El Bessie Award es para su más reciente ganador, el bailarín y coreógrafo Raúl Tamez , un premio significativo porque lo han recibido figuras de primer nivel en el quehacer escénico internacional: William Forsythe, Billy T. Jones, Édouard Lock, Ana Teressa de Keermarker, Jerome Bel y Robert Wilson, entre otros coreógrafos que a Tamez le parecían inalcanzables durante sus años de formación. “De entrada, el hecho de haberlo ganado yo, me tomó por sorpresa y me pareció increíble”, afirmó, en entrevista, el bailarín.
Sobre la pieza con la que ganó, “Migrant Mother/Madre Migrante”, la cual le fue comisionada por la Limon Dance Company y se estrenó en el Joyce Theater de Nueva York en abril, Tamez enlistó ciertos elementos de la obra: primero, el canto cardenche, ”un canto polifónico estremecedor del norte del país, que interpretan hombres casi siempre embriagados con sotol. En el caso de los bailarines, abordé todo desde el teatro físico y el uso de la voz, un interés reciente que, cuando tiene pertinencia y se hace con una emocionalidad convincente, puede ser interesante. En el escenario hay micrófonos ambientales y se escuchan los sonidos de la vida cotidiana”, abundó el también ganador del Premio Nacional de Danza Guillermo Arriaga en 2016.
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El eje de “Migrant Mother…” es el éxodo de los mexicanos en los Estados Unidos: la muerte de los migrantes al atravesar el desierto, los cuerpos que avanzan en masa hasta ser abatidos por las balas, las madres que buscan a sus hijos perdidos, “los cuerpos que avanzan al retroceder y retroceden al avanzar. Estos son los conceptos, las premisas, que fuimos elaborando a nivel corporal y que pueden ser estremecedores para ciertos espectadores”, detalló Tamez, quien, además, es autor de alrededor de 30 obras que ha presentado en todo el mundo.
Un elemento disruptivo de la pieza es —continúa el coreógrafo— la inclusión del audio de uno de los stand ups de Felipe Esparza, comediante y actor chicano que satiriza la situación de los mexicanos en Estados Unidos, ya sea exponiendo el desarrollo híbrido de las familias o la minimización de la importante fuerza de trabajo representada por los mexicanos en el vecino país del norte.
“Trabajamos con guiones potentes. Hay, por ejemplo, una especie de lucha libre, sin los simbolismos de la máscara y el ring; una lucha corporal, agresiva y violenta, que de alguna forma está expuesta como si las sociedades de ambos países vivieran en una especie de conflicto físico. A las audiencias estadounidenses esta escena les parece emotiva y las lleva al llanto”.
Para desarrollar la trama, Tamez entrevistó a varios mexicanos, sin documentos, establecidos en el barrio del Bronx.” La obra arranca con la muerte de los migrantes en el desierto, como un anuncio de la mexicanidad en conflicto, una mexicanidad que es un híbrido de distintas culturas y no termina por encontrar un solo canal”.
A este inicio le sigue una especie de baile ritual que alude tanto a la efigie de Coatlicue como a la asunción de la Virgen María y las danzas de la pluma y del venado, entremezcladas con la voz de Felipe Esparza. El clímax, un son de los Cojolites para representar las fiestas de pueblo.
Foto: Limón Dance Company
El grito y la representación del oxímoron son otros elementos de la pieza: la risa que proviene del dolor profundo, la celebración y la agonía, el llanto alegre, el placer y el dolor a través de la voz, “sonidos que están integrados en la pieza, en momentos específicos, y que pueden llegar a sobresaltar al espectador sensible”, dijo el bailarín y enlisto algunas de sus principales influencias (Pina Bausch y Lars von Trier) y otras más a las que no delimita un escenario: Franz Kafka y Henry Miller.
Foto: Limón Dance Company
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“Migrant Mother”, contó Tamez, fue comisionada como respuesta a una coreografía donde José Limón celebró el mestizaje desde una visión positiva e inspirada en una visita del artista a la iglesia de Santa María Tonantzintla, Puebla. “Los frailes franciscanos le permitieron a los habitantes de la región retratar, por primera vez, un poco de su cosmogonía en las paredes de la iglesia. Entonces, vemos a arcángeles con penachos o un Quetzalcóatl escondido. El templo se construyó encima de un lugar de adoración a Coatlicue, que es andrógino y tiene falda de serpientes”. Sin embargo, cuando Tamez visitó Tonantzintla, pensó que sería importante hablar de la brutalidad de la colonización y del aniquilamiento de la riqueza prehispánica.
En 2023, la obra se irá de gira por varias ciudades alemanas. Aún continúan las pláticas con el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) para presentar “Migrant Mother” en México, concluyó el coreógrafo.
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