Para el artista plástico Gabriel Macotela (Guadalajara, 1954) el arte, o las artes, son lenguaje. En medio de una explosión de expresiones artísticas que se entrelazan, la pintura parece resurgir en esta década, así lo apunta Macotela en entrevista con EL UNIVERSAL, en el Seminario de Cultura Mexicana, en donde este sábado expondrá una retrospectiva que mostrará 50 años de trayectoria artística y que también celebra su cumpleaños 70.
Discursos e ideas decadentes integran la obra plástica de Macotela, ya que, refiere, la crisis humanitaria está peor que nunca. Para remediar el problema, dice, tenemos la cultura, “pero nunca, en especial en este gobierno, tenemos buena difusión de la cultura. Es un problema de todos los gobiernos”.
Hoy, Macotela usa todavía aquellas enseñanzas que le dejó su paso por Suma (grupo de artistas preocupados por la violencia impartida por el Estado tras la matanza del 68 en Tlatelolco), ya que su producción artística aborda temas como el cambio climático, la guerra, la pobreza, la contaminación, la crisis económica y las contradicciones del capitalismo, problemas que afectan directamente a la gente. Además de pintor, Macotela se considera un activista que ve necesario hablar de los problemas que azotan a México y el mundo.
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Tras 50 años de carrera en la pintura, ¿Cómo concibe su estado?, ¿cree que quedó relegada en algún punto?
En el arte, es que hay muchos lenguajes y formas, pero creo que hay más lenguajes con los que los artistas se expresan, sobre todo el arte digital, el arte conceptual, pero también la pintura, y la pintura sigue siendo importante en el mundo. Hay gran variedad de artistas que pintan, siguen innovando.
¿Le ganó lo conceptual a la pintura?
En un momento sí, sobre todo en el boom del arte contemporáneo conceptual, hubo una especie de olvido de la pintura, de los pintores, por considerarlo un lenguaje caduco, fuera de lugar, pero hoy puedo decir que la pintura renació, y es que siempre ha renacido. Creo que este olvido que vivimos fue más una cuestión de mercadotecnia del arte contemporáneo, una especie de unión de artistas, galeristas, directores de museos, curadores, que hicieron el boom del arte contemporáneo que terminaron relegando a la pintura en décadas pasadas.
¿Se puede medir en calidad la pintura, la escultura, lo tradicional, con lo conceptual?
No, no creo que pueda existir ese balance. Es que los lenguajes son totalmente diferentes, aparte son temáticas diferentes, no se pueden comparar. En el arte actual podemos ver cosas muy interesantes, en algunos casos, considero, ha habido excesos y abusos, de vacíos en sus contenidos, de cosas que se hacen fáciles, pero hay cosas muy propositivas, bien hechas, que refrescan el panorama de las artes plásticas.
¿Cree que las corrientes artísticas que definieron a la pintura se están olvidando?
Creo que ya no podemos contar tanto con categorías como lo hacíamos antes. Ahora hay una mezcla más indefinida de todos los géneros, tanto de lo abstracto como el figurativo, así como lo concreto, lo minimalista y lo objetual y conceptual, creo que hoy vivimos una mezcla de diferentes lenguajes, de diferentes escuelas, pero no es malo, es maravilloso en cierta manera, tiene que ver con otras disciplinas de las artes plásticas y gráficas.
¿Cómo fue la curaduría de esta exposición?
Es una retrospectiva de 50 años de producción, y la selección estuvo a cargo de Felipe Leal y Rogelio Cuellar. Cabe destacar que mucha de la obra que se mostrará es de Rogelio Cuellar, de su colección personal, casi el 80%. También hay algunas obras mías que no había mostrado, así como de otros amigos.
Su obra dialogó en su momento con la crisis y la desigualdad. ¿Sigue en ese mismo diálogo?
Hoy dialoga con la parte urbana, el hombre dentro de este monstruo que conocemos como ciudad, con la arquitectura, pero de ahí parto al hacinamiento que vivimos, y luego con las reconstrucciones. Es una mezcla del hombre y la urbanidad. También exhibo una maqueta que aborda el tema de la contaminación, la devastación de la naturaleza y obra dedicada a la guerra de Palestina y Ucrania. También hay reflexión sobre los desaparecidos, y creo que en general hablo de la violencia y la impunidad. Me gusta opinar de estas crueldades y me considero un activista en ese sentido.
Sin embargo, el diálogo ha cambiado...
Sí, porque hace 40 o 50 años no existía este grado tan alto de violencia y devastación, de hacinamiento y de pobreza, en medio siglo todo ha empeorado, también los sistemas políticos. Mi obra es inspiración y diálogo con esta realidad cruel, así es la cultura, pero falta mucha divulgación de la cultura, lo padecemos gobierno tras gobierno. En este gobierno fue peor el apoyo a la cultura, habría que cambiar eso.
Ante la realidad, ¿de dónde toma la inspiración para crear?
Sigo viendo arquitectura, diseño gráfico, es lo que más me gusta apreciar, trato de verlo y estudiarlo, trato de que influya en lo que estoy produciendo.