Incluso si vives en Ciudad de México, es posible que hayas paseado en innumerables ocasiones por la calzada México-Tacuba sin ser consciente de toda la historia que esconde.
Entre monumentales edificios y espléndidos palacios, sus más de ocho kilómetros son un fascinante reflejo de la arquitectura y siglos de vida de la capital mexicana.
De hecho, esta avenida que atraviesa la ciudad desde el Zócalo del centro histórico está considerada como la calle más antigua de toda América.
Se calcula que ya desde el siglo XIV fue una de las calzadas originales de México-Tenochtitlan, la capital que los mexicas fundaron en 1325, según la teoría más extendida entre historiadores.
"Era de suma importancia al ser la principal vía que unía Tenochtitlan, que era una isla en el lago de Texcoco, con tierra firme", destaca Enrique Ortiz García, cronista de la capital y autor del libro "El mundo prehispánico para gente con prisa".
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Inicialmente era denominada calzada Tlacopan ("lugar sobre las varas" en náhuatl) porque llegaba hasta esta zona al oeste del valle de México, que actualmente se llama Tacuba. Fueron los españoles quienes le cambiaron el nombre tras su llegada.
"Cuando Hernán Cortés decide fundar la nueva Ciudad de México sobre las ruinas de Tenochtitlan, mantiene por motivos prácticos las calles principales que la dividían como una cruz en cuatro sectores. Y en esta calzada se empiezan a construir las primeras mansiones, templos…", le dice Ortiz García a BBC Mundo.
Pero esta arteria no solo acoge joyas arquitectónicas y monumentos: también ha sido escenario de grandes momentos históricos que hacen de ella uno de los lugares imprescindibles para conocer el pasado de Ciudad de México.
Estos son 5 de los lugares más emblemáticos que puedes descubrir si paseas por esta histórica calzada, actualmente dividida en cinco tramos: calle de Tacuba, avenida Hidalgo, avenida México-Tenochtitlan (hasta el pasado agosto llamada Puente de Alvarado por el conquistador español Pedro de Alvarado), Ribera de San Cosme y calzada México-Tacuba.
1. Plaza de la Noche Victoriosa
También este año, las autoridades de Ciudad de México cambiaron el nombre de la que hasta entonces se llamaba Plaza de la Noche Triste como homenaje a "la resistencia indígena" en el marco del 500 aniversario de la conquista de México.
Su denominación anterior se debía a que, según la leyenda, el conquistador Hernán Cortes lloró junto a un árbol de esta plaza tras perder una batalla en 1520 frente a los mexicas, quienes sitiaron a los españoles que habían llevado a cabo previamente la masacre de miles de jóvenes indígenas en el Templo Mayor.
La huida de los europeos se realizó por esta calzada de Tacuba y sufireron cientos de bajas. En la plaza aún pueden verse los restos del gran árbol de ahuehuete sobre el que supuestamente Cortés derramó sus lágrimas, si bien muchos expertos discrepan y aseguran que no hay pruebas documentales que avalen este episodio.
"Eso es un mito de la historia. Sin embargo, es un símbolo de mucha importancia por su significado, por la resistencia de los pueblos originarios ante los europeos", asegura Ortiz García.
En la actualidad, este árbol protegido por una pequeña reja y que ha sufrido varios incendios en su historia pasa sus días sin recibir demasiado interés de los mexicanos que caminan junto a la plaza ubicada en una transitada parte de esta histórica vía.
2. Museo Nacional de Arte
Uno de los últimos majestuosos palacios construidos durante el gobierno del general Porfirio Díaz es el antiguo Palacio de la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas, actualmente sede del Museo Nacional de Arte.
Fue inaugurado a inicios del siglo XX, con un estilo ecléctico propio de la época y elementos neoclásicos y renacentistas. El exterior está realizado en cantera gris. El interior está presidido por una espléndida escalera.
En este mismo espacio, antes se encontraba el hospital de San Andrés en el que se exhibió el cadáver embalsamado del emperador Maximiliano de Habsburgo tras su fusilamiento en Querétaro en 1867.
En ese lugar fue donde lo visitó prácticamente de incógnito el presidente mexicano Benito Juárez. "Se dice que al ver su cadáver pensó que tenía un cuerpo raro, desproporcionado y con las piernas demasiado largas", relata Ortiz García.
Frente a este edificio se encuentra una enorme estatua ecuestre del rey español Carlos IV. Después de que México lograra su independencia, "el Caballito" fue trasladado a diferentes lugares hasta acabar en este punto de la calle Tacuba. "México la conserva como un monumento de arte", se aclara en la base de la estatua.
3. Palacio Postal
Justo enfrente se encuentra el fastuoso Palacio Postal, un edificio repleto de ornamentaciones y colores dorados que atraen cada día a cientos de turistas.
Llamado la Quinta Casa de Correos, este palacio de 1907 es una muestra de eclecticismo que aglutina estilos como el gótico, el plateresco, el art nouveau y el mudéjar, entre otros.
Sus fachadas tienen adosados 15 lampadarios con forma de figuras fantásticas similares a dragones hechas en bronce macizo.
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En su interior, destacan los elegantes elevadores, grandes escaleras y bellas lámparas que transportan a los visitantes a otra época.
Eso sí, lejos de ser solo una especie de museo para turistas, sus grandes ventanillas y mostradores siguen recibiendo clientes como parte del Servicio Postal mexicano.
4. Café de Tacuba
Una casona del siglo XVII alberga el emblemático Café de Tacuba, cuyos salones han acogido reuniones y tertulias de artistas, intelectuales y presidentes durante generaciones.
Fundado en 1912, su decoración tiene un aspecto religioso con murales de arte sacro, óleos de arcángeles y grandes vitrales de colores.
El motivo de este estilo se debe a que, antes del café, en parte del inmueble se ubicaba el primer hospital psiquiátrico de mujeres de la época colonial y que era atendido por monjas. De hecho, el traje blanco y la cofia de las meseras actuales recuerda al uniforme que podían llevar las cuidadoras de entonces.
Una de su leyendas más conocidas es que, en ocasiones, el espíritu de una monja clarisa vaga flotando por el restaurante después de ser asesinada hace décadas por uno de los internos que cuidaba y que estaba enamorado de ella.
Lo que está más comprobado es que el Café de Tacuba estrenó la primera puerta giratoria de todo México, vio la grabación de películas entre sus muros e incluso el asesinato de un político. Y sí, el nombre de la banda mexicana Café Tacvba se debe a este lugar, pero le cambiaron una letra para evitar problemas legales.
5. Alameda Central
A lo largo de la calzada México-Tacuba surgieron algunos de los primeros lugares de esparcimiento de la época colonial.
Uno de ellos es la famosa Alameda Central, considerada como el primer parque público de toda América tras su inauguración a finales del siglo XVI por iniciativa del virrey Luis de Velasco.
La Alameda es uno de los puntos de reunión más entrañables para los habitantes de Ciudad de México, a quienes puedes ver sentados en sus bancas o paseando entre sus árboles y fuentes, especialmente en fin de semana.
Dado el gran número de monumentos y obras de arte que acoge, la Alameda puede ser casi considerada como un museo al aire libre. En ella se encuentra el imponente hemiciclo dedicado a Benito Juárez y, a un costado, el fascinante edificio del Palacio de Bellas Artes.
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