido el 1 de abril de 1929 en Brno (hoy República Checa), el escritor publicó en 1967 su novela revelación, La broma, pero se consagró a nivel mundial con La insoportable levedad del ser (1984), sobre todo a partir de 1988, cuando ese libro que es un retrato sarcástico de la condición humana y una de las novelas contemporáneas más influyentes, fue llevada al cine por Philip Kaufman.
Desde joven Kundera siempre tuvo un interés por el don narrativo que encontró también en Carlos Fuentes, como lo señala la hispanista y estudiosa de su obra, Anna Housková, en entrevista con EL UNIVERSAL.
“El valor de la novela como género inconcluso y plural, como un modelo de la cultura moderna occidental, emparenta a Milan Kundera con Carlos Fuentes. La comprensión mutua de los dos escritores va más allá de la amistad personal. Ambos compartían la importancia vital de la novela: El arte de la novela, de Kundera, y el Valiente mundo nuevo, de Fuentes, dos libros capitales sobre el género novelesco, lo testimonian, igual que los ensayos que se han dedicado mutuamente. El ensayo de Fuentes ‘Milan Kundera: El idilio secreto’, publicado primero en Geografía de la novela y luego en el libro Los 68: París, Praga, México, fue traducido también al checo. Por su parte, Milan Kundera le ha dedicado a Carlos Funetes el artículo ‘Otro continente’, publicado en La Nación (2001)”, afirma Anna Housková.
La autora de Visión de Hispanoamérica. Paisaje, utopía, quijotismo en el ensayo y en la novela, reconoce que la afinidad entre el escritor mexicano y el checo insinúa algo común entre los países.
“Kundera subrayaba que nuestros territorios ocupaban un puesto clave en la evolución de la novela del siglo XX: primero los novelistas centroeuropeos (Broch, Musil, Kafka), luego los novelistas latinoamericanos. Nuestros dos mundos son regiones de la novela y, a la vez, regiones de diversidad de lenguas y tradiciones, regiones transculturadas de una u otra forma. Esta vecindad inesperada la descubrimos con Milan Kundera, quien la ha llamado ‘un puente plateado, etéreo, tembloroso... entre nuestra pequeña Europa Central y la inmensa América Latina’”, puntualiza Housková.
Kundera escribió sobre Terra Nostra, de Fuentes, a la que llamó “Terra Nova” y definió como una “novela-sueño”. Dijo: “La expansión de la novela, la exploración de sus posibilidades, el viaje hasta el borde de lo que solo un novelista puede ver y decir”, en el epílogo de la traducción de Terra Nostra que hizo Margaret Sayers. También habló de esa novela en su libro El arte de la novela.
Milan Kundera “murió el mediodía del martes 11 de julio de 2023”, precisó ayer miércoles su editor, Gallimard, en un comunicado: “Lamentablemente puedo confirmar que el señor Milan Kundera falleció ayer (martes) tras una prolongada enfermedad”, declaró Anna Mrazova, portavoz de la Biblioteca Milan Kundera, en la ciudad checa de Brno.
El también autor de La inmortalidad y El libro de los amores rídiculos, entre otras, fue un retratista sarcástico de la condición humana y forma parte de una reducida estirpe de escritores, como el ruso Vladimir Nabokov, que decidió cambiar de lengua a mitad de su carrera literaria. Tomó el francés a mediados de los 80, instalado en París, tras ser exiliado de su patria.
Marcado por el totalitarismo comunista que vivió su país durante buena parte del siglo XX, Kundera fue despojado de su nacionalidad durante la Primavera de Praga, el movimiento de reforma de 1968 aplastado por la Unión Soviética. Adoptó la nacionalidad francesa en 1981 y no volvió a recuperar su nacionalidad checa hasta 2019. Regresó regularmente a la República Checa y a su ciudad natal, pero la mayoría de veces de incógnito.
Como muchos otros exiliados, la relación con su país fue compleja, incluso tras el regreso de la democracia al bloque de Europa del Este. Algunos intelectuales checos le reprochaban su escasa actividad pública en favor de su cultura natal.
Leer también: Qué otros títulos leer de Milan Kundera, además de "La insoportable levedad del ser"
Quedan sus novelas y ensayos en los que abordó la alienación que provoca el exilio y los sistemas totalitarios; el tiempo como un problema espiritual o psicológico; los dramas de las relaciones de pareja; la identidad. Decía: “La condena del totalitarismo no merece una novela”, también que “la novela, en tanto que modelo de ese mundo, fundamentado en la relatividad y ambigüedad de las cosas humanas, es incompatible con el universo totalitario.”
Kundera era un autor universal, conocido y traducido (a más de 50 lenguas), pero muy discreto. Su muerte la lamentaron escritores y editoriales, instituciones culturales, políticos y miles de lectores de todo el mundo.
Su consagración final en Francia llegó en 2011 con la publicación de su obra en la Biblioteca de la Pléyade, una colección de Gallimard que ofrece ediciones de referencia tanto por el análisis de expertos como por el lujo de su elaboración (cuero e hilo de oro). Aunque según recuerda Le Monde, el autor sólo validó para ese evento editorial 11 novelas, una obra de teatro y cuatro ensayos.
En marzo de 2022, editorial Planeta en España y México, inició el relanzamiento de la obra de Kundera, con nuevas portadas.
En 2001 obtuvo el Gran Premio de Literatura de la Academia Francesa por el conjunto de su obra. Kundera fue celoso de su intimidad, no concedía entrevistas personales desde 1985, aunque sí respondía a cuestionarios por escrito. Hasta su final vivió en el centro de París junto con su esposa. *Con información de José Quezada y agencias