En África. Radiografía de un continente (Taurus), el escritor y diplomático Diego Gómez Pickering reúne crónicas de viaje, ensayos, entrevistas y reportajes de una región compuesta por 54 países de la que México se siente distante, a pesar de que representa su tercera raíz; un continente que los mexicanos suelen ver con desprecio y sin aceptar que hay una infinidad de problemáticas compartidas.
Lo hace a través de 21 textos que abrevan de los más de 50 viajes que ha realizado por África a lo largo de los últimos 30 años, a partir de investigaciones académicas, de documentación para proyectos literarios, y por el puro gusto de descubrir África. Gómez Pickering afirma que África está ahí en la génesis de México como nación y por eso quiso “hacer este libro como homenaje a nuestra raíz africana y para acercar a los lectores mexicanos a una realidad tan compleja, tan diversa, tan rica, tan edificante y tan molesta, en ocasiones, pero también tan alegre como la nuestra”.
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¿África, tan lejos y tan cerca?
Es una realidad que habla de migraciones, de violencia sistémica, de impunidad institucionalizada, pero también habla de una diversidad cultural enorme, de una riqueza natural y de una cara joven que tiene mucho que decir al mundo y desde México creo que tenemos que escucharlo porque es parte de nuestra esencia, de nuestra historia.
¿Por qué la rechazamos?
Creo que responde a dos factores, uno, a la distancia, la lejanía y el desconocimiento de sentir que es un continente que esté tan lejos, y esa distancia conlleva a un alejamiento que lleva a un desinterés, pero va muy vinculado con la ignorancia, que desde México lleva a un desprecio, podríamos denominarlo así, por el continente africano, por la realidad africana y por los africanos.
El otro factor es un racismo acendrado que heredamos del europeo, del español, del colonizador. La raza negra es una raza que a la fecha en todo el mundo es vilipendiada, es una raza que sufre en primera persona la discriminación y el racismo, y una raza, que, aunque es la nuestra, desde el inicio hemos también sojuzgado y subyugado tratando de eliminarla como si fuera algo malo como pertenencia.
¿Aun con problemas comunes?
Quien siga la actualidad sabe que lo que sucede en las rutas a través del desierto del Sahara y que criminalizan al migrante no es muy distinto de lo que sucede en las rutas que atraviesan el desierto entre Sonora y Arizona; lo que sucede en la valla que separa los asentamientos españoles de Melilla y Ceuta de territorio marroquí, sabe que no es algo muy distinto de lo que sucede en el río Bravo a raíz la colocación de estas boyas que han matado a mucha gente. La realidad africana, sea en lo económico, sea en lo político en el fortalecimiento de las instituciones democráticas, en la parte positiva o negativa, en la acendrada corrupción, es multicultural, diversidad de lenguas y de pueblos al interior de cada uno de los países son mosaicos, imágenes y realidades que resuenan para México porque son también realidades propias.
¿África debería ser un espejo donde vernos?
Esa es una parte importantísima, que empecemos a ver África como ese fragmento, ese mosaico compuesto por múltiples colores, múltiples formas y múltiples vías. Ver un poco más allá, creo que desafortunadamente vivimos una realidad y una coyuntura y una cotidianidad de tantos matices, tan compleja y tan triste, que es normal que casi involuntariamente bajemos la mirada y cerremos los ojos para tratar de abstraernos de esa realidad y eso nos separa del resto del mundo, pero es un error sobre todo si hablamos de África y sus 54 países.
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¿Tu propuesta es dejarnos de mirar al ombligo?
Mi propuesta, como han sido mis anteriores libros es tratar de mirar más allá, y mirar más allá para regresar la mirada a México y ver en México un país sí, con grandes retos, pero también con enormes oportunidades, y un país que bien o mal, ha aprendido de sus errores y camina hacia adelante.
¿En la actualidad parece que hemos perdido en diplomacia?
Somos producto del siglo XX, estamos siendo testigos de un nuevo orden mundial, es indiscutible esto, la convulsión que se vive en las sociedades, sea en Europa o en África misma, en América Latina, en los Estados Unidos, las distintas guerras que implican a numerosos actores de Siria a Yemen y por supuesto a Ucrania, dan cuenta de que hay una reconfiguración, un recalibramiento de poderes, de potencias, de prioridades, de conceptos.
En esta realidad tan difícil, tan compleja, creo que la diplomacia sigue siendo un fiel de la balanza y sigue siendo la única herramienta que tenemos a la mano para poder participar en la reconfiguración de ese orden mundial. México tiene una voz amplísima e importante que no sólo representa a los más de 120 millones de mexicanos que vivimos dentro de nuestras fronteras, sino a los casi 35 millones de mexicanos que viven en los Estados Unidos, también es la voz de los 500 millones de hispanohablantes del mundo y una voz que quizá, en la cacofonía de esta reconfiguración internacional se ha perdido un poco, pero tengo claro que los agentes diplomáticos mexicanos y el mexicano en general, hoy más que nunca, está consciente de que México no puede disociarse de lo que sucede en el resto del mundo.
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